EL ÚLTIMO CONDILL.
PARA ESCRIBIR SOLO HAY DOS REGLAS, TENER ALGO QUE DECIR Y QUE TE DEJEN DECIRLO. (Rafael F. Condill)
13 de septiembre de 2025
3220- COMIDA RÁPIDA DE LOS ROMANOS.
Esta claro que no hay nada nuevo bajo el sol...
¿Comida rápida en tiempos de los romanos?. Pues sí amigos. Al decir esa frase todos pensamos en Mc Donald's, Burger King, Pizzerías, etc. algo improvisado que puede darnos un buen juego para una reunión entre amigos e incluso en familia. Pero aquello que llegó a España en la década de 1960, no era ninguna novedad, por mucho que nos lo pareciera. Ya hacía más de 2000 años que estaba inventado. En tiempos de lor romanos los banquetes no eran siempre algo organizado con el tiempo suficiente y entonces, como ahora, surgían cenas improvisadas, sin que comida y cocineros estuvieran disponibles. ¿La solución...?
La solución era acudir a un lugar de "comida rápida". El local, como podemos imaginar, no tenía la categoría de las élites, pero tenía de todo. Se llamaban Popinaes y eran una especie de hostales con cocina y salón en la planta baja y camas en el piso superior, donde se podía pedir "de todo", incluídas las camareras que te habían servido la cena. Algo parecido a algunos restaurantes actuales, donde "todo", hasta los cuadros, están a la venta.
Pero bueno -os preguntaréis- ¿qué comían aquellas gentes?. ¡Pues de todo!. Sí sí, de todo, porque su clientela era variopinta y abundante, tanto como la comida y servicios que ofrecían. El mejor chuletón a la brasa o unos pajaritos fritos. Así de fácil.
En un tiempo en el que nada era como ahora, los zorzales (tordos) eran una clase de pájaro mucho más abundante de lo que actualmente puedan ser los estorninos, que todos conocemos y que no son en absoluto apetecibles por la dureza de su carne y escaso sabor. Los tordos se vendían a cientos y la variedad de la comida estaba asegurada, como lo pueda ser, en Cabanes, el Bar Toni o el Navarrete, pero también las cantidades. En Herculano, a un tiro de piedra de la antigua Pompeya y lugar de veraneo de la hélite romana, entre otros cientos de cosas, las excavaciones que se llevan a cabo desde hace décadas, han devuelto a la luz del día algunos de estos establecimientos de "comida rápida" y, a la vista están, los frigoríficos que utilizaban aquellas gentes...
Grandes tinajas de barro cocido, enterradas en la obra de la misma "barra", que cada día, a la hora de abrir el local, estaban repletas de comida variada donde poder elegir y uno de los platos más solicitados eran los zorzales fritos. Decir cientos sería ir muy por debajo de lo que allí había. Más bien serían miles los pájaros que allí tenían disponibles y salsas todas las imaginables en aquella época. Y lo que vemos en las fotos eran tan solo lo más popular y corriente, lo más pedido por su clientela, puesto que en la trastienda decenas de tinajas de todos los tamaños contenían carne y pescados guisados, auténticas exquisiteces. ¿Y, cómo diréis que se ha descubierto todo eso?. Pues fácil, o no tanto. Son muchos los años que llevan retirando lo que el Vesubio enterró.
Plinio el Viejo (20-79 d.C.) falleció en Pompeya en la erupción del Vesubio y, entre sus disertaciones, solía contar que los zorzales eran pájaros exquisitos propios de gentes principales, lo cual no quiere decir que solo los ricos los comieran. Se ha demostrado que no era así puesto que en estos locales de "comida rápida" comerlos era muy popular. Los posaderos no los regalarían, pero estaban a disposición de su clientela habitual que, al parecer, era mucha y de muy diferente poder adquisitivo. Y lo mismo carnes y pescados de todas las variedades, acompañados con la salsa "garum" de origen español. Una especie de salazón de vísceras de pescado. Todo eso y la alta consumición de tordos, ha sido demostrado por los arqueólogos al encontrar, además de varios popinaes con su barra y tinajas en perfecto estado de conservación el retrete del local, que han analizado "en profundidad" y descubierto que los restos más abundantes eran huesecillos de zorzales. ¿Qué cosas, verdad?. Es de agradecer que otros urguen en los desechos, para darnos a conocer estas curiosidades.
RAFAEL FABREGAT
12 de septiembre de 2025
3219- NADA TAN SAGRADO COMO EL PAN.
