Esta brevísima entrada, que hago a las 5 de la tarde del último día del año 2.010, es tan solo para agradecer la gentileza y amabilidad de aquellos que tienen a bien seguir mi Blog. Hace algo más de cinco meses, se me ocurrió poner un contador para saber si alguien tenía interés en leer los escritos de un simple jubilado sin preparación académica alguna, encontrándome con la sorpresa de que se han superado ya las 20.000 entradas.
Me consta mi escasa preparación, pero intento compensarla con la sinceridad y la buena fe de quien no pretende otra cosa que entretenerse y si, por añadidura, consigue entretener a los demás, miel sobre hojuelas.
Gracias a todos y ¡Feliz Año nuevo!
EL ÚLTIMO CONDILL (en España)
***ATTENTION***
Happy new year 2.011 for hall the persons of the world who take the surname Condill , descendants of those brave Irishes who pushed by the famine of the XVIIIth century, emigrated to The United States, South América and Europe.
- Fort St. John - Canadá
- Barrington - Illinois (Chicago)
- Phoenix - Arizona
- Orlando - Florida
- Washington
- Quebec - Canadá
- Reino Unido
PARA ESCRIBIR SOLO HAY DOS REGLAS, TENER ALGO QUE DECIR Y QUE TE DEJEN DECIRLO. (Rafael F. Condill)
31 de diciembre de 2010
28 de diciembre de 2010
0227- EL PIRINEO ARAGONÉS.
Una vez más voy a hablar de viajes. Tanto a mi mujer como a mí mismo, nos encanta viajar y sobre todo hacerlo en libertad; nada de viajes de Agencia, que también hemos hecho, pero que no acaban de gustarnos pues nos da la sensación de ser rebaño de corderos tras el despistado pastor. Claro que, cuando uno se hace viejo...
Visitados más de veinte países, conocidas todas las capitales de provincia españolas, visitados todos los pueblos de la provincia de Castellón y recorridos todos los caminos y lugares del término municipal de Cabanes...
- ¡Nos faltan los pirineos! -dijo mi mujer.
- Sí, pero... ¡tenemos que hacerlo bien! -le respondí pensativo.
Ya con los planos a la vista, añadí: Vamos a hacerlo en cuatro etapas... Primero haremos el Pirineo Aragonés, después el Catalano-occidental (Vall d'Arán, Alta Ribagorça y Pallars Sobirà), posteriormente el Pirineo Navarro y, para finalizar el Catalano-oriental (Ripollés, Garrotxa i Alt Ampurdà).
El resto lo tenemos visitado en múltiples viajes a Francia y Andorra. En esta cuarta etapa nuestro interés ya no estará en las cumbres pirenaicas, pero sí en la extensa riqueza del románico que encierran las iglesias y ermitas de estas comarcas.
Una fechas atrás ya relaté en este Blog nuestro viaje al Valle de Arán, etc., por lo que hoy toca el turno al realizado al Pirinéo Aragonés, para nosotros el que mejores recuerdos nos trae. ¿Será porque fue el primero?. No lo sé. Lo cierto es que lo pasamos de maravilla y maravillados quedamos ante todas y cada una de las visitas realizadas y de los paisajes contemplados.
Bien organizado, pocas cosas quedaron en el tintero.
Salimos de Cabanes de buena mañana, pero sin madrugar. ¿Acaso no estamos de fiesta?.
Subiendo por la A-23 y aunque un poco tarde almorzamos (brasa) en Barracas. Después, por Zaragoza, tranquilamente hacia Huesca; primera etapa del viaje. Instalación en el Hotel Pedro I de Aragón****. Visita de la ciudad en la que destacamos la Iglesia de San Pedro el Viejo (XII) con claustro y Panteón Real de los reyes de Aragón (Alfonso I "el Batallador" y Ramiro II "el Monje") y que exteriormente no permite ver la gran riqueza de su interior. La Catedral de Huesca... es una extraña mezcla de estilos que no nos gustó. Construida sobre templo romano y posterior mezquita árabe, fue iniciada en el XIII, finalizó en el XVI y por si todo lo dicho no fuera suficiente, en el XVII aún se sustituyeron retablos, capillas y sepulcros medievales por otros de estilo gótico y barroco. ¿Alguien da más?. Una locura, en la que el visitante no sabe hacia donde mirar y a qué atenerse.
El verdadero viaje se iniciaba a la mañana siguiente. Por la A-32 fueron apareciendo todos los destinos elegidos: el Castillo de Loarre, Riglos, Valle de Ansó, Valle de Echo y por la N-330, que baja de Candanchú, directos a la capital de la Jacetania. Pero, puntualicemos...
La primera parada fue en el Castillo de Loarre; construido en el siglo XI por el rey aragonés Sancho III, es la Fortaleza románica más importante de Europa. Como anécdota, decir que ha sido usado en numerosas grabaciones televisivas e incluso para el rodaje de alguna película.
La siguiente parada Riglos, con sus impresionantes mallos, formaciones geológicas del Mioceno, que en número de 18 y cada una con su propio nombre, son el paraíso de escaladores y amantes de la naturaleza.
Seguimos hacia Puente la Reina, cruce con la N-240 que va de Jaca a Pamplona girando hacia Berdún para subir por el Valle de Ansó. .Antes de llegar a esta población, que da nombre al valle, nos desviamos hacia el Valle de Echo, sin olvidar la visita al Monasterio románico de Siresa
Sobre basamentos visigodos, la primera documentación es del siglo IX aunque lo que hoy podemos admirar, es la reforma de la antigua abadía carolingia y fue construido en el siglo XI. En aquella época era sede episcopal y lugar donde se educó el rey Alfonso I el Batallador. Después de la visita tomamos la carretera local HU-212 que, pasando por Jasa y Aísa, nos permite visitar la Ermita románica de San Adrián de Sasabe.
Según el Padre Ramón de Huesca, la Ermita de Sasabe fue un cenobio visigótico en el que en el siglo X se refugiaron los obispos de Huesca en su huida de los árabes, llevándose con ellos el Santo Grial, lo que explica su trascendencia histórica.
Fue sede de los obispos de Huesca hasta 1.077, cuando se creó la nueva sede en Jaca. Totalmente contrarios a la perdurabilidad que siempre se buscó para la ubicación de estas construcciones, Sasabe está situada en la intersección de dos arroyos que acabaron enterrándola casi por completo.
Fue en el año 1.962 cuando, a petición de los vecinos, obreros de ICONA decidieron desenterrarla, viendo sorprendidos el perfecto estado de conservación.
El lecho del río está situado un metro más alto que el piso de la ermita por lo que, a pesar de los trabajos realizados, el agua fluye constantemente al interior.
Un sillar cercano a su portada sur, nos recuerda que aquí fueron enterrados tres obispos de Aragón.
Su acceso actual tampoco es fácil puesto que, situada a la otra parte del arroyo que fluye constantemente, es menester pasar sobre piedras situadas a tal fin.
Ya cansados, tras esta visita salimos a la N-330 que, por Samport y Candanchú, baja de Francia hasta Jaca.
Allí nos esperaba una cena suculenta y un merecido descanso en el Gran Hotel de Jaca.
El siguiente día fue espectacularmente fructífero también. Tras desayunar en el propio hotel, salimos por la N-240 en dirección Pamplona para 5 Km. después desviarnos a la izquierda. Allí está el pueblecito de Stª Cruz de la Serós e inmediatamente el Monasterio de San Juan de la Peña. Fue el más importante de Aragón durante la Edad Media y aunque ya había algún pequeño cenobio anterior, su construcción la inicia Sancho el Mayor en 1.026 siendo el rey Sancho Ramírez, en 1.071, quien lo cede a los monjes cluniacenses y favorece la reforma y la construcción del claustro, ya dentro del siglo XII.
En el piso superior, en lo que fuera antigua sacristía de la Iglesia Alta, se encuentra el Panteón Real, en el que fueron enterrados varios monarcas de Aragón y Navarra durante cinco siglos. Las tumbas, en tres órdenes superpuestos, presentan a la vista los pies del féretro. Fue reformado por Carlos III en 1.770 siguiendo las indicaciones del Conde de Aranda, que pidió ser enterrado en el atrio. La reforma, de tipo estético, solo consistió en el levantamiento de una pared delante de las tumbas, en la que se colocaron láminas de bronce con las inscripciones correspondientes al orden en que estaban situados los sepulcros.
De acuerdo con la leyenda española, la primera ubicación constatada del Santo Grial fue hacia el año 715 en una caverna del poblado de Yebra de Basa donde, ante los peligros de la invasión islámica, lo escondió el obispo Acisclo de Huesca hacia el año 715. No sabemos nada hasta dos siglos después, cuando los obispos de Huesca (s.X) se refugiaron en la ermita de San Adrián de Sásabe, llevándolo consigo.
Según la creencia popular, el último refugio del cáliz fue un hueco del ábside de San Pedro de Siresa, donde los obispos lo tenían escondido y desde el que lo trasladaron a San Adrián de Sásabe. Desde allí a San Pedro de la Sede Real de Bailo en 1.071 y después a la Catedral de Jaca, desde la que pasaría al Monasterio de San Juan de la Peña. Posteriormente fue el rey Martín I el Humano quien, en 1.399, se lo llevó al Palacio de la Aljafería, en Zaragoza donde estuvo durante más de veinte años, excepto un corto viaje que el rey hizo a Barcelona, llevándolo consigo. Posteriormente y ya de forma definitiva, se trasladó a la Catedral de Valencia.
Realizada la visita a San Juan de la Peña seguimos viaje por la misma carretera local hacia Jaca, por el Puerto de Oroel.
Desde allí Sabiñánigo y Biescas, donde nos desviamos por la N-260 hacia Toria para visitar el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Sin embargo el tiempo no acompañó y a partir de Toria empezó a llover. Eso no nos amilanó y seguimos subiendo, disfrutando de los espléndidos paisajes, muchas veces cruzados por numerosas torrenteras que caían incluso sobre la misma carretera. De pronto una inmensa replaza nos indicó el final del asfalto. Aparcamientos, Servicios y Oficina de información al visitante es lo único que la misma contiene. Desde ese punto son varios los senderos que en todas direcciones te llevan a conocer el impresionante paraje natural, pero todos ellos cerrados a vehículo alguno. La lluvia seguía y se imponía volver sobre nuestros pasos y seguir hasta Aínsa.
