Con mi padre y mi madrastra. |
Hay que encontrar cientos de proveedores que corten las cañas de su cañar, las seleccionen y las aten en garbas y las pongan a pie de camión para que puedas comprarlas y llevártelas. Por supuesto, las que valen para hacer mangos de escoba no son más allá del 20%, motivo por el cual hay que buscar comprador para los tamaños restantes y desperdicios que se dedicarán a otros menesteres como la agricultura o para hacer cañizos, etc. Bien, ya tienes las cañas, pero hay que contratar los servicios del camión que las lleve a tu casa y operarios que corten los mangos. Claro que cortar los mangos no tiene nada de fácil, pues hay que seleccionar una vez más los grosores y eliminar las cañas o la parte de ellas que esté torcida. Ningún ama de casa quiere barrer con una escoba que tenga el mango torcido...
El taller de mi padre. |
Rafael Fabregat |
El operario fundamental es ahora el que hace el atado definitivo. El que se encarga de convertir el mango y el manojo de palma en una escoba.
Después se pelar la caña, se cepilla el palmito y se cortan las puntas sobrantes. Ya tenemos la escoba hecha y perfectamente presentada, pero hay que buscarle comprador.
Lo ideal en estos casos es buscar un representante que esté introducido en el ramo. Que trabaje otros productos similares del campo de la limpieza en general, porque tu no puedes vender las escobas de casa en casa y una a una. Habrá que venderlas al por mayor, en la suficiente cantidad que permita su envío a otras provincias e incluso al extranjero.
El dinero no se gana cargando un margen comercial elevado encima de los costes de un producto tan insignificante como es una escoba de palma y caña...
Probablemente el margen neto será de apenas unos céntimos y es en la cantidad donde está el negocio. No sería seguramente el caso del hombre de la foto, al que no conozco (foto de internet) y que, por lo rudimentario del banco de trabajo, no parece preparado para trabajar en cantidad. En nuestro taller llegamos a las 150.000 anuales*. Para ganar dinero, hay que hacer las cosas bien. Lo primero es la calidad, lo segundo el precio y lo tercero el servicio. Los clientes lo quieren todo bueno, bonito, barato y de hoy para mañana...
RAFAEL FABREGAT
(*).- Solo de palma, porque también hacíamos de Mijo.
Otro día os contaré...