Son muchos los lugares en los que se celebran fiestas tras determinada cosecha: La vendimia, la tomatina, la sidra, la cereza, etc. En cada sitio lo que suele ser su producto estrella. El motivo es festejar el hecho de haber terminado los trabajos de recolección y tener asegurado el sustento a lo largo del año. Siglos atrás, si no milenios, lo primordial era asegurar el pan de cada día, por lo que la fiesta giraba alrededor de la cosecha del trigo, en el que los trabajadores del campo agradecían a los dioses la abundancia de comida recibida.
En los países europeos, nuestros ancestros hacían muñecos con los últimos manojos del trigo recolectado, puesto que la creencia popular era que los espíritus del trigo vivían entre el cultivo y tras su recolecta se quedaban sin hogar.
Con este motivo los muñecos eran llevados a todas las celebraciones (bailes, comidas, etc.) y finalizada la fiesta se llevaban a la casa de cada cual para darles cobijo hasta el momento en el que nacían los primeros brotes de la cosecha siguiente. En dicha fiesta se elaboraba pan con la harina del nuevo trigo recolectado y se hacían ofrendas procesionales, danzas y otras ceremonias propias de aquellos tiempos. Con la llegada del cristianismo, en la Edad Media estas celebraciones se incorporaron a las festividades cristianas e incluso el pan para la Eucaristía se hacía con el trigo de la nueva cosecha. Estas celebraciones permanecieron en vigor, con una comida popular, bailes, o lo que se tercie, dependiendo de la cosecha de que se trate. A fecha de hoy queda poco ya de todo aquello y la Fiesta de la Vendimia puede que sea una de las que con mayor número de gente se celebre.
RAFAEL FABREGAT
11 de septiembre de 2025
3218- EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO.
Proyector sin motor (con manivela) Kodak Scope 1906. |
1ª cámara cinematográfica de los Hnos. Lumier. |
Moto OSSA 125 c.c. del año 1957. |
Uno de los operadores de cámara de los hermanos Lumier (Alexandre Promio) fue el especialista en mostrar en uno de los salones del Gran Hotel de Rusia, en el nº34 de la Carrera de San Jerónimo, el gran invento del momento. Promio convirtió la planta baja del hotel en un patio de butacas.
Todo era poco para tan gran y novedoso espectáculo. Unas filas de sillas, grandes cortinajes en las paredes y una pantalla de tela blanca, con el reproductor al fondo del salón era todo lo que se necesitaba. A día de hoy no era gran cosa, pero a todos se lo pareció, porque entonces sí lo era. Todo lo más granado de la población madrileña y los embajadores de Francia y Austria fueron invitados en primer lugar. Al día siguiente se llevaron a cabo otras sesiones para los más curiosos de la ciudad, sesiones de 15 minutos de duración al precio de 2 pesetas. Un abuso sin parangón puesto que era un dineral que muchos no ganaban con un día de trabajo. El éxito, quien lo duda, fue espectacular. Los periódicos, informaron de lo allí acontecido: Que las personas se movían, el paso de carruajes, la llegada de un tren y la ondulación de las aguas del mar, todo con una perfección que no cabía mas allá.
Todas las imágenes fueron de gran admiración pero muy especialmente, el derribo de un muro y la llegada del tren, que arrancaron grandes aplausos. Viendo el éxito del espectáculo el Hotel Rusia pactó con los promotores un visionado para el día siguiente y otros, a las 10:00 h., a las 15:00 h. y a las 20:00 h. que se ganaron la admiración de todos los asistentes. Para que quedase constancia del hecho, se colocó una placa de mármol en la fachada de aquel Hotel Rusia que desapareció hace muchos años, pero no el edificio, que actualmente es un Centro de Salud. Allí está todavía para el recuerdo de todos los viandantes. Pocos años más tarde ya abrieron salas de proyección que tan solo cobraban 5 y 10 céntimos, según categoría de la sala. En la platea había una zona de butacas preferentes que costaban 1 real (25 cts.)
Los hermanos Lumier, en agradecimiento por el éxito obtenido en España, grabaron una salida de misa de 12 en la iglesia de Las Calatravas, la del 12 de Octubre en la basílica del Pilar de Zaragoza y una exhibición de artillería de Vicálvaro. El día 12 de Junio toda la familia real al completo acudió a presenciar el tan prodigioso invento. Alfonso XII había fallecido el año anterior, pero acudió la reina regente Doña María Cristina de Habsburgo, que era la que había ordenado que se filmase la exhibición artillera. El éxito fue tal que, en poco tiempo, rebasó el de las "salas de cine" propiamente dichas y se pudo ver cine en barracas, casetas de feria y hasta en la propia calle. Incluso se le llamó "el séptimo arte". Con la llegada de los cines había llegado "el Mayor Espectáculo del Mundo".
RAFAEL FABREGAT
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