Cuanto se expone a continuación, en cursiva y negrita, forma parte de un trabajo realizado por mi hija ANA MARIA FABREGAT SEGARRA, correspondiente a la asignatura optativa "Patrimonio Cultural", dentro de la Licenciatura de Humanidades, realizada en el año 2.000 en la Universidad Jaume I, de Castellón de la Plana.

LAS OBRAS.
El año 1.926 el médico y cirujano cabanense Don Juan Bautista Torlá Pallarés, decidió la construcción del "Teatro Benavente" y él mismo elaboró todo el proyecto y planos correspondientes. Al frente de tan importante obra estaba el albañil de la localidad Rafael Julve y su ayudante Eulogio Traver, siendo otros muchos los oficiales y peones que trabajaron. Toda la decoración interior, el mobiliario y la fachada fueron encargadas a Jacinto Villanueva, que vino desde Valencia atendiendo la llamada de su amigo Torlá.

EXPLOTACION.
Nunca ha cambiado de propietarios y actualmente pertenece a Don Félix Serrano Torlá, médico pediatra ya jubilado, nieto del fundador. Sin embargo sí cambió de empresarios.
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Nelo Bacora sobre el escenario del Benavente. |


ESPLENDOR.
Con Laureano Boira, el Teatro-Cine Benavente vivió sus años de máximo esplendor. La oferta semanal era sesión de estreno la tarde y noche de los domingos y películas de menor calidad en las sesiones de noche los jueves y sábados. Para la sesión dominical el empresario no reparaba en gastos y las películas más actuales llegaban a Cabanes al mismo tiempo que en el mejor cine de la capital.
El lleno estaba asegurado y el llamado Laureano no arriesgaba en absoluto el elevado coste de traer a un pequeño pueblo cintas de estreno. Lo mismo sucedía con los espectáculos de "variedades" que el citado empresario era muy dado en traer a la localidad.
Cualquier fecha distinguida, o la llegada de la Compañía a nuestra capital provincial, eran suficiente excusa para que los vecinos de Cabanes pudieran disfrutar de un espectáculo, nunca permisible económicamente para localidades de tan pocos habitantes. Laureano tenía vista de lince para los negocios y no dejaba nada al azar. Apenas contratado el espectáculo de turno, la edición de unos fajos de folletos y un par de vehículos con altavoces montados en la baca, informaban a todos los pueblos del entorno. Unido esto a la impresión de una buena cantidad de folletos, que se lanzaban y se repartían también en los cines la semana anterior, quedaba garantizado el lleno de la sala.

El éxito era tal que, ante la insuficiencia de las butacas disponibles, la gente se sentaba con sillas en los pasillos de la sala, tanto el central como los laterales, en una actuación insensata que el empresario permitía. Afortunadamente nada pasó jamás...
VIGENCIA
Aunque no tengo datos sobre la fecha de cierre, no será muy aventurado decir que el local funcionó hasta mediados de la década de los años 70, que es la del fallecimiento del citado empresario ya que nadie más explotó el local, con la única excepción de diferentes funciones de teatro llevadas a escena por parte de la Asociación de Pensionistas y Jubilados de Cabanes, "La Velà" organizada por la Asociación Juvenil y otros espectáculos creados por la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio Público Nuestra Señora del Buensuceso de Cabanes.
Después, silencio...

Ya nadie pregona las populares "rosquilletas"; tampoco los cucuruchos de cacahuetes y altramuces o las gaseosas locales Beltrán.
La "tía Carmen" abandonó las "chucherías y marchó a Pobla Tornesa, "Paulino" se casó y también marchó a vivir a Oropesa del Mar, "Vicentica la Valenta" abrió tienda en su casa del "Planiol".
Todo acabó... Ya no sale el insoportable "tufo" que asfixiaba a los espectadores próximos al Servicio de caballeros, es más, como puede verse en la foto la caseta que los ubicaba esta prácticamente derrumbada... Ya no salen los espectadores por la puertecita que se ve a la izquierda de la fotografía a fumarse en el patio un cigarrillo en el descanso.
Los hierros de las puertas enrejadas que, desde la calle, dan acceso a los patios de tan emblemático local ya no son doblados por los niños que, ante la miserable situación de no tener en el bolsillo las dos pesetas que costaba la entrada, accedíamos a la sala saltando tan peligrosa verja, vulnerando la sagaz vigilancia del "tío Sentet el Teulé" que, aunque no cobraba jornal, vigilaba muy de cerca las fechorías de los muchachos cabanenses...
Ya nadie nadie va, tras la obligada misa, a ver los "cuadritos" de la película de la tarde dominical, tampoco nadie lucha por conseguir butaca en la última fila del cine, ni en la última grada del "gallinero" cabanense... que tantas cosas nos podrían contar.
Como tantas veces he dicho... ¡NADA ES PARA SIEMPRE!
RAFAEL FABREGAT
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