Aínsa en una interesante ciudad, con dos núcleos bien diferenciados. La antigua villa medieval, situada en un promontorio y la única que merecía nuestro interés y la nueva Aínsa creada en la parte baja, en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, donde vive el 90% de la población. La villa medieval de Aínsa queda para los artistas y bohemios que allí se han instalado y para los turistas. Toda la visita es de gran interés, destacando la Torre pentagonal del Tenente, la Plaza Mayor porticada y la Iglesia de Santa María (s.XI) que inicia su construcción en el s.XI y se consagra en 1.181.
Su torre, con saeteras para la defensa, tiene unas dimensiones únicas dentro del románico aragonés, por la sencilla razón de que tenía uso militar. Desde el primer tramo de la nave se accede al subterráneo y a la cripta situada bajo el presbiterio tomando gran similitud con la Catedral de Roda de Isábena, pero eso sería al día siguiente.
La villa medieval tiene solo dos calles, la Mayor y la de Arriba, que confluyen en la Plaza Mayor, toda ella porticada. Un conjunto especialmente interesante que hay que visitar. Visitada la villa descendimos a la nueva Aínsa, pernoctando en el Hotel DOS RIOS**. Capital del Sobrarbe y dentro de la comarca del Somontano adquirimos unas cajas de tan estupendo vino y continuamos viaje.
Tampoco el siguiente día tuvo desperdicio y no todo estaba programado.
Lo nuestro es alterar las rutas establecidas y, en este caso, lo hicimos despreciando la A-138 y siguiendo la Comarcal 260 hasta Campo y después la Local 1605, llegar a Roda de Isábena. Con menos de cincuenta habitantes es el pueblo más pequeño de España que cuenta con un templo cardenalicio. El obispo Sisebuto la consagró en el año 819, pero fue en el 956 cuando fue segregada de la diócesis de Urgel y convertida en sede episcopal con obispo propio. Su primer obispo fue Odisendo, que la consagró a San Vicente mártir en 957. Destruida por el hijo de Almanzor en el 1006 fue recuperada por los cristianos, consagrándola de nuevo en el 1030 a San Vicente y a San Valero. El altar mayor está situado en alto, sobre la nave central y bajo el mísmo una triple cripta de características similares a la de Aínsa, en la que se encuentra el sarcófago de San Ramón, obispo de Roda. (1104-1126)
Tiene también un interesante claustro, en cuyo centro se encuentra el único pozo o algibe de la población. Ejerció como catedral hasta el año 1149 cuando pasó su jurisdicción a Lérida, habiendo sido ocupada nada menos que por 13 obispos (hasta 1100), más otros 6 que lo fueron de Roda y Barbastro (1100-1149). Destruido el mobiliario y casi toda su ornamentación en la Guera Civil de 1936, una de las piezas más cotizadas que le quedan es la silla de San Ramón (s.IX); junto a ella las sandalias, un guante y la mitra que fueron sacadas del sarcófago del santo.
Quedaban dos visitas más. Una excelente y otra no tanto, pero así son los viajes. Tras la visita a Roda seguimos viaje hacia Graus. Capital nacional de la trufa negra, comimos en el Hotel Lleida, uno de los participantes en las jornadas gastronómicas, evento que ocurre cada sábado desde mediados de Diciembre hasta mediados de Marzo. A continuación la primera de las visitas:
Santuario de Torreciudad, construcción promovida por el Opus Dei, en moderno y feísimo ladrillo rojo. Había que huir con rapidez y lo hicimos por la A2210 en busca de Alquézar.
ALQUEZAR es harina de otro costal. Significa fortaleza y debe su nombre al castillo (Al-Qasr) construído en el siglo IX por Jalaf ibn Rasid. El encanto principal son sus casas y calles medievales, todas ellas de piedra y peatonales; la Colegiata de Santa María la Mayor, consagrada en el siglo XI y el Castillo.
Desde el casco urbano, una escalera construída en la misma piedra, baja hasta las profundidades del rio Vero, atravesando el monte que sustenta la villa por una cavidad horadada por el propio río.
Llaman a este recorrido las Pasarelas del Vero y merece la pena llevarlo a cabo por la belleza del barranco y la visita a sus covachos y muy especialmente la Cueva de Picamartillo.
Ya sin más preámbulos nos fuimos hacia Barbastro. El lugar previsto era el GRAN HOTEL CIUDAD DE BARBASTRO****. La cena, en el propio hotel, fue magnífica y tras un breve paseo por la calle peatonal de las inmediaciones, donde adquirimos algunos regalos para la familia, se impuso el descanso. Al día siguiente no madrugamos, no era necesario, por lo que tras un interesante desayuno bufé pagamos la cuenta y salimos a la carretera. Alrededor de 300 Km. nos separaban todavía de nuestra casa... Monzón, Lérida, Mora de Ebro, Tortosa, Amposta. Como es preceptivo, ya junto al mar paramos a comer los ansiados manjares mediterráneos. Después cogimos la autopista que nos llevaría rápidamente a Cabanes. Ya lo he dicho otras veces: ¡para ver lo bien que se está en casa, has de salir de casa...!
RAFAEL FABREGAT
Visitados más de veinte países, conocidas todas las capitales de provincia españolas, visitados todos los pueblos de la provincia de Castellón y recorridos todos los caminos y lugares del término municipal de Cabanes...
- ¡Nos faltan los pirineos! -dijo mi mujer.
- Sí, pero... ¡tenemos que hacerlo bien! -le respondí pensativo.
Ya con los planos a la vista, añadí: Vamos a hacerlo en cuatro etapas... Primero haremos el Pirineo Aragonés, después el Catalano-occidental (Vall d'Arán, Alta Ribagorça y Pallars Sobirà), posteriormente el Pirineo Navarro y, para finalizar el Catalano-oriental (Ripollés, Garrotxa i Alt Ampurdà).
Iglesia de San Pedro el Viejo. HUESCA. |
Una fechas atrás ya relaté en este Blog nuestro viaje al Valle de Arán, etc., por lo que hoy toca el turno al realizado al Pirinéo Aragonés, para nosotros el que mejores recuerdos nos trae. ¿Será porque fue el primero?. No lo sé. Lo cierto es que lo pasamos de maravilla y maravillados quedamos ante todas y cada una de las visitas realizadas y de los paisajes contemplados.
Bien organizado, pocas cosas quedaron en el tintero.
Salimos de Cabanes de buena mañana, pero sin madrugar. ¿Acaso no estamos de fiesta?.
Castillo de Loarre. |
Los mallos de Riglos. |
La primera parada fue en el Castillo de Loarre; construido en el siglo XI por el rey aragonés Sancho III, es la Fortaleza románica más importante de Europa. Como anécdota, decir que ha sido usado en numerosas grabaciones televisivas e incluso para el rodaje de alguna película.
La siguiente parada Riglos, con sus impresionantes mallos, formaciones geológicas del Mioceno, que en número de 18 y cada una con su propio nombre, son el paraíso de escaladores y amantes de la naturaleza.
Monasterio de Siresa. |
Sobre basamentos visigodos, la primera documentación es del siglo IX aunque lo que hoy podemos admirar, es la reforma de la antigua abadía carolingia y fue construido en el siglo XI. En aquella época era sede episcopal y lugar donde se educó el rey Alfonso I el Batallador. Después de la visita tomamos la carretera local HU-212 que, pasando por Jasa y Aísa, nos permite visitar la Ermita románica de San Adrián de Sasabe.
San Adrián de Sasabe. |
Fue sede de los obispos de Huesca hasta 1.077, cuando se creó la nueva sede en Jaca. Totalmente contrarios a la perdurabilidad que siempre se buscó para la ubicación de estas construcciones, Sasabe está situada en la intersección de dos arroyos que acabaron enterrándola casi por completo.
Fue en el año 1.962 cuando, a petición de los vecinos, obreros de ICONA decidieron desenterrarla, viendo sorprendidos el perfecto estado de conservación.
El lecho del río está situado un metro más alto que el piso de la ermita por lo que, a pesar de los trabajos realizados, el agua fluye constantemente al interior.
Un sillar cercano a su portada sur, nos recuerda que aquí fueron enterrados tres obispos de Aragón.
Su acceso actual tampoco es fácil puesto que, situada a la otra parte del arroyo que fluye constantemente, es menester pasar sobre piedras situadas a tal fin.
Ya cansados, tras esta visita salimos a la N-330 que, por Samport y Candanchú, baja de Francia hasta Jaca.
Allí nos esperaba una cena suculenta y un merecido descanso en el Gran Hotel de Jaca.
El siguiente día fue espectacularmente fructífero también. Tras desayunar en el propio hotel, salimos por la N-240 en dirección Pamplona para 5 Km. después desviarnos a la izquierda. Allí está el pueblecito de Stª Cruz de la Serós e inmediatamente el Monasterio de San Juan de la Peña. Fue el más importante de Aragón durante la Edad Media y aunque ya había algún pequeño cenobio anterior, su construcción la inicia Sancho el Mayor en 1.026 siendo el rey Sancho Ramírez, en 1.071, quien lo cede a los monjes cluniacenses y favorece la reforma y la construcción del claustro, ya dentro del siglo XII.
En el piso superior, en lo que fuera antigua sacristía de la Iglesia Alta, se encuentra el Panteón Real, en el que fueron enterrados varios monarcas de Aragón y Navarra durante cinco siglos. Las tumbas, en tres órdenes superpuestos, presentan a la vista los pies del féretro. Fue reformado por Carlos III en 1.770 siguiendo las indicaciones del Conde de Aranda, que pidió ser enterrado en el atrio. La reforma, de tipo estético, solo consistió en el levantamiento de una pared delante de las tumbas, en la que se colocaron láminas de bronce con las inscripciones correspondientes al orden en que estaban situados los sepulcros.
De acuerdo con la leyenda española, la primera ubicación constatada del Santo Grial fue hacia el año 715 en una caverna del poblado de Yebra de Basa donde, ante los peligros de la invasión islámica, lo escondió el obispo Acisclo de Huesca hacia el año 715. No sabemos nada hasta dos siglos después, cuando los obispos de Huesca (s.X) se refugiaron en la ermita de San Adrián de Sásabe, llevándolo consigo.
