La primera documentación sobre la fiesta de Halloween aparece en un documento del siglo XVI (All Hallows'Eve) en una expresión inglesa que significa Víspera de Todos los Santos.
Sin embargo la fiesta es muy anterior, de origen Celta y prontamente instalada en la región ibérica de Gallaecia (Galicia) de la que se consideran primeros habitantes. Era conocida como Samhain, expresión que deriva del irlandés antiguo y que significa "fin del verano". El Samhain se celebraba tras la recogida de las cosechas y se consideraba el fin de año Celta, pues era el comienzo de la época oscura por sus días más cortos y fríos, en los que era más propicia la llegada de los espíritus. Numerosas ceremonias llamaban a las almas de los ancestros y espíritus benignos, al tiempo que los espíritus dañinos eran alejados. Para evitar ser dañados por estos últimos es por lo que las gentes se vestían con máscaras, lo más parecido a esos espíritus del mal, a fin de auyentarlos hacia el más allá.
Aparte el simbolismo espiritual, el Samhain era también momento de hacer recuento de los animales y cosechas disponibles para afrontar el largo y crudo invierno que se aproximaba. Como forma de espiritualidad y ahorro, todos los fuegos se apagaban a excepción de la chimenea de la casa a la que se echaba, además de la leña, los huesos de todos los animales sacrificados durante el año que entonces finalizaba para ellos.
Aunque desde los primeros años de nuestra Era los romanos ya hicieron incursiones esporádicas en territorio británico, no fue hasta el año 43 cuando se llevó a cabo la invasión definitiva. Fue con la ocupación Hispánica y Británica de las tierras de los antiguos Celtas, cuando la festividad de Todos los Santos fue asimilada por los romanos y emparejada a otra que ya ellos celebraban a finales de Octubre o primeros de Noviembre en honor a la diosa Pomona, diosa de los frutales y que daba fin a la cosecha de manzanas, por lo que ambas fiestas quedaron unidas en una sola.
Los Papas Gregorio III (731-741) y Gregorio IV (827-844) ante la multitud de fiestas paganas que se celebraban en aquellos tiempos, intentaron fundirlas en una única fiesta de corte cristiano (Día de Todos los Santos) que quedó fijada para el día uno de Noviembre.
En 1.840 la fiesta llegó a Estados Unidos donde tuvo un éxito impresionante. Los portadores fueron los irlandeses que llegaron con motivo de la Gran Hambruna de la patata (1845-1849) y por muchos gallegos que huían de la miseria y el hambre. Fueron los irlandeses quienes difundieron la costumbre de tallar las calabazas (Jack O'Lantern) inspirada en la leyenda de Jack el tacaño. El éxito de la fiesta de Halloween fue progresivo, alcanzando gran popularidad en el desfile de Minnesota de 1.921, al que inmediatamente se unieron otros muchos estados. La celebración no cesó en incrementar su popularidad y la internacionalización llegó a finales de los años 70 con el cine.
En 1.978 se estrenó en todo el mundo la película "La noche de Halloween", de Jhon Carpenter, film de terror ambientado en la noche de Todos los Santos. En la actualidad, la fiesta de Halloween es una de las principales del calendario norteamericano y canadiense. Los países latinos la viven de una forma más espiritual y dirigida por tanto a los seres queridos que marcharon de este mundo, aunque también hay otros, como Argentina, que la consideran fiesta anglosajona y pasan totalmente de ella. En Europa ambas situaciones quedan repartidas según la edad. Los jóvenes, influenciados por el cine y las altas tecnologías, son muy propensos a importar todo lo que sea norteamericano y le dan un carácter festivo a la fecha, que celebran disfrazándose en salas de fiesta y discotecas, mientras los mayores lo hacen engalanando los cementerios.
Las imágenes cinematográficas de niños disfrazados de fantasmas correteando por las calles, pidiendo caramelos (trick-or-treating) ha calado hondo en las nuevas generaciones que ven en este enfoque mayor atractivo que el de ofrecer un recuerdo a sus mayores visitando los viejos cementerios. En México la versión es "pedir la calaverita" típico dulce que se elabora para la ocasión.
En Europa ya desde el primer año de vida (en las guarderías) se inculca la fiesta de Haloween. Está bien esto de utilizar la fiesta como tal y no como recuerdo siniestro, pero todo tiene su medida. La juventud, justamente por ver la muerte de lejos, ha tomado el rumbo más siniestro de la fiesta olvidando que también para ellos su destino es el mismo. Los disfraces normales ya no les satisfacen y ultimamente les resulta más apetecible disfrarse de zoombis, más satisfactorios cuanto más desagradables.
