4 de diciembre de 2014

1590- MOISÉS NO ERA JUDIO.

Escultura de Moisés. (Miguel Ángel)
No existen documentos de la época en la que la Biblia sitúe a Moisés, por lo que cualquier conjetura puede ser válida. Sí hay constancia de lo escrito en el siglo III a.C. por el historiador egipcio Manetón, que aseguraba que Moisés no era hebreo. Desde su punto de vista, Moisés era un príncipe egipcio que abandonó su tierra a causa de las reformas monoteístas de Akenatón. Lo que nos cuenta la Biblia referente a la orden de Seti I de ahogar en el Nilo a los niños hebreos recién nacidos, es una medida brutal jamás llevada a cabo en Egipto e inadmisible además en un faraón que la Historia ha descrito como compasivo y tolerante. 


Akenatón y la reina Nefertiti, con sus hijas.
Según Manetón, Moisés no era de origen hebreo, sino un sacerdote próximo al poder, seguidor de las ideas monoteístas de Akenatón en la figura del dios Atón. El nombre real de Moisés pudo ser Osarseph, educado en la casa del faraón al ser hijo adoptivo de una de las princesas de Egipto. Durante una rebelión de los 80.000 esclavos que trabajaban en las canteras del Nilo, en los últimos años de reinado de Amenhotep III, éstos lo nombraron su caudillo y le juraron obediencia. Osarseph mandó una embajada a los reyes nómadas que habían sido expulsados de Jerusalén (los Hicsos) para que también lo apoyasen en su causa contra el faraón. 


Amenhotep III y la reina Tiy.
Muchos habitantes de Jerusalén se unieron también a los prisioneros rebeldes formando un numeroso grupo de combatientes que conquistaría las tierras de Siria. Parece ser entonces cuando Odarseph cambió su nombre por el de Moisés
Según los estudios llevados a cabo por Sigmund Freud a principios del siglo XX, el profeta hebreo pudo ser incluso Turth-Moses, hijo primogénito del faraón Amenhotep III, privado de suceder a su padre por algún presagio negativo y fiel seguidor de la religión monoteísta impuesta por su hermano Akenatón. En este orden de cosas, a la muerte del faraón Akenatón el rechazo a la religión monoteísta fue brutal y sus seguidores perseguidos hasta los confines del imperio. Como gobernador de la provincia de Gozen, lugar de asentamiento de las tribus semíticas, Moisés había convencido a los hebreos y a los seguidores de Atón para viajar a Canaán, donde ya había establecida una comunidad monoteísta partidaria de Akenatón. 


Aunque la Biblia emplaza la existencia de Moisés durante el reinado de Ramsés II, la mayor parte de los historiadores ven más probable que la expulsión judía de la que habla la Biblia sea la de los Hicsos, llevada a cabo en el 1.550 a.C. al ser los nómadas hebreos que migraron a Egipto debido las sequías que padecía su país y que por sus modernas tácticas militares, fueron vistos por las autoridades egipcias como una amenaza. Obligatoriamente la medida no podía ser otra que la expulsión de su territorio. Sin embargo la expulsión se llevó a cabo muchos años después de su llegada, cuando los Hicsos estaban ya integrados.

Las razones que avalan la hipótesis de Freud, sobre la posible nacionalidad egipcia de Moisés es que en 1947 fue hallada en Karnak la estela del faraón Ahmosis I (1550-1525 a.C.) que habla de su convulso reinado, así como de las plagas y tormentas que se sufrieron en ese periodo. Curiosamente el nombre de Ahmosis puede traducirse como "hermano de Moisés" y consta que, previamente a su lucha contra los Hicsos, también se enfrentó a los semitas instalados en Egipto. A pesar de todos los datos aportados por los diferentes estudios, llevados a cabo a lo largo de los siglos, no hay acuerdo entre los diferentes historiadores sobre el origen semítico de los Hicsos y tampoco sobre el de Moisés. 

RAFAEL FABREGAT

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