¡Bueno, bueno...!
Lo de que ser macho no tiene valor alguno... solo en el caso de ser libélula y (además) vivir en las Islas Azores. Porque en el caso de no ser libélula, o serlo de otra procedencia, ser macho importa y mucho.
- ¿De qué está hablando este hombre? -se preguntarán algunos...
Se trata de un trabajo del Departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo que, en colaboración con las universidades de Roma y Azores, han realizado este interesante descubrimiento. Los investigadores, gentes preparadas que se dedican a buscar explicación a todos los fenómenos que atraen su curiosidad, se han dado cuenta de que las libélulas de las Azores no necesitan macho para reproducirse. Es la llamada Partenogénesis y la libélula es el único insecto del que no se conocía que tuviera esa posibilidad de reproducción. Hasta ahora se consideraba que las libélulas eran la excepción que confirmaba la regla, ya que en el resto de insectos como escarabajos, mariposas, moscas, etc. sí había casos conocidos de Partenogénesis.
Sucesivas expediciones a las diferentes islas Azores, situadas a 1.500 Km. de Lisboa, han confirmado este fenómeno. Los biólogos cogieron larvas de la especie en cuestión (ishnura hastata) y las criaron en el laboratorio obteniendo nada menos que nueve generaciones (2.000 crías) de estos insectos, todos ellos hembras y casi clones de su propia madre, con una variabilidad genética insignificante. Sin embargo estas libélulas, conocidas popularmente como "caballitos del diablo", si que se reproducen por medio de machos en el resto del mundo. Aunque parece más razonable que ya llegaran a la isla con esa capacidad reproductora, los investigadores también creen posible que inicialmente llegaran machos y hembras, tal como ocurre en el resto del planeta y que, por razones que se desconocen, prescindieran del macho y evolucionaran a la Partenogénesis.
Con apenas 2,5 cm., la especie pudo llegar a las islas arrastrada por algún fuerte viento pero, revisando la Historia, Azores también se confirma como lugar de parada entre los diferentes barcos que viajaban entre Europa y América, así como de los numerosos balleneros que cargaban gran cantidad de agua.
No siendo autóctona de Azores, se considera muy probable que alguna de las larvas de libélula viajara en esos bidones de agua que los barcos vaciaban en destino.
Más listas que las anteriores, las que figuran en esta tercera foto y al igual que los humanos, para reproducirse precisan de los dos sexos ya que no solo reproducirse es lo que se busca. ¡Un poco de diversión nunca está de más...!
RAFAEL FABREGAT
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