Como es del dominio público hoy, día 28 de Diciembre, la Iglesia Católica conmemora la Fiesta de los Santos Inocentes. Lo que ya no saben todos es que dicha conmemoración se refiere a la leyenda de una supuesta masacre que Herodes I el Grande llevó a cabo, al mandar que todos los niños de menos de dos años nacidos en Belén fueran asesinados. El motivo era porque llegó a sus oídos que entre ellos había nacido el que sería rey de los judíos y no sabiendo cual era el posible rival, tomó esta medida a fin de eliminar a todo aquel que pudiera representar un peligro en la pérdida de sus poderes. ¿Creen ustedes que tal monstruosidad fue llevada a cabo realmente?. ¡Yo tampoco!. Son varios los historiadores de aquellos tiempos que relatan los hechos más relevantes de la época y ninguno de ellos dice nada al respecto de dicha matanza.
El historiador Flavio Josefo (37-101) en su obra "Antigüedades judías", del año 93 d.C., diserta sobre la figura de Herodes el Grande y menciona también a Jesús de Nazaret, sin que en ningún momento diga nada con respecto a la "Matanza de los Inocentes" que nos cuenta Mateo el Evangelista en el capítulo 2, versículos 16 al 18 y que es el único que relata este hecho. Ese es justo el motivo de que sean muchos los que discrepen de la veracidad de lo que allí se cuenta. Entre otras cosas, Flavio Josefo relata:
"Ananías era un saduceo sin alma... Hizo que el Sanedrín juzgase a Santiago, el hermano de Jesús, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados" (20.9.1). "Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, que atrajo hacia él a muchos judíos. Cuando mediante Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo habían condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron. La tribu de los cristianos, así llamados por él, no ha cesado de crecer hasta este día" (18.3.3).
La obra completa de Flavio Josefo eran veinte libros que contenían todos los hechos más relevantes, desde la Creación hasta la Gran Revolución judía contra Roma del año 66 d.C. Se divide en dos partes de diez libros cada una. La primera parte viene a ser la Biblia de los Setenta, una especie de resumen de todos los textos hebreos y arameos más antiguos que se conocían en esos tiempos y hasta la invasión persa. Esa Biblia, producto del estudio y redacción separada de 72 sabios judíos que milagrosamente coincidieron en el resultado final, fue utilizada primero por las comunidades judías de todo el mundo y después por la Iglesia Cristiana primitiva de cultura griega, fuente del Antiguo Testamento.
Los diez libros restantes de Flavio Josefo, que conforman la segunda parte de su obra "Antigüedades judías", nos cuentan los hechos acontecidos desde la invasión de Alejandro Magno hasta la Gran Revolución romana del año 66 d.C.
En ellos se habla de Jesús de Nazaret, pero también de más de una decena de personajes que se proclamaron mesías o profetas en esa época. Según Flavio Josefo fue justamente el fanatismo mesiánico de la época el que llevó a los judíos a sublevarse y a perecer ante la potente Roma.
Sus gobernantes entendieron que un movimiento mesiánico-religioso de tales proporciones, empezaba a ser peligroso para sus intereses y había de ser eliminado de raíz, antes de que se extendiera de forma descontrolada como así sucedió.
De todas formas, todo lo anterior viene a cuento de que el historiador Flavio Josefo narra con gran detalle los hechos acontecidos en aquellos tiempos de Jesús y sin embargo no recoge nada referente a la matanza relatada en el Evangelio de Mateo (2:16-18). Lo que sí se desprende de los escritos de Flavio Josefo es que Jesús no fue único, sino uno más de la lista de personajes, no menos de diez, que por sus ideas religiosas resultaron dañinos para la evolución del mesianismo judío y consecuencia de la Gran Guerra (66-73 d.C.) que terminó con el saqueo y destrucción del Templo de Jerusalén (a. 70 d.C.), la demolición de las principales fortalezas (a. 73 d.C.) y la masacre y esclavitud del pueblo judío.
La paradoja es que la supuesta matanza de los niños de Belén a cargo de Herodes, no revelado por ninguno de los historiadores de la época, diera base y apoyo para una fiesta cristiana en la que se esgrime la mentira y la broma pesada como celebración de la misma. Ya que la base fundamental solo existe en boca de un solo hombre, cualquier cosa que se diga es válida en fecha tan señalada por la Iglesia Católica. El día de los Santos Inocentes no conmemora pues una triste realidad, sino la exaltación del enredo con el que el evangelista Mateo quiso reflejar la crueldad y las macabras actuaciones de Herodes I el Grande.
RAFAEL FABREGAT
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