Apoyando a Egipto, Jordania participó en la Guerra de los seis días, de 1967 entre Israel (otro estado de nueva creación) y los Estados Árabes de Siria, Iraq y Egipto. El conflicto duró solo seis días (5-10 Junio 1967) pero en tan corto espacio de tiempo y gracias al apoyo de Estados Unidos, Francia y Reino Unido, Israel se apoderó de la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán. Finalmente las presiones de la Unión Soviética obligaron a la retirada de estos países, pero los objetivos de Israel ya estaban logrados. Pese al optimismo inicial, dándose cuenta del problema que se les presentaba, Israel ofreció devolver las tierras conquistadas a fin de que la paz fuera duradera. En los "Acuerdos de Camp David" de 1982 la península del Sinaí volvió a Egipto y la Franja de Gaza quedó en poder palestino, de la misma manera que los Altos del Golán y Jerusalén Este quedaron incorporados al estado de Israel.
La historia de la región jordana empezó a escribirse alrededor del año 3000 a.C. cuando los descendientes de Sem se establecieron junto al río Jordán en las llamadas Tierras de Canaán. La región fue habitada por muy diferentes pueblos y culturas, desde los hititas a los amorreos, filisteos, jebuseos, hicsos, fenicios, arameos y hebreos. De todos ellos nos cuenta la Biblia diferentes aconteceres, conquistas y derrotas de unos y otros. Algunas de sus ciudades fueron Jericó, Ugarit, Jerusalén, Tiro, Sidón, Biblos, Damasco y Gaza, entre otras. Ciudades bien trazadas y dotadas de los mejores servicios de la época. La principal riqueza era la agricultura, buena parte de ella de regadío, aunque también las tierras de secano estaban bien trabajadas y destinadas al cereal, olivos y almendros.
Su situación estratégica propició también el auge del comercio y las ciudades pudieron contar con edificios públicos de buena factura. Aunque las guerras solían derruir buena parte de la ciudad, mayormente de adobe, y también los edificios más notables, al desaparecer el peligro los supervivientes reparaban una y otra vez los daños causados y la ciudad volvía a revivir, muchas veces ya con nuevos mandatarios. Las tribus hebreas fueron las últimas llegadas a la región en edad antigua. Lo hicieron hacia el 1400 a.C. expulsando a los cananeos o fundiéndose con ellos. Los israelitas eran descendientes de Jacob, luchadores incansables contra la idolatría y creyentes en un único dios al que llamaban Jahvéh o Jehová. Este monoteísmo no se consiguió hasta los tiempos de David y Salomón, hacia el 950 a.C.
Pero todos estos tiempos quedaron atrás. La historia más reciente de las tierras jordanas, nos habla de los Nabateos que, el año 312 a.C. y escapando de los Seleúcidas, construyeron su capital en Petra. Les ayudó la decadencia de un imperio formado por demasiadas cabezas pensantes; las de los generales de Alejandro Magno que se repartieron el imperio a su muerte. Su situación estratégica convirtió a Petra en punto de encuentro y parada de caravanas que aumentaron su riqueza y poder en la zona. Finalmente en el año 105 d.C. las tropas romanas de Pompeyo Magno se apoderaron del territorio y lo convirtieron en provincia romana con el nombre de Arabia Pétrea, con capitalidad en la ciudad de Petra. Ya en el siglo III Petra intentó rebelarse contra el invasor romano, pero sin conseguirlo.
RAFAEL FABREGAT
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