Lo cierto es que el título de esta entrada, lo tenía programado mucho tiempo atrás; cuando todavía el gobierno actual me merecía un mínimo de credibilidad, que hoy ya no tengo. Por lo tanto, eso de que caminamos hacia una España mejor, desde mi punto de vista ya no tiene otra razón de ser que la de esperar un cambio de gobierno o de actitudes.
A mí no me molesta que haya ayudas sociales, pero a quien las merezca. Hay que pensar que el dinero que muchos reciben, con buena salud y sin querer trabajar, proceden de aquellos que trabajan más de la cuenta. Estamos hartos de que esos "listos" que cobran estando sanos y sin hacer nada, no acepten el trabajo que se les ofrece porque, según ellos, "no les merece la pena porque perderían las ayudas". Eso no son ayudas sociales, sino una fábrica de golfos.
Como tantas veces he dicho, no soy de los que piensan que el solo hecho de cambiar de gobierno sea la panacea que nos haga salir de la crisis, como remedio magistral de botica.
Sin embargo la gente somos como somos y el solo hecho de que el gobierno cambiase, ya sería motivo de que las actitudes de mucha gente cambiasen también, propiciando probablemente cambios significativos en el consumo y por lo tanto en el empleo.
Aparte las fobias de cuatro mentecatos todos sabemos que, aparte de la indudable crisis global, gran parte del problema español es el miedo del ciudadano. Al menos en nuestro país, esa incertidumbre es la que ha frenado las compras, haciendo que el problema de la crisis se haya visto aumentado. Que el gobierno lo haya hecho bien o mal y que con otro gobierno los problemas hubieran sido menores, ya es una cuestión de opinión política que no voy a valorar. Aquí de lo que se trata es de creer o no, que un cambio signifique la solución.
Naturalmente el futuro no lo conoce nadie y difícilmente se puede predecir si cambiar de gobierno puede sacarnos de la crisis, pero indudablemente habría cambios y es de esperar que fueran favorables, aunque no tanto como algunos piensan porque milagros no hace nadie.
La crisis y el miedo del ciudadano no pueden durar siempre. En primer lugar, porque la solución del problema es de interés mundial y en segundo lugar porque, cuando el ciudadano (con posibles) se percate de que la cosa no es tan grave, irá recobrando su confianza y volverá a gastar, provocando que los menos favorecidos puedan recoger su dinero y gastar a su vez. Nada gusta y satisface tanto al ciudadano, como gastar. Viajar, ir de restaurantes y salir de compras (o sea, gastar) es la mejor distracción que tiene la humanidad. Por consiguiente, todos están deseando y esperando el momento de poder hacerlo otra vez. Los que tienen, porque el miedo les retrae y agobia; los que no tienen, porque la falta de ingresos no se lo permite; pero, desde el más rico al más pobre, todos esperan que las cosas se normalicen para poder volver a tiempos pasados cuando, naturalmente trabajando mucho, la gente ganaba y podía gastar con toda confianza y sin mayor problema.
Yo quiero pensar que a nadie le gustan las colas del paro y malvivir de una exigua contraprestación de poco más de 400 €, aunque sea sin trabajar. Holgazanes los ha habido siempre, pero el hecho de trabajar distrae al personal y le permite cobrar un sueldo que, aunque relativamente corto, permite disfrutar un fin de semana y sacar una familia adelante. El pobre, trabajando deja de serlo y puede asistir allí donde le apetezca en un momento dado obteniendo, además, la satisfacción personal del deber cumplido. Aunque hay gente para todo, imagino que ha de ser triste vivir de la caridad de los demás. Porque no me negarán que, después de finalizada la prestación por desempleo, recibir la mísera pensión social como única forma de subsistencia, tiene que ser algo triste y preocupante. Para mi si que lo sería...
Todos esperamos que, de una u otra forma, esto acabe lo más rápidamente posible. Independientemente de las creencias políticas de cada cual, hay que buscar una solución y si ésta pasa por cambiar al gobierno, pues se cambia y ya está.
Cuatro años pasan pronto y si los que entren no saben hacerlo mejor, vuelta a cambiar y punto pelota.
Ellos (los políticos) nada nos deben, pero menos les debemos nosotros que arreglamos su casa sin contraprestación alguna. Si trabajamos como burros y encima les sentamos en el sillón, creo que nos merecemos su agradecimiento y su respeto. Sin embargo yo, en todos los años que tengo, jamás he visto agradecimiento alguno de su parte.
Ellos van a lo suyo y también nosotros debemos obrar en consecuencia. Sin embargo no debemos olvidar que, siendo mala, la Democracia es la forma de gobierno menos mala y en la única que nos dejan opinar.
Por lo tanto, aunque no nos gusten demasiado ninguno de los diferentes partidos que optan al gobierno, debemos seguir votando para evitar que se tenga que volver a tiempos pasados.
RAFAEL FABREGAT
Es un blog curioso e interesante. Gracias por tu compartir.
ResponderEliminarGracias por tu amable comentario María Isabel.
ResponderEliminarRecibe desde España un fuerte abrazo.