Según la creencia popular, el último refugio del cáliz fue un hueco del ábside de San Pedro de Siresa, donde los obispos lo tenían escondido y desde el que lo trasladaron a San Adrián de Sásabe. Desde allí a San Pedro de la Sede Real de Bailo en 1.071 y después a la Catedral de Jaca, desde la que pasaría al Monasterio de San Juan de la Peña. Posteriormente fue el rey Martín I el Humano quien, en 1.399, se lo llevó al Palacio de la Aljafería, en Zaragoza donde estuvo durante más de veinte años, excepto un corto viaje que el rey hizo a Barcelona, llevándolo consigo. Posteriormente y ya de forma definitiva, se trasladó a la Catedral de Valencia.
Realizada la visita a San Juan de la Peña seguimos viaje por la misma carretera local hacia Jaca, por el Puerto de Oroel.
Desde allí Sabiñánigo y Biescas, donde nos desviamos por la N-260 hacia Toria para visitar el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Sin embargo el tiempo no acompañó y a partir de Toria empezó a llover. Eso no nos amilanó y seguimos subiendo, disfrutando de los espléndidos paisajes, muchas veces cruzados por numerosas torrenteras que caían incluso sobre la misma carretera. De pronto una inmensa replaza nos indicó el final del asfalto. Aparcamientos, Servicios y Oficina de información al visitante es lo único que la misma contiene. Desde ese punto son varios los senderos que en todas direcciones te llevan a conocer el impresionante paraje natural, pero todos ellos cerrados a vehículo alguno. La lluvia seguía y se imponía volver sobre nuestros pasos y seguir hasta Aínsa.
Aínsa en una interesante ciudad, con dos núcleos bien diferenciados. La antigua villa medieval, situada en un promontorio y la única que merecía nuestro interés y la nueva Aínsa creada en la parte baja, en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, donde vive el 90% de la población. La villa medieval de Aínsa queda para los artistas y bohemios que allí se han instalado y para los turistas. Toda la visita es de gran interés, destacando la Torre pentagonal del Tenente, la Plaza Mayor porticada y la Iglesia de Santa María (s.XI) que inicia su construcción en el s.XI y se consagra en 1.181.
Su torre, con saeteras para la defensa, tiene unas dimensiones únicas dentro del románico aragonés, por la sencilla razón de que tenía uso militar. Desde el primer tramo de la nave se accede al subterráneo y a la cripta situada bajo el presbiterio tomando gran similitud con la Catedral de Roda de Isábena, pero eso sería al día siguiente.
La villa medieval tiene solo dos calles, la Mayor y la de Arriba, que confluyen en la Plaza Mayor, toda ella porticada. Un conjunto especialmente interesante que hay que visitar. Visitada la villa descendimos a la nueva Aínsa, pernoctando en el Hotel DOS RIOS**. Capital del Sobrarbe y dentro de la comarca del Somontano adquirimos unas cajas de tan estupendo vino y continuamos viaje.
Tampoco el siguiente día tuvo desperdicio y no todo estaba programado.
Lo nuestro es alterar las rutas establecidas y, en este caso, lo hicimos despreciando la A-138 y siguiendo la Comarcal 260 hasta Campo y después la Local 1605, llegar a Roda de Isábena. Con menos de cincuenta habitantes es el pueblo más pequeño de España que cuenta con un templo cardenalicio. El obispo Sisebuto la consagró en el año 819, pero fue en el 956 cuando fue segregada de la diócesis de Urgel y convertida en sede episcopal con obispo propio. Su primer obispo fue Odisendo, que la consagró a San Vicente mártir en 957. Destruida por el hijo de Almanzor en el 1006 fue recuperada por los cristianos, consagrándola de nuevo en el 1030 a San Vicente y a San Valero. El altar mayor está situado en alto, sobre la nave central y bajo el mísmo una triple cripta de características similares a la de Aínsa, en la que se encuentra el sarcófago de San Ramón, obispo de Roda. (1104-1126)
Tiene también un interesante claustro, en cuyo centro se encuentra el único pozo o algibe de la población. Ejerció como catedral hasta el año 1149 cuando pasó su jurisdicción a Lérida, habiendo sido ocupada nada menos que por 13 obispos (hasta 1100), más otros 6 que lo fueron de Roda y Barbastro (1100-1149). Destruido el mobiliario y casi toda su ornamentación en la Guera Civil de 1936, una de las piezas más cotizadas que le quedan es la silla de San Ramón (s.IX); junto a ella las sandalias, un guante y la mitra que fueron sacadas del sarcófago del santo.
Quedaban dos visitas más. Una excelente y otra no tanto, pero así son los viajes. Tras la visita a Roda seguimos viaje hacia Graus. Capital nacional de la trufa negra, comimos en el Hotel Lleida, uno de los participantes en las jornadas gastronómicas, evento que ocurre cada sábado desde mediados de Diciembre hasta mediados de Marzo. A continuación la primera de las visitas:
Santuario de Torreciudad, construcción promovida por el Opus Dei, en moderno y feísimo ladrillo rojo. Había que huir con rapidez y lo hicimos por la A2210 en busca de Alquézar.
ALQUEZAR es harina de otro costal. Significa fortaleza y debe su nombre al castillo (Al-Qasr) construído en el siglo IX por Jalaf ibn Rasid. El encanto principal son sus casas y calles medievales, todas ellas de piedra y peatonales; la Colegiata de Santa María la Mayor, consagrada en el siglo XI y el Castillo.
Desde el casco urbano, una escalera construída en la misma piedra, baja hasta las profundidades del rio Vero, atravesando el monte que sustenta la villa por una cavidad horadada por el propio río.
Llaman a este recorrido las Pasarelas del Vero y merece la pena llevarlo a cabo por la belleza del barranco y la visita a sus covachos y muy especialmente la Cueva de Picamartillo.
Ya sin más preámbulos nos fuimos hacia Barbastro. El lugar previsto era el GRAN HOTEL CIUDAD DE BARBASTRO****. La cena, en el propio hotel, fue magnífica y tras un breve paseo por la calle peatonal de las inmediaciones, donde adquirimos algunos regalos para la familia, se impuso el descanso. Al día siguiente no madrugamos, no era necesario, por lo que tras un interesante desayuno bufé pagamos la cuenta y salimos a la carretera. Alrededor de 300 Km. nos separaban todavía de nuestra casa... Monzón, Lérida, Mora de Ebro, Tortosa, Amposta. Como es preceptivo, ya junto al mar paramos a comer los ansiados manjares mediterráneos. Después cogimos la autopista que nos llevaría rápidamente a Cabanes. Ya lo he dicho otras veces: ¡para ver lo bien que se está en casa, has de salir de casa...!
RAFAEL FABREGAT
27 de diciembre de 2010
0226- NAVIDADES 2.010.-Segunda parte.
En el capítulo anterior hablé de amor, de compras y de tarjetas. Aunque las tres cosas forman parte del día a día a lo largo del año, nunca en tanta cantidad como en estas fechas; es lo que toca en Navidad. Son fechas de excesos en la comida, en la bebida, en los juguetes, en los regalos...
La celebración, cuando la plantilla es numerosa, ya empieza con los compañeros de trabajo y ha sido bautizada como "comida de empresa". Pero, con esa comida, la cosa no ha hecho más que empezar...
Al día siguiente o ese mismo día cuando llegas a tu casa, quizás un poco achispado por los efluvios del buen vino que el jefe encargó para la comida, de los brindis y los cubatas de rigor, tu mujer se enfunda su mejor abrigo (porque dicho sea de paso, hace un frío del carajo) y te dice que os vais de compras. Tu estabas soñando con dejarte caer en el sofá, pero no estamos para broncas y disimulando tu "bienestar general" acatas las órdenes y te pones al volante, a riesgo de que te hagan soplar y quede al descubierto tu veneración al dios Baco.
Mariscos, bebidas, regalos para los hijos y sus parejas, detalle para tus cuñados, juguetes para nietos y sobrinos, corbata y pañuelo para los padres, calcetines o zapatillas calientes para los abuelos, detalle para los amigos, lotería para todos. Y la tarjeta se calienta (fsssssssssssssss) y se sigue calentando (FSSSSSSSSSSSS) hasta que de pronto...
- Perdone Ud. caballero, pero no me la coge -dice la dependienta.
La primera cita y la más entrañable es la cena de Nochebuena aunque, en nuestro caso, limitada tan solo a padres, hijos y nietos. En épocas anteriores, cuando los abuelos estaban bien, también ellos formaron parte de esta cena pero, cuando ya son muy mayores, los abuelos quieren cenar pronto y acostarse. En ese momento en que tus padres, por una simple cuestión de edad, fallan a la cena de Nochebuena, quedas solamente con tus hijos y tus nietos, es decir: ¡pasas tu a ser el abuelo! Difícil papeleta, pero la vida es así de dura y de natural. Poco a poco, casi sin darnos cuenta, vamos dejando paso a las nuevas generaciones. Así ha sido siempre y así seguirá por los siglos de los siglos. Esta cena, siempre muy afectiva, es muy variable dependiendo del momento que la familia esté atravesando. En nuestro caso y aunque se nos haya roto una pata de la mesa, este es el mejor momento.
Los viejos ya marcharon, nosotros (los abuelos) estamos perfectamente bien y los nietos empiezan a estar en un buen momento para disfrutar de los muchos regalos que, bajo el árbol de Navidad, nacen como setas en plena temporada. Los niños disfrutan al abrir cada una de las cajas y padres y abuelos disfrutamos tanto como ellos o más, al ver su alborozo.
La vida es corta y la salud efímera, por lo que no hay tiempo que perder. Así pues, por mucho que nos duela tener la mesa rota, no vamos a perder este momento de felicidad que creemos tener merecido. Cuidamos a nuestros mayores hasta el final de sus días; a los hijos hasta que se emanciparon y a los nietos siempre que nos los quieren traer. ¿Qué más podemos hacer nosotros?
Tras los excesos de la Nochebuena, llega el día de Navidad. A los comensales de la noche anterior se unen los hermanos, en mi caso cuñados, sus hijas y compañeros ¿o debería decir maridos?. La mesa se alarga o se cambia a lugares más amplios.
