Hija primogénita de Carlos IV y de María Luisa de Parma, Carlota había nacido en Abril de 1775 y con apenas diez años fue casada con el príncipe Juan de Portugal.
Era fea, débil, enfermiza y de muy baja estatura, pero así eran entonces los matrimonios que se casaban sin conocerse y después pasaba lo que pasaba.
Se dijo que incluso no podía tener hijos, con lo cual las Cortes portuguesas se sentían estafadas y querían anular el matrimonio mandando a Carlota de regreso a España, pero ésto no sucedió.
Contra todo pronóstico la reina tuvo nada menos que nueve hijos, algunos de los cuales reinaron en Brasil, Portugal y España.
La foto adjunta es cuando Carlota tenía 10 años de edad, (8 de Mayo de 1785) fecha de su matrimonio con el príncipe Juan VI, heredero de la Corona de Portugal.
Al morir el príncipe José, heredero de la corona de Portugal, Juan VI pasó a ser el primero en la lista de sucesión y por el trastorno mental de la reina María, su madre, hubo de hacerse cargo de la regencia del reino en 1792. Tal acontecimiento vino bien al carácter ambicioso y violento de Carlota cuyas desavenencias conyugales tomaron prontamente visos políticos. La reina consorte pretendía frecuentemente influir en las decisiones del rey hasta el punto de urdir una revuelta palaciega que le permitiera tomar el poder. No dudó Juan VI, su marido, en expulsarla del Palacio Real de Mafra y recluirla al Palacio de Queluz, bajo libertad vigilada. Con la separación de su esposo el rey, su vida privada y pública quedó seriamente dañada.
Dos años después, en 1808 y debido a la invasión napoleónica, la familia real portuguesa dispuso su huida hacia Brasil. Llegados a Río de Janeiro instalaron allí la Corte, pero las intrigas de Carlota-Joaquina no finalizaron. Apresado por Napoleón Bonaparte, el rey de España Fernando VII fue trasladado a Bayona, donde fue obligado a abdicar en favor del emperador francés, recluyéndole a continuación en el palacio de Valençay, donde se le mantuvo preso durante todo el periodo de la invasión. (1808-1814)
Ante tal situación, Carlota-Joaquina pretendió reemplazar a su hermano Fernando VII, por ser la única integrante de la familia de Carlos IV no apresada por los franceses. Sus planes no cuajaron, pero en 1820, la revolución de Oporto permitió el regreso de la Familia Real a Portugal.
Sin embargo, su hijo y heredero Pedro de Braganza no quiso regresar con ellos y dos años después (1822) proclamó la independencia, asumiendo el trono como emperador Pedro I de Brasil. Cuatro años más tarde el rey Juan VI murió súbitamente en Marzo de 1826. Se dijo que fue envenenado, sospechándose que de manos de su esposa la reina Carlona-Joaquina y su hijo Miguel, en una conspiración para ocupar el trono. Solo diez años pudo reinar sin imposiciones ya que el 7 de Enero de 1830, la reina Carlota murió a consecuencia de un cáncer de útero.
La "hija de los canallas", como vulgarmente se la conocía por el populacho, desde que conspirara contra su esposo y rey Juan VI y fuera recluida en el palacio de Queluz, abandonaba por fin sus ansias de poder.
Ante una vida tan corta, como es nuestro paso por este mundo de miserias, ¿merecen la pena tantas conspiraciones y afrentas?. ¿No es mejor la tranquilidad de luchar por el bien de todos cuantos nos rodean...?
RAFAEL FABREGAT