No es uno de los temas que más me guste, pero el horno está caliente y los panes crecen de forma extraordinaria en la misma proporción que a este gobierno, con el circo que tiene montado, le están creciendo los enanos. El Covid-19, la crisis y las chapuzas, parece que dan y seguirán dando mucho de sí.
Hoy es una cosa y mañana es otra:
- Solo digo lo que dijo Diego -parece ser la consigna.
Esta semana unos ministros y (antes de que hayan aprendido el primero de los entresijos del ministerio asignado) a los cuatro días otros.
No hay cambio de personas, sino de competencias.
A este paso será difícil que nadie pueda aprobar el examen.
Naturalmente un servidor poco sabe de política y menos que quiere saber, pero hay cosas que claman al cielo y solo un experto a los más altos niveles puede tener justificación para lo que voy a contar a continuación.
Mediante Real Cédula de fecha 19 de Septiembre de 1.771, el entonces rey de España Carlos III, fundó la Orden del mismo nombre que, con el lema "Virtuti et merito", condecoraría a las personas que destacaran por sus acciones en beneficio de España y de la Corona. Desde que en 1.983 se retirara esta competencia al Ministerio de Asuntos Exteriores, la Cancillería de la Orden radica en el Palacio de la Moncloa y el Gran Canciller es el presidente del Gobierno.
- Hummm, no está nada mal. Uno más de los privilegios que van con el cargo y con el que yo no contaba -dirá el guapo cambiacolchones. ¡Claro que faena tiene para ganarle a Zapatero, su antecesor de cargo y partido...!La condecoración fue nuevamente regulada mediante Real Decreto de 1.992 señalándose como objetivo "recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la nación".
Es la más alta distinción que puede otorgar el Gobierno Español, solamente estando por encima el Collar de Carlos III, reservado para jefes de Estado.
Pues bien...
Según el Boletín Oficial del Estado de fecha 16 de Octubre del año 2.010, el Consejo de Ministros del día anterior otorgó la Gran Cruz de la Orden de Carlos III al ex primer ministro marroquí Driss Jettou. Todo un despropósito otorgar a tus peores enemigos distinciones de tal calibre. Claro que el sustancioso regalo podía ser perfectamente un cuchillo de doble filo para conseguir prebendas ocultas ya que Zapatero tenía cara de tonto, pero tonto no estaba. El tal Jettou era Ministro de Interior del reino de Marruecos en la fecha (11-07-2002) en que la isla española de Perejil fue ocupada por Fuerzas Auxiliares marroquíes, dependientes orgánicamente del citado ministerio.
Como ya se sabe estas fuerzas fueron desalojadas seis días después por el Ejército español en la llamada "Operación Romeo-Sierra".
Ese mismo verano (27-09-02) el tal Jettou organizó las elecciones generales marroquíes que, preveyéndose una fácil victoria del partido afín a la corona, fueron pregonadas como las más limpias y transparentes de la Historia de Marruecos, pero...
Contra todo pronóstico el partido Justicia y Desarrollo obtuvo una victoria inesperada y el talante anti democrático de la monarquía alauíta no se hizo esperar. Sea cual sea el resultado de las elecciones, la formación de gobierno corresponde al rey. Ese es seguramente el motivo de que tan solo acudiera a votar el 37% del electorado. Cuatro gatos, pero demasiados parecen... ¿Para qué si después el rey quita y pone a quienes le da la gana?.Marruecos se vende al exterior como una Monarquía constitucional, pero lo cierto es que se trata de una Constitución monárquica y (casi) dictatorial, que es muy diferente. Siguiendo esta pauta, el 9 de Octubre del mismo año el rey nombró Primer Ministro a Driss Jettou, que hasta entonces había sido ministro de Interior, un personaje que ni siquiera había concurrido a las elecciones. No tenía necesidad. Bastaba el agradecimiento del monarca por los servicios prestados al ocupar la isla española.
Pues bien, este elemento de mucho cuidado (Driss Jettou) invasor de la isla española de Perejil y que tan buen entendimiento tuvo con Zapatero, fue quien recibió la máxima distinción española. ¡Todavía deben estar riéndose, él y el monarca alauita...! ¿Hay alguien que pueda entender esto?.- Hombre -dirán algunos- es que en política...
Pues sí, por lo visto en política, te guste o no te guste, hay que bajarse los pantalones y aguantar todo lo que quieran meterte. Pero claro los que no sabemos de política, ni somos de la acera de enfrente, pensamos que eso de que te den por detrás será si hay contrapartidas, o si te gusta... Porque a más de cuatro nos da la impresión que con esa clase de elementos hay poco que rascar y mucha mierda que recibir. En este idilio amoroso que se traían Zapatero y Mohamed, con Obama como Celestina, España perdió más de lo que ganó.
Nuestro presidente estaba ciego, o cerraba los ojos para no ver la burla de la que era objeto. El problema es que la burla a su persona, lo fue a todos los españoles que eran en definitiva, los que pagaban el pato. De hecho, la medalla concedida al ejecutor de la ocupación de Perejil, vino tras la entrevista de Zapatero y Mohamed VI en Nueva York, con Obama como anfitrión.Como la Parábola del sembrador, cada grano que Mohamed sembró en España (gracias a la tierra abonada que Zapatero y su gobierno le proporcionaron) rinde el "ciento por uno". Y encima burlas, desplantes, amenazas y hasta invasiones... ¿A quien beneficiaba la buena vecindad?.
¡Basta ya de bajarse los pantalones!. Que se los bajen los empresarios que han cerrado sus empresas en España dejando a sus trabajadores en la calle y han marchado a Marruecos a la búsqueda de sueldos más bajos. En definitiva... ¡Que se los baje quien se beneficia!.
También es cierto que unas decenas de barcos españoles se ganan la vida pescando en sus aguas, pero también lo es que miles de agricultores han que tenido que abandonar sus explotaciones agrarias por la competencia desleal que hace Marruecos en Europa con sus productos frutales y hortícolas. ¿Que mierda de política es esa, que desnuda a unos para vestir a otros?. Tener un poco más de personalidad y saber hacia donde quiere uno dirigirse, también ayudaría. Eso de mandar diciendo blanco y pasado mañana negro, sabría cualquiera.
RAFAEL FABREGAT
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