Para que el estómago pueda sobrellevar con entereza los excesos de la Nochebuena, la tradición manda que la mesa esté a rebosar de entrantes cárnicos de todo tipo y de la mejor calidad acompañados, naturalmente, de excelentes vinos del Somontano y cavas. Cuando ya el apetito está prácticamente desaparecido llega la típica paella con pelotas y demás carnes y mariscos. Nadie puede acabar el plato, pero se hace un último esfuerzo para los extraordinarios postres y ¡como no! para los dulces navideños que acompañan a los cafés y a las copas de rigor. Cuando ya no puedes meter absolutamente nada más, llega el gracioso de turno y propone un brindis... Se llenan las copas de cava y te pasan (una vez más) el plato de los dulces por delante de las narices, impidiéndote la evasión.
- Bon Nadal a tots!
Los botones amenazan rotura...
- Qui vol un altre café? ...o un cubata?
Aunque todos estemos a gusto, no somos de largas sobremesas y cuatro horas después cada mochuelo se marcha a su olivo, despidiéndose hasta el día siguiente.
En la región valenciana, al igual que en Cataluña, suele celebrarse el segundo día de Navidad. La diferencia con el día anterior, es la comida. Según familias y lugares, se prepara principalmente cocido o sopa. En nuestro caso hacemos fideuà (paella de fideos) de pescado y marisco con all i oli y segundo plato de carne guisada.
Anteriormente los típicos entrantes, en este caso procedentes casi exclusivamente del mar, y excelentes vinos Chardonay del Penedés que acompañan perfectamente a las viandas de este tipo. La ventaja de estos aperitivos es que no saturan en demasía, por lo que la paella con la fideuà y el mortero repleto de all i oli son recibidos con los aplausos de la concurrencia. A partir de ese momento, el mayor trabajo lo da el descorche de botellas ya imparable. El excelente vino blanco aparenta ser agua cristalina y su suave sabor aterciopelado entra sin encontrar obstáculos en la garganta. Pronto sus efluvios indican que no se trata de agua y las lenguas se disparan, alegrando el ambiente y aflorando las risas sin fundamento. La presencia de niños ayuda a las bromas y al desenfado de los presentes y la fiesta aumenta en decibelios.
.
Antiguamente también el día de Año Nuevo era Fiesta familiar pero la Nochevieja, celebrada por jóvenes y viejos, impide el apetito y las ganas de cocinar. Podríamos celebrarlo de restaurante pero, mientras se pueda, no es para nosotros la mejor opción. Este año cae en sábado y, por lo tanto, el domingo día 2 será un buen día para festejar lo que, en teoría, correspondería al día anterior. Habrá pues comida de despedida de las Fiestas Navideñas y de entrada al Año Nuevo, pero eso ya no merecerá comentario alguno.
No así las cenas de Nochevieja y Roscón de Reyes que, en este caso con los amigos y compañeros, comentaré en su momento con una entrada especial. De momento lo dejo aquí y quiero hacerlo con una sincera felicitación al amigo y flamante abuelo Tony Arzo a quien, en el día de ayer, le ha nacido un segundo emperador. Un emperador que, no lo será de Roma, pero si de su casa y de su alma. ¡Ave César!
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El último Condill
La celebración, cuando la plantilla es numerosa, ya empieza con los compañeros de trabajo y ha sido bautizada como "comida de empresa". Pero, con esa comida, la cosa no ha hecho más que empezar...
Al día siguiente o ese mismo día cuando llegas a tu casa, quizás un poco achispado por los efluvios del buen vino que el jefe encargó para la comida, de los brindis y los cubatas de rigor, tu mujer se enfunda su mejor abrigo (porque dicho sea de paso, hace un frío del carajo) y te dice que os vais de compras. Tu estabas soñando con dejarte caer en el sofá, pero no estamos para broncas y disimulando tu "bienestar general" acatas las órdenes y te pones al volante, a riesgo de que te hagan soplar y quede al descubierto tu veneración al dios Baco.
Mariscos, bebidas, regalos para los hijos y sus parejas, detalle para tus cuñados, juguetes para nietos y sobrinos, corbata y pañuelo para los padres, calcetines o zapatillas calientes para los abuelos, detalle para los amigos, lotería para todos. Y la tarjeta se calienta (fsssssssssssssss) y se sigue calentando (FSSSSSSSSSSSS) hasta que de pronto...
- Perdone Ud. caballero, pero no me la coge -dice la dependienta.
La primera cita y la más entrañable es la cena de Nochebuena aunque, en nuestro caso, limitada tan solo a padres, hijos y nietos. En épocas anteriores, cuando los abuelos estaban bien, también ellos formaron parte de esta cena pero, cuando ya son muy mayores, los abuelos quieren cenar pronto y acostarse. En ese momento en que tus padres, por una simple cuestión de edad, fallan a la cena de Nochebuena, quedas solamente con tus hijos y tus nietos, es decir: ¡pasas tu a ser el abuelo! Difícil papeleta, pero la vida es así de dura y de natural. Poco a poco, casi sin darnos cuenta, vamos dejando paso a las nuevas generaciones. Así ha sido siempre y así seguirá por los siglos de los siglos. Esta cena, siempre muy afectiva, es muy variable dependiendo del momento que la familia esté atravesando. En nuestro caso y aunque se nos haya roto una pata de la mesa, este es el mejor momento.
Los viejos ya marcharon, nosotros (los abuelos) estamos perfectamente bien y los nietos empiezan a estar en un buen momento para disfrutar de los muchos regalos que, bajo el árbol de Navidad, nacen como setas en plena temporada. Los niños disfrutan al abrir cada una de las cajas y padres y abuelos disfrutamos tanto como ellos o más, al ver su alborozo.
La vida es corta y la salud efímera, por lo que no hay tiempo que perder. Así pues, por mucho que nos duela tener la mesa rota, no vamos a perder este momento de felicidad que creemos tener merecido. Cuidamos a nuestros mayores hasta el final de sus días; a los hijos hasta que se emanciparon y a los nietos siempre que nos los quieren traer. ¿Qué más podemos hacer nosotros?
Tras los excesos de la Nochebuena, llega el día de Navidad. A los comensales de la noche anterior se unen los hermanos, en mi caso cuñados, sus hijas y compañeros ¿o debería decir maridos?. La mesa se alarga o se cambia a lugares más amplios.
Para que el estómago pueda sobrellevar con entereza los excesos de la Nochebuena, la tradición manda que la mesa esté a rebosar de entrantes cárnicos de todo tipo y de la mejor calidad acompañados, naturalmente, de excelentes vinos del Somontano y cavas. Cuando ya el apetito está prácticamente desaparecido llega la típica paella con pelotas y demás carnes y mariscos. Nadie puede acabar el plato, pero se hace un último esfuerzo para los extraordinarios postres y ¡como no! para los dulces navideños que acompañan a los cafés y a las copas de rigor. Cuando ya no puedes meter absolutamente nada más, llega el gracioso de turno y propone un brindis... Se llenan las copas de cava y te pasan (una vez más) el plato de los dulces por delante de las narices, impidiéndote la evasión.
- Bon Nadal a tots!
Los botones amenazan rotura...
- Qui vol un altre café? ...o un cubata?
Aunque todos estemos a gusto, no somos de largas sobremesas y cuatro horas después cada mochuelo se marcha a su olivo, despidiéndose hasta el día siguiente.
En la región valenciana, al igual que en Cataluña, suele celebrarse el segundo día de Navidad. La diferencia con el día anterior, es la comida. Según familias y lugares, se prepara principalmente cocido o sopa. En nuestro caso hacemos fideuà (paella de fideos) de pescado y marisco con all i oli y segundo plato de carne guisada.
Anteriormente los típicos entrantes, en este caso procedentes casi exclusivamente del mar, y excelentes vinos Chardonay del Penedés que acompañan perfectamente a las viandas de este tipo. La ventaja de estos aperitivos es que no saturan en demasía, por lo que la paella con la fideuà y el mortero repleto de all i oli son recibidos con los aplausos de la concurrencia. A partir de ese momento, el mayor trabajo lo da el descorche de botellas ya imparable. El excelente vino blanco aparenta ser agua cristalina y su suave sabor aterciopelado entra sin encontrar obstáculos en la garganta. Pronto sus efluvios indican que no se trata de agua y las lenguas se disparan, alegrando el ambiente y aflorando las risas sin fundamento. La presencia de niños ayuda a las bromas y al desenfado de los presentes y la fiesta aumenta en decibelios.
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Antiguamente también el día de Año Nuevo era Fiesta familiar pero la Nochevieja, celebrada por jóvenes y viejos, impide el apetito y las ganas de cocinar. Podríamos celebrarlo de restaurante pero, mientras se pueda, no es para nosotros la mejor opción. Este año cae en sábado y, por lo tanto, el domingo día 2 será un buen día para festejar lo que, en teoría, correspondería al día anterior. Habrá pues comida de despedida de las Fiestas Navideñas y de entrada al Año Nuevo, pero eso ya no merecerá comentario alguno.
No así las cenas de Nochevieja y Roscón de Reyes que, en este caso con los amigos y compañeros, comentaré en su momento con una entrada especial. De momento lo dejo aquí y quiero hacerlo con una sincera felicitación al amigo y flamante abuelo Tony Arzo a quien, en el día de ayer, le ha nacido un segundo emperador. Un emperador que, no lo será de Roma, pero si de su casa y de su alma. ¡Ave César!
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El último Condill
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NOTA.- Este Blog se edita sin ánimo de lucro y es fruto de la recopilación de datos de fuentes diversas y de las opiniones y vivencias del autor. Si quieres hacerte seguidor, el sistema te avisará automáticamente en cada nueva incorporación. Para temas específicos mira las Etiquetas y elige los de tu interés.
0225- NAVIDADES 2.010.-Primera parte.