En cuanto a la leyenda de Jack el Tacaño proviene de un granjero irlandés que engañada a vecinos y amigos para robarles fama y dinero. Tan mala reputación tenía que el Diablo fue a verle para comprobar si eran ciertas sus malas artes. Disfrazado de hombre normal se ganó su amistad y fueron a tomar unas copas y comprobado que se trataba de un malvado, Lucifer le dijo que iba a llevárselo a lo que Jack respondió que antes tomaran una última ronda. Lucifer atendió la petición pero al ir a pagar ninguno de los dos llevaba dinero a lo que Jack propuso a Lucifer que demostrara sus poderes convirtiéndose en moneda con la que pagar las bebidas. Lo hizo Satanás pero Jack, en lugar de pagar con ella, se la metió en el bolsillo en el que guardaba un crucifijo.
Incapaz de salir le propuso al granjero que si le soltaba no le molestaría en un año. Le soltó el facineroso y transcurrido el plazo el diablo se presentó de nuevo. Jack, aparentemente dócil, le pidió una manzana antes de ir al infierno. El diablo subió a lo alto del manzano, mientras Jack tallaba una cruz en el tronco que imposibilitaba la bajada. Esta vez Jack pidió que su alma no fuera jamás aceptada en el infierno. Unos años después, tras su muerte, fue al cielo pero San Pedro no lo admitió por sus muchos pecados y lo mandó al infierno.
Sin embargo la fiesta es muy anterior, de origen Celta y prontamente instalada en la región ibérica de Gallaecia (Galicia) de la que se consideran primeros habitantes. Era conocida como Samhain, expresión que deriva del irlandés antiguo y que significa "fin del verano". El Samhain se celebraba tras la recogida de las cosechas y se consideraba el fin de año Celta, pues era el comienzo de la época oscura por sus días más cortos y fríos, en los que era más propicia la llegada de los espíritus. Numerosas ceremonias llamaban a las almas de los ancestros y espíritus benignos, al tiempo que los espíritus dañinos eran alejados. Para evitar ser dañados por estos últimos es por lo que las gentes se vestían con máscaras, lo más parecido a esos espíritus del mal, a fin de auyentarlos hacia el más allá.
Aparte el simbolismo espiritual, el Samhain era también momento de hacer recuento de los animales y cosechas disponibles para afrontar el largo y crudo invierno que se aproximaba. Como forma de espiritualidad y ahorro, todos los fuegos se apagaban a excepción de la chimenea de la casa a la que se echaba, además de la leña, los huesos de todos los animales sacrificados durante el año que entonces finalizaba para ellos.
Aunque desde los primeros años de nuestra Era los romanos ya hicieron incursiones esporádicas en territorio británico, no fue hasta el año 43 cuando se llevó a cabo la invasión definitiva. Fue con la ocupación Hispánica y Británica de las tierras de los antiguos Celtas, cuando la festividad de Todos los Santos fue asimilada por los romanos y emparejada a otra que ya ellos celebraban a finales de Octubre o primeros de Noviembre en honor a la diosa Pomona, diosa de los frutales y que daba fin a la cosecha de manzanas, por lo que ambas fiestas quedaron unidas en una sola.
Los Papas Gregorio III (731-741) y Gregorio IV (827-844) ante la multitud de fiestas paganas que se celebraban en aquellos tiempos, intentaron fundirlas en una única fiesta de corte cristiano (Día de Todos los Santos) que quedó fijada para el día uno de Noviembre.
En 1.840 la fiesta llegó a Estados Unidos donde tuvo un éxito impresionante. Los portadores fueron los irlandeses que llegaron con motivo de la Gran Hambruna de la patata (1845-1849) y por muchos gallegos que huían de la miseria y el hambre. Fueron los irlandeses quienes difundieron la costumbre de tallar las calabazas (Jack O'Lantern) inspirada en la leyenda de Jack el tacaño. El éxito de la fiesta de Halloween fue progresivo, alcanzando gran popularidad en el desfile de Minnesota de 1.921, al que inmediatamente se unieron otros muchos estados. La celebración no cesó en incrementar su popularidad y la internacionalización llegó a finales de los años 70 con el cine.
En 1.978 se estrenó en todo el mundo la película "La noche de Halloween", de Jhon Carpenter, film de terror ambientado en la noche de Todos los Santos. En la actualidad, la fiesta de Halloween es una de las principales del calendario norteamericano y canadiense. Los países latinos la viven de una forma más espiritual y dirigida por tanto a los seres queridos que marcharon de este mundo, aunque también hay otros, como Argentina, que la consideran fiesta anglosajona y pasan totalmente de ella. En Europa ambas situaciones quedan repartidas según la edad. Los jóvenes, influenciados por el cine y las altas tecnologías, son muy propensos a importar todo lo que sea norteamericano y le dan un carácter festivo a la fecha, que celebran disfrazándose en salas de fiesta y discotecas, mientras los mayores lo hacen engalanando los cementerios.
