Preso de amor, Carlomagno ordenó que el cadáver de la joven fuera embalsamado y llevado posteriormente a sus aposentos, puesto que no quería separarse de ella. El arzobispo Turpín, preocupado por esta macabra pasión y con la sospecha de que debía tratarse de algún tipo de hechizo, quiso examinar el cadáver de la muchacha. Cual no sería su sorpresa al encontrar, bajo la lengua muerta y reseca del joven cadáver, un anillo con una piedra preciosa que el arzobispo retiró sin hablarle a nadie de este hallazgo.
Al día siguiente, ya con el anillo en poder de Turpín, el emperador mandó que se enterrase el cadáver de la muchacha y volcó todo su amor en la persona del arzobispo. Convencido de que el hechizo era cierto y para escapar de tan embarazosa situación, el arzobispo arrojó el anillo al lago Constanza. A partir de ese momento Carlomagno se enamoró del lago Constanza y ya nunca quiso alejarse de sus orillas. Tan ofuscado estaba que, para relajar su mente, el 11 de Septiembre de 813 coronó a su hijo Ludovico Pío como coemperador y marchó de caza. Seis semanas después viajó a su residencia en Aquisgrán de la que no volvería. Quiso la desgracia que a principios de Enero del año 814 enfermara de pleuritis, muriendo el día 28 y siendo enterrado ese mismo día en la catedral de Aquisgrán. Ahí acabaron las fogosidades de Carlomagno. Sus huesos descansan en el llamado "Cofre de María" que dicen guarda también reliquias de Jesucristo, Virgen María y Juan el Bautista. Estos cofres están situados en la "Capilla de Cristal", lugar emblemático de la Catedral de Aquisgran (Colonia) Alemania.
RAFAEL FABREGAT
(*).- La Pléiade (pág.1315) de Jules Barbey d'Aurevilly.


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