La Navidad es luz y amor. Como corresponde, hemos dedicado estos días a la familia y a la gente de buena voluntad. A aquellos a quienes nuestra mísera presencia en el mundo les interesa y a aquellos que, en fechas tan señaladas, nos tienen aunque tan solo sea un instante en su pensamiento. Dicen que lo que no se sabe no existe; no es así, pero no importa. Quedan para tu conciencia, para el conjunto de lo que es tu vida interior, el recuerdo y las palabras no expresadas. Cuando hay amor verdadero poco importa la expresividad. Desde el mismo instante en que no pretendes recibir fruto o pago ninguno por tus acciones e interioridades, poco importa que los demás sepan que tu pensamiento está con ellos. El amor es recíproco y desde el mismo instante en que tú les tienes en tu pensamiento, es porque también ellos te tienen en el suyo. Las palabras son una manera de reafirmar aquello que el silencio no garantiza. El amor no hace falta expresarlo; cuando hay amor, una mirada es suficiente y un silencio también.
Estos días pasados hemos recibido llamadas y tarjetas felicitándonos la Navidad, que hemos agradecido en cuerpo y alma y que desde aquí quiero reiterar nuevamente. Sin embargo, me consta que muchas otras personas, sin felicitarnos, nos han tenido también en su pensamiento y también a ellas quiero agradecerles ese instante de su vida dedicado a nuestro recuerdo. Tendremos múltiples defectos, pero no somos desagradecidos. Que una persona cualquiera te dedique un solo instante de su corta vida, es un gesto que merece nuestro más sincero agradecimiento.
Como ya comenté en entrada anterior, para nosotros, el pregón de las fiestas Navideñas empieza con nuestra visita a Cataluña, "nación" en la que viven la mayor parte de nuestros clientes. Es el cohete que anuncia la proximidad del Sorteo de Navidad (ese que no nos toca jamás) y la Navidad en sí. A partir de ese momento empieza una carrera contra reloj en la que es pieza fundamental la tarjeta de crédito, un invento del comercio y de la banca para que nos gastemos el triple de lo que gastaríamos si pagáramos en efectivo. El descalabro es de tal magnitud que un porcentaje elevadísimo de tarjetas de crédito o débito han sido rechazadas estos días por haber excedido el límite fijado.
¿Se imaginan hasta donde llegamos los mortales, que el propio banco tiene que velar por nuestra salud económica, poniendo límite a las compras compulsivas? Sí, sí... Ya sé que se trata de nuestro dinero y que con él hacemos lo que nos da la real gana, pero... unos días después les estamos agradecidos por habernos frenado un poco. De todas formas es muy fuerte que tenga que ser el propio banco quien nos haga ver que nos estamos pasando. Ellos que son a quienes más conviene nuestro desenfreno. ¡A donde vamos a parar!
Con las lucecitas y la cantinela de la Navidad, parece ser que perdemos el norte. La famosa estrella de Belén, aquella que guió a los Reyes Magos, parece ser que nos ciega al resto de mortales. Como si después no hubiera que pagarlo, nos echamos a la calle, tarjeta en ristre y no paramos hasta que alguien nos dice la famosa frase:
- Perdone señora, pero sale rechazada...
- ¡No puede ser! -es lo que todos responden- ¡Pásela otra vez!- Lo siento señora, sale rechazada -recalca la empleada mosqueada tras el segundo intento.
- ¡Dinero hay! -remacha la clienta- ¡Pruébelo de nuevo!La empleada, ya de morros y con miradas displicentes, mete por tercera vez la tarjeta y teclea de mala manera el importe de la compra...
- Señora... ¡Su tarjeta está excedida! (y remata...) ¿quiere pagar en efectivo?La clienta considera una afrenta que el mísero plástico la deje en el ridículo más espantoso y si puede, saca billetes con los que demostrar su poderío económico.
El asunto del pago mediante tarjeta a llegado a límites inimaginables. Tanto es así que, en cualquier mercadillo donde la ropa se exhibe a montones y prácticamente se vende a ojo de buen cubero, caso de que el gitano de turno te vea dudar por el escaso efectivo que te queda en el monedero, saca el datáfono vía satélite y te oferta el pago mediante tarjeta de crédito. Pero, coño... ¡a donde hemos ido a parar! ¿A qué precio compra esa gente?
En cierta ocasión, de reparto por Valencia y justo a la salida de Sagunto, a mano derecha dirección Castellón, paré en una gasolinera. Solo llevaba 20,00€ para pagarme el bocadillo del almuerzo y casualmente esa fue la cifra que tecleé en el poste correspondiente. Tras servirme y colgar la manguera en su lugar, entré en la tienda de la Estación de Servicio y puse la tarjeta 4B de Banesto en el mostrador. El empleado, o dueño de la gasolinera, me miró con una sonrisa burlona.
- Con esa tarjeta no puedo cobrarle -me dijo.
Pasimonioso y un tanto mosqueado, recogí la 4B y le alargué una ELECTRON de Ruralcaja.
- Con esa tampoco -escuché perplejo.
Sin abrir la boca saqué entonces la VISA.
- Con esa tampoco le puedo cobrar -me dijo- ¿No ha visto en la puerta el distintivo de la tarjeta 6000?
- Pues no me he dado cuenta. ¿Por qué lo dice Ud.? -pregunté.
- Lo digo porque aquí no se cobra con ninguna otra tarjeta más. ¡O la 6000 o efectivo!
- Pues vaya putada... ¡Justo lo que llevo para el almuerzo! ¿Y si no hubiera llevado los 20,00 €? -le pregunté entre enfadado y divertido. - Pues hubiera sacado el aspirador de líquidos y le hubiera extraído el gasoil del depósito. ¡No sería Ud. el primero!
Un año después pasé por allí y esta gasolinera estaba cerrada.
CONTINUARÁ...
EL ÚLTIMO CONDILL
Estos días pasados hemos recibido llamadas y tarjetas felicitándonos la Navidad, que hemos agradecido en cuerpo y alma y que desde aquí quiero reiterar nuevamente. Sin embargo, me consta que muchas otras personas, sin felicitarnos, nos han tenido también en su pensamiento y también a ellas quiero agradecerles ese instante de su vida dedicado a nuestro recuerdo. Tendremos múltiples defectos, pero no somos desagradecidos. Que una persona cualquiera te dedique un solo instante de su corta vida, es un gesto que merece nuestro más sincero agradecimiento.
Como ya comenté en entrada anterior, para nosotros, el pregón de las fiestas Navideñas empieza con nuestra visita a Cataluña, "nación" en la que viven la mayor parte de nuestros clientes. Es el cohete que anuncia la proximidad del Sorteo de Navidad (ese que no nos toca jamás) y la Navidad en sí. A partir de ese momento empieza una carrera contra reloj en la que es pieza fundamental la tarjeta de crédito, un invento del comercio y de la banca para que nos gastemos el triple de lo que gastaríamos si pagáramos en efectivo. El descalabro es de tal magnitud que un porcentaje elevadísimo de tarjetas de crédito o débito han sido rechazadas estos días por haber excedido el límite fijado.
¿Se imaginan hasta donde llegamos los mortales, que el propio banco tiene que velar por nuestra salud económica, poniendo límite a las compras compulsivas? Sí, sí... Ya sé que se trata de nuestro dinero y que con él hacemos lo que nos da la real gana, pero... unos días después les estamos agradecidos por habernos frenado un poco. De todas formas es muy fuerte que tenga que ser el propio banco quien nos haga ver que nos estamos pasando. Ellos que son a quienes más conviene nuestro desenfreno. ¡A donde vamos a parar!
Con las lucecitas y la cantinela de la Navidad, parece ser que perdemos el norte. La famosa estrella de Belén, aquella que guió a los Reyes Magos, parece ser que nos ciega al resto de mortales. Como si después no hubiera que pagarlo, nos echamos a la calle, tarjeta en ristre y no paramos hasta que alguien nos dice la famosa frase:
- Perdone señora, pero sale rechazada...
- ¡No puede ser! -es lo que todos responden- ¡Pásela otra vez!- Lo siento señora, sale rechazada -recalca la empleada mosqueada tras el segundo intento.
- ¡Dinero hay! -remacha la clienta- ¡Pruébelo de nuevo!La empleada, ya de morros y con miradas displicentes, mete por tercera vez la tarjeta y teclea de mala manera el importe de la compra...
- Señora... ¡Su tarjeta está excedida! (y remata...) ¿quiere pagar en efectivo?La clienta considera una afrenta que el mísero plástico la deje en el ridículo más espantoso y si puede, saca billetes con los que demostrar su poderío económico.
El asunto del pago mediante tarjeta a llegado a límites inimaginables. Tanto es así que, en cualquier mercadillo donde la ropa se exhibe a montones y prácticamente se vende a ojo de buen cubero, caso de que el gitano de turno te vea dudar por el escaso efectivo que te queda en el monedero, saca el datáfono vía satélite y te oferta el pago mediante tarjeta de crédito. Pero, coño... ¡a donde hemos ido a parar! ¿A qué precio compra esa gente?
En cierta ocasión, de reparto por Valencia y justo a la salida de Sagunto, a mano derecha dirección Castellón, paré en una gasolinera. Solo llevaba 20,00€ para pagarme el bocadillo del almuerzo y casualmente esa fue la cifra que tecleé en el poste correspondiente. Tras servirme y colgar la manguera en su lugar, entré en la tienda de la Estación de Servicio y puse la tarjeta 4B de Banesto en el mostrador. El empleado, o dueño de la gasolinera, me miró con una sonrisa burlona.
- Con esa tarjeta no puedo cobrarle -me dijo.
Pasimonioso y un tanto mosqueado, recogí la 4B y le alargué una ELECTRON de Ruralcaja.
- Con esa tampoco -escuché perplejo.
Sin abrir la boca saqué entonces la VISA.
- Con esa tampoco le puedo cobrar -me dijo- ¿No ha visto en la puerta el distintivo de la tarjeta 6000?
- Pues no me he dado cuenta. ¿Por qué lo dice Ud.? -pregunté.
- Lo digo porque aquí no se cobra con ninguna otra tarjeta más. ¡O la 6000 o efectivo!
- Pues vaya putada... ¡Justo lo que llevo para el almuerzo! ¿Y si no hubiera llevado los 20,00 €? -le pregunté entre enfadado y divertido. - Pues hubiera sacado el aspirador de líquidos y le hubiera extraído el gasoil del depósito. ¡No sería Ud. el primero!
Un año después pasé por allí y esta gasolinera estaba cerrada.
CONTINUARÁ...
EL ÚLTIMO CONDILL
23 de diciembre de 2010
0224- VIAJE IMPREVISTO A LISBOA.
