Desde 2009 la exportación de petróleo ha sobrepasado la de algodón que era históricamente la tradicional del país. Las guerras civiles y los conflictos permanentes ahuyentaron a los inversionistas extranjeros que abandonaron el Chad aunque, desde el descubrimiento de petróleo, parecen haber recuperando el interés y la confianza. Aún así más del 80% de la población vive gracias a una agricultura de subsistencia. Hasta la llegada del petróleo el cultivo del algodón significaba el 80% de la exportación. Sus reservas petrolíferas se estiman en algo más de mil millones de barriles, petróleo que llega a la costa atlántica de Camerún gracias a un oleoducto financiado por el Banco Mundial. La condición para su asistencia económica fue que un mínimo del 80% de los ingresos petrolíferos fuera invertido en proyectos de desarrollo humano. Sin embargo en 2006 el Banco Mundial suspendió el préstamo al comprobar que el gobierno del Chad aprobó leyes encaminadas a reducir las inversiones en dichos programas.En 1987 había en el Chad solamente 30 Km. de carreteras asfaltadas y estos proyectos consiguieron que en 2004 hubieran 550 Km. No teniendo ferrocarril propio, Chad depende del ferrocarril de Camerún. Solo existe un aeropuerto internacional en la capital que ofrece vuelos directos a París y a algunas ciudades africanas. El servicio telefónico solo consta de 14.000 líneas fijas, uno de los más bajos del mundo. La energía eléctrica solo llega al 15% de los habitantes de la capital y solo cubre el 1,5% de la demanda nacional, lo que obliga al resto a utilizar combustibles como el estiércol animal y la madera. El resto de principales ciudades del Chad tienen acceso al agua potable en un 48% pero solo el 2% tienen saneamiento básico. La televisión es gubernamental y solo llega a los habitantes de la capital. La poligamia es común y el 40% de las mujeres viven en este tipo de unión. El 40% de la población son seropositivos. El mijo es la comida principal del país. Con él grano hacen cerveza y con la harina preparan bolas que se cuecen en diferentes salsas. Viajar al Chad es un auténtico peligro, una aventura que me abstendré de aconsejar.
RAFAEL FABREGAT


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