No se trata de que manden unos u otros, sino de cómo mandan estos o aquellos. Lo que sí está claro es que así no podemos seguir; que, dicho claro y rápido, nos vamos al carajo sin remisión. Y digo más... Que ya no se trata de que mande la izquierda, la derecha o el centro, sino que esto va a explotar, mande quien mande, porque aquí nadie tira ni quiere tirar del carro común de todos nosotros. "To pa mí y na pa tí". Para mi desgracia me quedan cuatro telediarios pero, si fuera joven estaría completamente asustado. Lo que me queda de vida creo que podré aguantarlo, no por la paga que percibo de la Seguridad Social, que es injusta, mísera y vergonzosa, sino porque, gracias al mucho trabajo realizado, conseguí ahorrar unas perrillas para poder complementarla y si no se comen chuletas de cordero, bueno es el tocino.
Claro que esta entrada al Blog no pretende ahondar en las miserias de mi vida, que a nadie le importan lo más mínimo, sino reflejar una realidad conocida por todos y que hará que nuestro país, si nadie lo remedia, quede destrozado y en la más deplorable ruina. Y los países del norte de Europa que no se rían, pues detrás irán ellos.
En el párrafo anterior decía yo que casi daba igual que mandasen unos u otros, pero no es cierto del todo. Quería decir que la política, en este momento, está tan desvirtuada que efectivamente pocas diferencias hay entre unos partidos u otros y en unas naciones u otras. Aquí ya nadie se preocupa por nada y esto ya clama al Cielo. Ni siquiera la Corona parece responsabilizarse por nada de lo que ocurre en este país. Lo malo es que el ciudadano de a pie ha perdido sus aspiraciones presentes y futuras.
Recuerdo perfectamente que nuestra generación, quizás por la mucha hambre sufrida, tenía ambiciones y ganas de lucha y prosperidad. Había ganas y afán de labrarse un futuro, por encima de lo que había vivido en la casa de sus mayores, costara lo que costase nos sentíamos obligados a subir un peldaño más del que nuestros padres hubieran conseguido. No había trabajo duro ni mal pagado y por consiguiente se trataba de trabajar con ahínco para, con la mayor ilusión, conseguir nuestras aspiraciones. Nada queda ya de aquella época, ni de aquellas ideas. Ahora de lo que se trata es precisamente de progresar sin trabajar. Ningún trabajo, sea cual sea, es bueno ni está bien remunerado. Los gobiernos actuales, sean cuales sean, en su interés por conseguir nuestro voto, están fomentando toda clase protecciones, aún sin merecerse y a costa de destrozar el país.
A pesar de existir millones de "parados" nadie puede encontrar gente para ninguna actividad. Nadie quiere trabajar. No lo critico. Es más, incluso me parece lógico. Nadie en sus cabales quiere trabajar, por la sencilla razón de que no les compensa en absoluto. La explicación es bien sencilla... La globalización ha dado como resultado la igualdad económica entre países totalmente diferentes, motivo por el cual los más desarrollados no pueden competir con aquellos tercermundistas, cuyos dirigentes se aprovechan de la situación para producirlo todo con muchos menos costes, haciéndose ellos millonarios mientras los empleados siguen trabajando como mulos por un simple plato de comida. Por contra, los países occidentales, no pueden aumentar el salario de sus trabajadores para poder subsistir. Sin embargo, para que pueda entenderse mejor, resulta obligado poner un ejemplo...
Cualquier empleado medio, con casa propia y un par de hijos apenas puede acabar el mes pues las retenciones y gastos generales son desorbitados y los 1.200-1500 euros de sueldo le resultan insuficientes. ¿Cómo es eso posible?. Pues muy fácil...
El desempleado, de parecidas características, cobra de "paro" la misma cifra pero sin retenciones y cuando éste se acaba sigue cobrando una ayuda social, más ayuda social para su mujer, para los hijos (no todos propios ni legales), para el alquiler, la luz, el agua, el colegio y comedor para los hijos. Ya no digamos de gitanos y magrebíes que reúnen comida para dar y vender de Caritas, Cruz Roja, etc. a cuyas colas van todos los de la casa con carros e incluso con sillas, etc. reuniendo la bonita suma de más de 2.000 euros mensuales a los cuales hay que sumar los trabajos que la mujer y el marido hagan en "negro", todos ellos limpios de polvo y paja. En resumen: Los que trabajan pueden ingresar, como mucho 1.500 euros al mes, mientras que los que no lo hacen pueden llegar perfectamente a los 4 o 5.000 euros mensuales. Y claro, vas a contratarles y se ríen en tu cara...
- ¿Pero que dices? -te responden- ¿Te crees tú que estoy tonto o qué?.
Si esa es la España de hoy. ¿Vamos o no vamos a pique?.
RAFAEL FABREGAT