- Que et sembla si ens anéssim a conèixer Mérida? -le dije a mi mujer.
Estamos en verano y se me ocurrió de sopetón. Ella pocas veces ha dicho que no a nada y menos aún en lo que a viajar se refiere. Nuestros viajes siempre han sido improvisados y, aunque siempre han salido bien, en algunas ocasiones hubieran podido salir mejor puesto que, al menos los primeros años, no íbamos bien informados sobre lo que cada zona podía ofrecernos, tampoco reservas anticipadas de hoteles, etc. Era una especie de aventura y como tal, parábamos allí donde más nos gustaba, donde nos apretaba el hambre o donde se hacía de noche. Pronto descubrimos que esa no era la mejor forma de viajar, pero entonces éramos jóvenes, sin preparación y sin experiencia. De eso hace ya mucho tiempo. Todo lo que fuera ver cosas nuevas nos parecía fascinante y todo lo demás era secundario.
Sin embargo, a medida que uno se hace mayor, cobran importancia las facilidades y las comodidades, al mismo tiempo que las novedades dejan de serlo.
Dos maletas, un mapa de carreteras y dinero era todo nuestro equipaje. La ruta no fue fácil puesto que algunas carreteras, señaladas en el mapa como nacionales, eran de pésima calidad; otras estaban reformándose y con largos tramos de tierra levantada por grandes máquinas. La ruta que sobre el mapa nos pareció más recta y adecuada, era por Albacete y allí llegamos a la hora de comer. El viaje era largo y debíamos continuar. Lo hicimos por la N-430 con dirección a Manzanares y Ciudad Real, que pasamos de largo. Ya en la provincia de Badajoz y después de haber pasado el Puerto de los Carneros, paramos en un hostal donde pernoctamos. Lo más duro del viaje lo teníamos conseguido; estábamos a 125 Km. de Mérida.
A la mañana siguiente y tras el correspondiente desayuno, volvimos a la carretera. Era como una carrera de obstáculos, puesto que en nuestra mente solo el nombre de Mérida se abría paso. Poco tardarían en divisarse los primeros carteles que indicaban su proximidad.
Cien kilómetros después encontramos la A-5, entonces una simple carretera Radial. A partir de ese momento todas las indicaciones de carretera nos hablaban del ansiado destino y de su importancia. Nosotros, ya sin prisas, disfrutábamos del paisaje y pronto la ciudad se divisó a lo lejos. MÉRIDA. ¡Por fin!. No sé si pueden darse detalles de una ciudad que te ofrece una sorpresa tras otra. ¡Hay que verlo!. Naturalmente, como todas las cosas de la vida, tiene que gustarte el tema, pero ¿Como puede alguien no sorprenderse cuando caminando por dentro de una moderna ciudad te encuentras el Templo de Diana, el Arco de Trajano, la Casa de Mitreo, el Pórtico y Foro romanos, etc., etc.?
Toda la ciudad de Mérida está salpicada de ruinas romanas, algunas de ellas espectaculares y extremadamente bien conservadas. Lo antes indicado es tan solo el aperitivo de lo que puede ser una visita sin precedentes... En la periferia: El Teatro, el Anfiteatro y el Circo romanos; dos puentes romanos y dos Acueductos; además del conjunto arqueológico de las Morerías y para rematarlo todo el Gran Museo Nacional de Arte romano.
Si con todo lo anterior no queda uno suficientemente satisfecho, hay que decir que todavía tiene pendiente la visita de monumentos preromanos como: el Dólmen de Lácara, el Mausoleo del Dintel de los ríos y Kernos de la Alcazaba. También podemos empaparnos de arte visigodo y árabe con el Hospital de Peregrinos (Xenodoquium), Basílica paleo-cristiana, Catedral de Santa María de Jerusalem, o la propia Alcazaba árabe.
No teníamos tiempo para profundizar en riqueza tan extensa y tan solo le dedicamos un día y medio. Tras las visitas pendientes del día anterior, al siguiente día marchamos hacia Badajoz capital, apenas distante unos 70 Km.
Sin embargo su visita fue de corta duración puesto que nuestro interés se centró exclusivamente en la Alcazaba y breve visita a la catedral. Después, estando como estábamos en la misma frontera lusitana...
- I si passarem a Portugal? -dije a mi mujer.
Pregunta innecesaria. A ella le apetecía tanto o más que a mí algo diferente y allá que nos fuimos.
Apenas salir de Badajoz estaba la frontera, pero ya era tarde y no podíamos ir lejos. Ya estaba poniéndose el sol cuando llegamos a ESTREMOZ. La ciudad no era importante pero llamó nuestra atención su imponente castillo en lo alto, siempre vigilante y paramos a pasar la noche. El portugués, aunque muy diferente, tiene palabras parecidas al español y no fue mayor problema para hacernos entender. Encontramos habitación en un antiguo hotel del mismo centro de la población y descansamos del duro viaje. Sin embargo allí había poco que ver y a la mañana siguiente, aunque no había un destino predefinido, continuamos viaje hacia LISBOA.
De hecho pasamos la mañana en la turística SETUBAL y la capital portuguesa fue para nosotros un simple lugar de paso en el que apenas paramos a pasear un poco y a comer. El viaje era demasiado largo para dedicarle el tiempo que esta ciudad merece y quedó pendiente para mejor ocasión.
Tras la comida en LISBOA emprendimos nuevamente la marcha y al final de la tarde estábamos en SANTARÉM donde pernoctamos. En pleno verano y con la escasa oferta hotelera de entonces, un guardia local al que preguntamos nos dijo que la mejor opción era una casa particular de las muchas que alquilaban habitaciones. De hecho él mismo nos acompañó a una de ellas que estaba muy cerca y allí pasamos la noche. Todo lo de Portugal era especialmente imprevisto, y sin documentación alguna al respecto de posibles visitas a realizar una simple anécdota, por lo tanto se trataba de pasar la noche y seguir camino hacia el destino siguiente que era Cáceres, lugar de gran interés, que nos cautivó.
Sin embargo estaba a casi 300 Km. y las carreteras no eran como las de ahora. Tras el desayuno emprendimos la marcha y casi de un tirón, con la sola parada de unos bocadillos llegamos a la frontera y a Valencia de Alcántara; un centenar de kilómetros después CÁCERES. Un poco tarde, pero ya comimos allí.
¿Qué voy a decir de Cáceres?. Monumentalmente una joya, su barrio antiguo una reliquia; pasear por sus estrechas callejuelas transporta al visitante a épocas medievales, en una especie de conjuro, que jamás he sentido tan profundamente en sitio alguno; su plaza mayor, parcialmente porticada, extraordinaria al igual que el ambiente que allí se respira. Todo en Cáceres está en armonía con su glorioso pasado. Allí nos pateamos la ciudad durante toda la tarde y parte de la mañana siguiente.
Si algo le puede faltar a Cáceres es la estatua ecuestre de Pizarro y la gran Plaza Mayor que lo alberga en la ciudad de Trujillo, aquella que le vio nacer un 16 de Marzo de 1.478 por lo tanto allí nos encaminamos, completando la historia extremeña que el día anterior nos ofreció Cáceres. Una vez más quedamos estupefactos ante la colosal demostración de historia que la ciudad de Trujillo nos brindaba. Si embargo, tras visitar su centro histórico y reponernos con su típico gazpacho de liebre abandonamos la ciudad, con destino a Talavera de la Reina. Llegamos al final de la tarde, pero nada especial teníamos previsto visitar, salvo su impresionante cerámica de características similares a la valenciana de Manises.
Después de un paseo por la ciudad y degustar su sabroso cochinillo al estilo segoviano nos fuimos a descansar.
El día siguiente sería también un día duro, uno más, puesto que también era mucha la historia y maravillas del siguiente destino.
Tras el desayuno y después de unos 100 Km. nos esperaba la imperial TOLEDO. Allí y tras alojarnos en hotel junto al Puente de San Martín de Alcántara, se imponía escoger un calzado cómodo. Salvo llanura, la ciudad lo tiene todo: grandiosos talleres de forja, su maravillosa Catedral, el Alcázar, Termas romanas y baños árabes, Mezquita del Cristo de la Luz, Museo del Greco, Sinagoga del Tránsito o Museo Sefardí...
Capital de los visigodos, es obligado visitar la Iglesia de San Román y su Museo de los Concilios y de la Cultura visigoda.
Toledo no es ciudad a visitar en un solo día, por lo que le dedicamos el día de llegada y el siguiente, haciendo dos noches en el mismo hotel.
Había transcurrido una semana desde nuestra improvisada salida de Cabanes.
Estábamos ya cansados tras un viaje cargado de historia pero parco en descanso.
Sin embargo eran muchos los kilómetros que nos separaban de nuestra casa. Se imponía volver, pero... hacerlo en una sola etapa era pesado para las carreteras de entonces.
A falta de la comodidad y rapidez de las autovías actuales se impuso la obligatoriedad de una etapa más y la hicimos en CUENCA, cuya catedral no vimos en nuestro viaje anterior.
Sin embargo llegamos tan cansados a esta ciudad, que apenas si visitamos las casas colgadas y puente sobre el Huécar. La Ciudad Encantada y el nacimiento del río Cuervo, tuvieron que esperar a mejor ocasión. Descansamos en un hotel del centro de la ciudad y al día siguiente salimos hacia Teruel para, desde allí, bajar hasta Segorbe, Castellón y Cabanes.
¡Qué pesado es viajar...! ¿Por qué nos gustará tanto?.
RAFAEL FABREGAT
Estamos en verano y se me ocurrió de sopetón. Ella pocas veces ha dicho que no a nada y menos aún en lo que a viajar se refiere. Nuestros viajes siempre han sido improvisados y, aunque siempre han salido bien, en algunas ocasiones hubieran podido salir mejor puesto que, al menos los primeros años, no íbamos bien informados sobre lo que cada zona podía ofrecernos, tampoco reservas anticipadas de hoteles, etc. Era una especie de aventura y como tal, parábamos allí donde más nos gustaba, donde nos apretaba el hambre o donde se hacía de noche. Pronto descubrimos que esa no era la mejor forma de viajar, pero entonces éramos jóvenes, sin preparación y sin experiencia. De eso hace ya mucho tiempo. Todo lo que fuera ver cosas nuevas nos parecía fascinante y todo lo demás era secundario.
