9 de diciembre de 2014

1594- ADELGAZAR COMIENDO.

Han leído bien. Se puede adelgazar, comiendo las mismas calorías que comemos actualmente. ¡Hombre...! Está claro que si comemos 2000 calorías y quemamos 1500 engordaremos. Lo que se come o se deja de comer es muy importante, pero lo es más todavía el horario de la ingesta, porque ahí entra en juego el quemar más o menos calorías. Nuestro cuerpo está genéticamente preparado para ingerir los alimentos durante el día. Los hábitos sedentarios han aumentado, al tiempo que la luz artificial ha prolongado nuestros horarios de actividad y ha retrasado especialmente el horario de la última comida del día. Y eso es malo, muy malo...


Madrugar y acostarnos pronto no es precisamente lo que nos gusta a los españoles. Ahí está el quid de la cuestión. En la batalla por evitar el sobrepeso juega un papel muy importante el horario de las comidas. Uno de los últimos estudios al respecto ha demostrado que una misma cantidad de calorías engordan más o menos dependiendo la hora del día en la que se ingieren. Los estudios, publicados en la revista científica "Cell Metalobism", concluyen que el hecho de ingerir toda la comida diaria con 10 horas de diferencia (como máximo) alejaría los peligros de diabetes, colesterol y obesidad. El estudio confirma la importancia que tiene el horario en los efectos metabólicos de una posible dieta.


Por cuestiones genéticas el cuerpo humano, como en la mayoría de los animales, entiende la noche como tiempo para el reposo y el día como momento adecuado para alimentarnos. Por la mañana la insulina funciona mejor y nuestro cuerpo está mejor preparado para metabolizar los azúcares, mientras que por la noche sube la melatonina y hay mayor intolerancia a la lactosa. Cuando no hay un horario determinado para alimentarnos el reloj biológico se vuelve plano, no funciona con normalidad. Los ciclos normales de luz (día) y oscuridad (noche) resultan insuficientes para marcar el ritmo cicardiano.

De dichos estudios se deduce también la importancia de desayunar correctamente, especialmente en el caso de que a continuación siga un trabajo físico más o menos duro. Ir en contra del reloj biológico es contraproducente para la salud y favorece la obesidad. Eliminar la primera comida diaria no es lo más recomendable para ninguna dieta de adelgazamiento. Más bien al contrario, la primera comida del día debería ser la más abundante. La comida del mediodía entre la 1 y las 2 de la tarde, en todo caso nunca acabar más tarde de las 3. En una dieta (por ejemplo) de 2000 calorías, 800 de ellas deberían ingerirse en el desayuno, 600 en la comida y 500 en la cena. A media tarde podría añadirse un yogur o dos piezas de fruta, que son unas 100 calorías.


La cena debería ser hacia las 8 de la tarde/noche. Está perfectamente claro que las 10 de la noche no es un horario racional de comida para ningún ser de alimentación diurna. Estos horarios son sin duda los mejores para mantener un metabolismo sano y bien regulado. Otra cosa también importante es mantenerlo en el tiempo, creando una rutina beneficiosa que fije el citado ritmo cicardiano. Nuestro cuerpo está preparado para alimentarse en horario solar y más por la mañana que por la noche. Comer sanamente y hacerlo dentro del horario adecuado para el ser humano, colaboraría en gran medida a vivir más y mejor. Ya no solo como cuestión estética, sino también saludable.

RAFAEL FABREGAT

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