Las imágenes cinematográficas de niños disfrazados de fantasmas correteando por las calles, pidiendo caramelos (trick-or-treating) ha calado hondo en las nuevas generaciones que ven en este enfoque mayor atractivo que el de ofrecer un recuerdo a sus mayores visitando los viejos cementerios. En México la versión es "pedir la calaverita" típico dulce que se elabora para la ocasión.
En Europa ya desde el primer año de vida (en las guarderías) se inculca la fiesta de Haloween. Está bien esto de utilizar la fiesta como tal y no como recuerdo siniestro, pero todo tiene su medida. La juventud, justamente por ver la muerte de lejos, ha tomado el rumbo más siniestro de la fiesta olvidando que también para ellos su destino es el mismo. Los disfraces normales ya no les satisfacen y ultimamente les resulta más apetecible disfrarse de zoombis, más satisfactorios cuanto más desagradables.
En cuanto a la leyenda de Jack el Tacaño proviene de un granjero irlandés que engañada a vecinos y amigos para robarles fama y dinero. Tan mala reputación tenía que el Diablo fue a verle para comprobar si eran ciertas sus malas artes. Disfrazado de hombre normal se ganó su amistad y fueron a tomar unas copas y comprobado que se trataba de un malvado, Lucifer le dijo que iba a llevárselo a lo que Jack respondió que antes tomaran una última ronda. Lucifer atendió la petición pero al ir a pagar ninguno de los dos llevaba dinero a lo que Jack propuso a Lucifer que demostrara sus poderes convirtiéndose en moneda con la que pagar las bebidas. Lo hizo Satanás pero Jack, en lugar de pagar con ella, se la metió en el bolsillo en el que guardaba un crucifijo.
Incapaz de salir le propuso al granjero que si le soltaba no le molestaría en un año. Le soltó el facineroso y transcurrido el plazo el diablo se presentó de nuevo. Jack, aparentemente dócil, le pidió una manzana antes de ir al infierno. El diablo subió a lo alto del manzano, mientras Jack tallaba una cruz en el tronco que imposibilitaba la bajada. Esta vez Jack pidió que su alma no fuera jamás aceptada en el infierno. Unos años después, tras su muerte, fue al cielo pero San Pedro no lo admitió por sus muchos pecados y lo mandó al infierno.
Allí tampoco lo admitieron por el pacto realizado, por lo que el Diablo lo condenó a vagar por los caminos del mundo con un nabo hueco y una brasa dentro como única luz. Con el paso del tiempo Jack el Tacaño fue conocido como "Jack el de la Linterna" que más tarde se abreviaría como Jack O'Lantern.
Este es el motivo de que se utilizaran primero nabos y más tarde calabazas, para alumbrar el camino a los muertos en la noche de Halloveen y también el colocarlos después en las puertas de las viviendas a fin de evitar que el espíritu de Jack llegara a sus casas para proponer el Truco o el Trato (Trick-or-Trating). Como bien dijo "Perico el de los Palotes" a la gente sin escrúpulos, que tanto abundan en el planeta, ni agua.
¡Y hay que ver los que hay...! ¿Quien no conoce al menos tres o cuatro, como el de la foto?. Bueno, su apariencia no es la misma. Unos se disfrazan de personas de bien, otros incluso de tontos, pero repasad su vida. La Biblia lo dice bien claro: ..."Por sus frutos les conoceréis..."EL ÚLTIMO CONDILL
Este es el motivo de que se utilizaran primero nabos y más tarde calabazas, para alumbrar el camino a los muertos en la noche de Halloveen y también el colocarlos después en las puertas de las viviendas a fin de evitar que el espíritu de Jack llegara a sus casas para proponer el Truco o el Trato (Trick-or-Trating). Como bien dijo "Perico el de los Palotes" a la gente sin escrúpulos, que tanto abundan en el planeta, ni agua.
¡Y hay que ver los que hay...! ¿Quien no conoce al menos tres o cuatro, como el de la foto?. Bueno, su apariencia no es la misma. Unos se disfrazan de personas de bien, otros incluso de tontos, pero repasad su vida. La Biblia lo dice bien claro: ..."Por sus frutos les conoceréis..."EL ÚLTIMO CONDILL