Sin embargo, a medida que uno se hace mayor, cobran importancia las facilidades y las comodidades, al mismo tiempo que las novedades dejan de serlo.
Dos maletas, un mapa de carreteras y dinero era todo nuestro equipaje. La ruta no fue fácil puesto que algunas carreteras, señaladas en el mapa como nacionales, eran de pésima calidad; otras estaban reformándose y con largos tramos de tierra levantada por grandes máquinas. La ruta que sobre el mapa nos pareció más recta y adecuada, era por Albacete y allí llegamos a la hora de comer. El viaje era largo y debíamos continuar. Lo hicimos por la N-430 con dirección a Manzanares y Ciudad Real, que pasamos de largo. Ya en la provincia de Badajoz y después de haber pasado el Puerto de los Carneros, paramos en un hostal donde pernoctamos. Lo más duro del viaje lo teníamos conseguido; estábamos a 125 Km. de Mérida.
A la mañana siguiente y tras el correspondiente desayuno, volvimos a la carretera. Era como una carrera de obstáculos, puesto que en nuestra mente solo el nombre de Mérida se abría paso. Poco tardarían en divisarse los primeros carteles que indicaban su proximidad.
Cien kilómetros después encontramos la A-5, entonces una simple carretera Radial. A partir de ese momento todas las indicaciones de carretera nos hablaban del ansiado destino y de su importancia. Nosotros, ya sin prisas, disfrutábamos del paisaje y pronto la ciudad se divisó a lo lejos. MÉRIDA. ¡Por fin!. No sé si pueden darse detalles de una ciudad que te ofrece una sorpresa tras otra. ¡Hay que verlo!. Naturalmente, como todas las cosas de la vida, tiene que gustarte el tema, pero ¿Como puede alguien no sorprenderse cuando caminando por dentro de una moderna ciudad te encuentras el Templo de Diana, el Arco de Trajano, la Casa de Mitreo, el Pórtico y Foro romanos, etc., etc.?
Toda la ciudad de Mérida está salpicada de ruinas romanas, algunas de ellas espectaculares y extremadamente bien conservadas. Lo antes indicado es tan solo el aperitivo de lo que puede ser una visita sin precedentes... En la periferia: El Teatro, el Anfiteatro y el Circo romanos; dos puentes romanos y dos Acueductos; además del conjunto arqueológico de las Morerías y para rematarlo todo el Gran Museo Nacional de Arte romano.
Si con todo lo anterior no queda uno suficientemente satisfecho, hay que decir que todavía tiene pendiente la visita de monumentos preromanos como: el Dólmen de Lácara, el Mausoleo del Dintel de los ríos y Kernos de la Alcazaba. También podemos empaparnos de arte visigodo y árabe con el Hospital de Peregrinos (Xenodoquium), Basílica paleo-cristiana, Catedral de Santa María de Jerusalem, o la propia Alcazaba árabe.
No teníamos tiempo para profundizar en riqueza tan extensa y tan solo le dedicamos un día y medio. Tras las visitas pendientes del día anterior, al siguiente día marchamos hacia Badajoz capital, apenas distante unos 70 Km.
Sin embargo su visita fue de corta duración puesto que nuestro interés se centró exclusivamente en la Alcazaba y breve visita a la catedral. Después, estando como estábamos en la misma frontera lusitana...
- I si passarem a Portugal? -dije a mi mujer.
Pregunta innecesaria. A ella le apetecía tanto o más que a mí algo diferente y allá que nos fuimos.
Apenas salir de Badajoz estaba la frontera, pero ya era tarde y no podíamos ir lejos. Ya estaba poniéndose el sol cuando llegamos a ESTREMOZ. La ciudad no era importante pero llamó nuestra atención su imponente castillo en lo alto, siempre vigilante y paramos a pasar la noche. El portugués, aunque muy diferente, tiene palabras parecidas al español y no fue mayor problema para hacernos entender. Encontramos habitación en un antiguo hotel del mismo centro de la población y descansamos del duro viaje. Sin embargo allí había poco que ver y a la mañana siguiente, aunque no había un destino predefinido, continuamos viaje hacia LISBOA.
De hecho pasamos la mañana en la turística SETUBAL y la capital portuguesa fue para nosotros un simple lugar de paso en el que apenas paramos a pasear un poco y a comer. El viaje era demasiado largo para dedicarle el tiempo que esta ciudad merece y quedó pendiente para mejor ocasión.
Tras la comida en LISBOA emprendimos nuevamente la marcha y al final de la tarde estábamos en SANTARÉM donde pernoctamos. En pleno verano y con la escasa oferta hotelera de entonces, un guardia local al que preguntamos nos dijo que la mejor opción era una casa particular de las muchas que alquilaban habitaciones. De hecho él mismo nos acompañó a una de ellas que estaba muy cerca y allí pasamos la noche. Todo lo de Portugal era especialmente imprevisto, y sin documentación alguna al respecto de posibles visitas a realizar una simple anécdota, por lo tanto se trataba de pasar la noche y seguir camino hacia el destino siguiente que era Cáceres, lugar de gran interés, que nos cautivó.
Sin embargo estaba a casi 300 Km. y las carreteras no eran como las de ahora. Tras el desayuno emprendimos la marcha y casi de un tirón, con la sola parada de unos bocadillos llegamos a la frontera y a Valencia de Alcántara; un centenar de kilómetros después CÁCERES. Un poco tarde, pero ya comimos allí.
¿Qué voy a decir de Cáceres?. Monumentalmente una joya, su barrio antiguo una reliquia; pasear por sus estrechas callejuelas transporta al visitante a épocas medievales, en una especie de conjuro, que jamás he sentido tan profundamente en sitio alguno; su plaza mayor, parcialmente porticada, extraordinaria al igual que el ambiente que allí se respira. Todo en Cáceres está en armonía con su glorioso pasado. Allí nos pateamos la ciudad durante toda la tarde y parte de la mañana siguiente.
Si algo le puede faltar a Cáceres es la estatua ecuestre de Pizarro y la gran Plaza Mayor que lo alberga en la ciudad de Trujillo, aquella que le vio nacer un 16 de Marzo de 1.478 por lo tanto allí nos encaminamos, completando la historia extremeña que el día anterior nos ofreció Cáceres. Una vez más quedamos estupefactos ante la colosal demostración de historia que la ciudad de Trujillo nos brindaba. Si embargo, tras visitar su centro histórico y reponernos con su típico gazpacho de liebre abandonamos la ciudad, con destino a Talavera de la Reina. Llegamos al final de la tarde, pero nada especial teníamos previsto visitar, salvo su impresionante cerámica de características similares a la valenciana de Manises.
Después de un paseo por la ciudad y degustar su sabroso cochinillo al estilo segoviano nos fuimos a descansar.
El día siguiente sería también un día duro, uno más, puesto que también era mucha la historia y maravillas del siguiente destino.
Tras el desayuno y después de unos 100 Km. nos esperaba la imperial TOLEDO. Allí y tras alojarnos en hotel junto al Puente de San Martín de Alcántara, se imponía escoger un calzado cómodo. Salvo llanura, la ciudad lo tiene todo: grandiosos talleres de forja, su maravillosa Catedral, el Alcázar, Termas romanas y baños árabes, Mezquita del Cristo de la Luz, Museo del Greco, Sinagoga del Tránsito o Museo Sefardí...
Capital de los visigodos, es obligado visitar la Iglesia de San Román y su Museo de los Concilios y de la Cultura visigoda.
Toledo no es ciudad a visitar en un solo día, por lo que le dedicamos el día de llegada y el siguiente, haciendo dos noches en el mismo hotel.
Había transcurrido una semana desde nuestra improvisada salida de Cabanes.
Estábamos ya cansados tras un viaje cargado de historia pero parco en descanso.
Sin embargo eran muchos los kilómetros que nos separaban de nuestra casa. Se imponía volver, pero... hacerlo en una sola etapa era pesado para las carreteras de entonces.
A falta de la comodidad y rapidez de las autovías actuales se impuso la obligatoriedad de una etapa más y la hicimos en CUENCA, cuya catedral no vimos en nuestro viaje anterior.
Sin embargo llegamos tan cansados a esta ciudad, que apenas si visitamos las casas colgadas y puente sobre el Huécar. La Ciudad Encantada y el nacimiento del río Cuervo, tuvieron que esperar a mejor ocasión. Descansamos en un hotel del centro de la ciudad y al día siguiente salimos hacia Teruel para, desde allí, bajar hasta Segorbe, Castellón y Cabanes.
¡Qué pesado es viajar...! ¿Por qué nos gustará tanto?.
RAFAEL FABREGAT
0223- DIA NACIONAL DE LA SALUD. (R)
Con este título y aunque no lo diga el santoral, es fácil entender que estamos a 23 de Diciembre, día siguiente al más famoso sorteo de los muchos que se celebran en nuestro país. Fecha importante para unos pocos y decepcionante para la inmensa mayoría. Todos sabemos que es de locos pretender lo imposible (que te toque la Lotería) pero, al año siguiente, volvemos a tropezar nuevamente con la misma piedra. Dicen que la ilusión es una bendita locura pero, en este caso, la veo más loca que bendita, aunque también yo caiga en sus redes.
Resumiendo, que ayer fue el día del Sorteo de Navidad y no nos ha tocado un euro. ¿A alguien le extraña?. Porque a mí, la verdad, lamentablemente no me extraña en absoluto. Es... lo normal. ¿O no es normal, que no nos toque? ¡A mí es lo que siempre me ha sucedido... no sé a vosotros!. Y por cierto, ¿Donde han ido a parar los sueños que teníamos hasta el día de ayer?. Bueno, bueno, no lo digo porque es una palabra muy fea... y, además, hace mal olor.
Total, que aquí estamos. ¡Sin plumas y cacareando! (Más bien, al revés) Menos mal que nos queda la Nochebuena, la Navidad, la Nochevieja y Reyes. Buenas fechas si hay amor y armonía, importantes palabras que, sumadas a la salud, lo dan casi todo. Para alcanzar la perfección, solo nos falta lo que en el día de ayer se repartió a raudales, pero... ¿entre cuantos?. Porque a mí nadie me ha llamado para compartir absolutamente nada.
