Escultura de Moisés. (Miguel Ángel) |
Akenatón y la reina Nefertiti, con sus hijas. |
Amenhotep III y la reina Tiy. |
Según los estudios llevados a cabo por Sigmund Freud a principios del siglo XX, el profeta hebreo pudo ser incluso Turth-Moses, hijo primogénito del faraón Amenhotep III, privado de suceder a su padre por algún presagio negativo y fiel seguidor de la religión monoteísta impuesta por su hermano Akenatón. En este orden de cosas, a la muerte del faraón Akenatón el rechazo a la religión monoteísta fue brutal y sus seguidores perseguidos hasta los confines del imperio. Como gobernador de la provincia de Gozen, lugar de asentamiento de las tribus semíticas, Moisés había convencido a los hebreos y a los seguidores de Atón para viajar a Canaán, donde ya había establecida una comunidad monoteísta partidaria de Akenatón.
Aunque la Biblia emplaza la existencia de Moisés durante el reinado de Ramsés II, la mayor parte de los historiadores ven más probable que la expulsión judía de la que habla la Biblia sea la de los Hicsos, llevada a cabo en el 1.550 a.C. al ser los nómadas hebreos que migraron a Egipto debido las sequías que padecía su país y que por sus modernas tácticas militares, fueron vistos por las autoridades egipcias como una amenaza. Obligatoriamente la medida no podía ser otra que la expulsión de su territorio. Sin embargo la expulsión se llevó a cabo muchos años después de su llegada, cuando los Hicsos estaban ya integrados.
Las razones que avalan la hipótesis de Freud, sobre la posible nacionalidad egipcia de Moisés es que en 1947 fue hallada en Karnak la estela del faraón Ahmosis I (1550-1525 a.C.) que habla de su convulso reinado, así como de las plagas y tormentas que se sufrieron en ese periodo. Curiosamente el nombre de Ahmosis puede traducirse como "hermano de Moisés" y consta que, previamente a su lucha contra los Hicsos, también se enfrentó a los semitas instalados en Egipto. A pesar de todos los datos aportados por los diferentes estudios, llevados a cabo a lo largo de los siglos, no hay acuerdo entre los diferentes historiadores sobre el origen semítico de los Hicsos y tampoco sobre el de Moisés.
RAFAEL FABREGAT
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