Bueno, no hay que quejarse en demasía. La verdad es que durante estos dos últimos días, a mí tampoco me faltó de nada. La comida de anteayer en Barcelona fue espléndida, la cena extraordinaria y la comida de ayer mismo, además de superior, sobró en la mesa... Para que os hagáis una idea, solo diré que nos bebimos dos botellas de vino blanco del Penedés (entre tres) y aún así, no pudimos acabar las excelentes viandas, todas ellas procedentes del Mediterráneo, a un tiro de piedra del Delta del Ebro. Una vergüenza que, con el hambre que hay en el mundo, te dejes comida en el plato. Pero, en fin, ese es otro tema que no corresponde al día de hoy.
Al igual que la Lotería de Navidad, el día de reparto de aguinaldos 2.010 por Catalunya ya es historia. El paso siguiente es la Nochebuena. Fecha de excesos, en la comida y en la bebida. Calor de hogar, donde solo tiene cabida (en nuestro caso) la familia más directa. Es el amor en mayúsculas: Abuelos, hijos y nietos, nada más.
La Navidad es otra cosa, también extremadamente familiar, pero ahí ya se abren puertas y ventanas a una luz más extensa. Además de los componentes directos del día anterior, entran los hermanos, sus hijos y los hijos de sus hijos, si los hay. Es un ambiente más festivo, donde ya no tiene cabida el recogimiento de la Nochebuena. Voces altas, cuando no gritos, risas y carreras de los niños adentro y afuera... ¡la (bendita) locura!
Larga sobremesa y repeticiones de cafés y de bebidas. Brindis, ya no solo por la salud, sino también por la unidad ante las adversidades que nunca faltan.
Permítanme un punto de amargura, pero viene a cuento. Personalmente apenas tuve familia. Además de ser hijo único, no llegué a conocer a ninguno de mis abuelos y tampoco a mi madre, que murió cuando yo acababa de cumplir dos añitos. Después mi padre se casó y tuve madrastra. Tampoco los tíos maternos tuvieron hijos, con lo cual también carecí de primos. Dos eran los hermanos de mi padre, uno de los cuales marchó a Francia antes de la Guerra Civil y no regresó jamás. Con el de aquí no se hablaban. Todo se resume en una sola palabra: soledad.
A mí, que en el fondo siempre me han gustado las bromas, más de cuatro ya de niño me decían que siempre hacía mala cara, que tenía la mirada triste. ¡Cojones! Con un pasado triste, un presente negro y un futuro incierto ¿qué cara había de poner?. Yo juro por Dios que siempre he procurado hacer las cosas lo mejor que he sabido. Tanto es así que soy de los pocos (imbéciles) que ha repartido lo poco que tengo en vida, incluso antes de mi jubilación. Por favor que nadie siga mis pasos puesto que, además de poner en peligro tu propia existencia, puedes perder también tu familia. Yo mismo he perdido una hija, por la sola razón de haberle dado cuanto me pidió. Si a su primera petición me hubiera negado, aún la tendría conmigo. Sin embargo, ¿es culpable el imbécil de haber nacido así?. Además yo lo soy de solemnidad, sin remordimientos. Quiero decir que, no solo lo volvería a hacer, sino que (además) sigo pensando que pecar de generosidad no es pecado. ¿No serán acaso más pecadores los egoístas, los que en su desmesurada egolatría desprecian a la familia y a los amigos? ¿Y que me dicen de los que lamen el culo de los poderosos y pisan la cabeza de los débiles?. Especialmente a estos últimos les llaman inteligentes, puesto que suelen alcanzar más altas metas pero, a mi corto entender, son gentuza en toda la extensión de la palabra. ¡Basura que hay que apartar! Está claro que ningún respeto merece quien no respeta a los demás.
Hay dos capítulos más y los dos importantes: Quedaba la referencia a los amigos y con ellos a la alegría y el desenfreno que se hace presente en las cenas de Nochevieja y Roscón. Allí olvidamos los achaques, el colesterol y la hipertensión. Cada cual saca lo mejor de sí mismo, en una noche en perfecta armonía con el universo y que la mente agradece especialmente. El cuerpo no tanto pero, en fin, mientras aguante... ¡y haya Almax!
El otro acontecimiento, sin duda el más importante, es el que se produce con la llegada de los Reyes Magos y Papá Noel, que no es otro que repartir alegría entre los más pequeños de la casa. Sin embargo parece ser que este año se han encontrado a una tal "Crisis" en un bar de copas y... en fin, por la foto, parece ser que han bebido algo más de la cuenta y se lo están pasando en grande. Esperemos que se les pase pronto y que el reparto de juguetes pueda llevarse a cabo con total normalidad.
¡Felices fiestas!.
EL ÚLTIMO CONDILL
Resumiendo, que ayer fue el día del Sorteo de Navidad y no nos ha tocado un euro. ¿A alguien le extraña?. Porque a mí, la verdad, lamentablemente no me extraña en absoluto. Es... lo normal. ¿O no es normal, que no nos toque? ¡A mí es lo que siempre me ha sucedido... no sé a vosotros!. Y por cierto, ¿Donde han ido a parar los sueños que teníamos hasta el día de ayer?. Bueno, bueno, no lo digo porque es una palabra muy fea... y, además, hace mal olor.
Total, que aquí estamos. ¡Sin plumas y cacareando! (Más bien, al revés) Menos mal que nos queda la Nochebuena, la Navidad, la Nochevieja y Reyes. Buenas fechas si hay amor y armonía, importantes palabras que, sumadas a la salud, lo dan casi todo. Para alcanzar la perfección, solo nos falta lo que en el día de ayer se repartió a raudales, pero... ¿entre cuantos?. Porque a mí nadie me ha llamado para compartir absolutamente nada.
Bueno, no hay que quejarse en demasía. La verdad es que durante estos dos últimos días, a mí tampoco me faltó de nada. La comida de anteayer en Barcelona fue espléndida, la cena extraordinaria y la comida de ayer mismo, además de superior, sobró en la mesa... Para que os hagáis una idea, solo diré que nos bebimos dos botellas de vino blanco del Penedés (entre tres) y aún así, no pudimos acabar las excelentes viandas, todas ellas procedentes del Mediterráneo, a un tiro de piedra del Delta del Ebro. Una vergüenza que, con el hambre que hay en el mundo, te dejes comida en el plato. Pero, en fin, ese es otro tema que no corresponde al día de hoy.
Al igual que la Lotería de Navidad, el día de reparto de aguinaldos 2.010 por Catalunya ya es historia. El paso siguiente es la Nochebuena. Fecha de excesos, en la comida y en la bebida. Calor de hogar, donde solo tiene cabida (en nuestro caso) la familia más directa. Es el amor en mayúsculas: Abuelos, hijos y nietos, nada más.
La Navidad es otra cosa, también extremadamente familiar, pero ahí ya se abren puertas y ventanas a una luz más extensa. Además de los componentes directos del día anterior, entran los hermanos, sus hijos y los hijos de sus hijos, si los hay. Es un ambiente más festivo, donde ya no tiene cabida el recogimiento de la Nochebuena. Voces altas, cuando no gritos, risas y carreras de los niños adentro y afuera... ¡la (bendita) locura!
Larga sobremesa y repeticiones de cafés y de bebidas. Brindis, ya no solo por la salud, sino también por la unidad ante las adversidades que nunca faltan.
Permítanme un punto de amargura, pero viene a cuento. Personalmente apenas tuve familia. Además de ser hijo único, no llegué a conocer a ninguno de mis abuelos y tampoco a mi madre, que murió cuando yo acababa de cumplir dos añitos. Después mi padre se casó y tuve madrastra. Tampoco los tíos maternos tuvieron hijos, con lo cual también carecí de primos. Dos eran los hermanos de mi padre, uno de los cuales marchó a Francia antes de la Guerra Civil y no regresó jamás. Con el de aquí no se hablaban. Todo se resume en una sola palabra: soledad.
A mí, que en el fondo siempre me han gustado las bromas, más de cuatro ya de niño me decían que siempre hacía mala cara, que tenía la mirada triste. ¡Cojones! Con un pasado triste, un presente negro y un futuro incierto ¿qué cara había de poner?. Yo juro por Dios que siempre he procurado hacer las cosas lo mejor que he sabido. Tanto es así que soy de los pocos (imbéciles) que ha repartido lo poco que tengo en vida, incluso antes de mi jubilación. Por favor que nadie siga mis pasos puesto que, además de poner en peligro tu propia existencia, puedes perder también tu familia. Yo mismo he perdido una hija, por la sola razón de haberle dado cuanto me pidió. Si a su primera petición me hubiera negado, aún la tendría conmigo. Sin embargo, ¿es culpable el imbécil de haber nacido así?. Además yo lo soy de solemnidad, sin remordimientos. Quiero decir que, no solo lo volvería a hacer, sino que (además) sigo pensando que pecar de generosidad no es pecado. ¿No serán acaso más pecadores los egoístas, los que en su desmesurada egolatría desprecian a la familia y a los amigos? ¿Y que me dicen de los que lamen el culo de los poderosos y pisan la cabeza de los débiles?. Especialmente a estos últimos les llaman inteligentes, puesto que suelen alcanzar más altas metas pero, a mi corto entender, son gentuza en toda la extensión de la palabra. ¡Basura que hay que apartar! Está claro que ningún respeto merece quien no respeta a los demás.
Hay dos capítulos más y los dos importantes: Quedaba la referencia a los amigos y con ellos a la alegría y el desenfreno que se hace presente en las cenas de Nochevieja y Roscón. Allí olvidamos los achaques, el colesterol y la hipertensión. Cada cual saca lo mejor de sí mismo, en una noche en perfecta armonía con el universo y que la mente agradece especialmente. El cuerpo no tanto pero, en fin, mientras aguante... ¡y haya Almax!
El otro acontecimiento, sin duda el más importante, es el que se produce con la llegada de los Reyes Magos y Papá Noel, que no es otro que repartir alegría entre los más pequeños de la casa. Sin embargo parece ser que este año se han encontrado a una tal "Crisis" en un bar de copas y... en fin, por la foto, parece ser que han bebido algo más de la cuenta y se lo están pasando en grande. Esperemos que se les pase pronto y que el reparto de juguetes pueda llevarse a cabo con total normalidad.
¡Felices fiestas!.
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