20 de febrero de 2015

1668- SETA MARZUELO 2015.

Verdaderamente extraño, sí señor. ¡Ya hay marzuelos!. Normalmente esta seta sale a finales de Mazo y más aún a mediados de Abril pero, en el tercio norte peninsular ha llovido y nevado mucho este año y (en esa zona) el micelio se ha disparado con antelación. No es que vayamos a encontrarlos en cantidad, ni en todos los lugares donde esta seta es habitual, pero resulta ciertamente llamativo que a mediados de Febrero ya se hayan encontrado algunos ejemplares. ¡Bendita naturaleza!. Y es que los aficionados a la micología cuando llega el invierno quedamos ciertamente compungidos, nos falta algo. Y eso que esta temporada pasada se alargó más de lo habitual. 


No podemos quejarnos. Ya pasadas las Fiestas Navideñas, a media mañana y por hacer algo, mi mujer y yo salimos al monte un par de horas y recogimos dos platos de setas maravillosas. 
Concretamente fueron cinco variedades: Lengua de vaca, Pie de perdiz, Trompeta amarilla, Níscalos y Llanegas. En poca cantidad, pero puedo asegurar que todas ellas eran espectaculares y especialmente sabrosas. 
Concretamente el "pie de perdiz" yo nunca suelo recogerlo pero, en esta ocasión y por la escasez de especies, recogí cinco de ellos que encontré unidos entre sí, como si fueran de un mismo tallo y de un color muy diferente al habitual, tiernísimos, casi anaranjados.

¡Qué voy a contar a los aficionados...! Salir al monte ya es un divertimento para el aficionado a las setas. Cuando acaba la temporada quien más quien menos se come las uñas esperando los cuatro meses largos que hay que esperar hasta la llegada del sabroso Marzuelo, esa seta que algunos dicen que es de escaso valor y que su importancia solo estriba en ser la primera del año. No estoy de acuerdo. Personalmente en revuelto me parece exquisita. El problema es que está bastante escondida y a veces, quedas un poco decepcionado porque no suele ser una seta que encuentres en cantidad. Muchos ejemplares están bajo la pinocha y solo levantándola los encuentras...

Contrariamente de lo que hacen los robellones, el Marzuelo empieza a salir en zonas bajas y va subiendo a medida que suben las temperaturas. Por lo tanto los primeros ejemplares salen en cotas bajas del norte peninsular y poco a poco irán escalando las montañas. Claro que, con las nevadas que han caído este año, muchos están bajo la nieve y es imposible verlos hasta que ésta se derrita. Que nadie se preocupe pues a los Marzuelos la nieve no los asusta, más bien la usan como edredón y esperan allí agazapados a que marche la nieve y los aficionados vayamos a por ellos. Claro que esta es una seta que se hace valer. No está bien visible para que la encuentre cualquiera, no.


Se esconde y mucho. Solo quiere deleitar a los aficionados de verdad. A los que se sacrifican en llegar hasta esos especiales parajes; a los que se dejan la vista intentando distinguir su color gris-blanquecino entre las agujas de pino, el musgo o las secas hojas de haya. 
Ningún aficionado puede presumir de setero si no ha encontrado Marzuelos, porque esta seta es la que bautiza y da nombre al verdadero aficionado a la micología. ¿Qué mérito puede haber en ver un níscalo anaranjado, o un blanco champiñón silvestre entre la verde pradera?. Pero ¡ah!, el Marzuelo es otra cosa... Gris blanquecino y apenas visible, puesto que el grueso y sabroso pie está bajo la tierra, debe agudizarse la vista. Tanto que, a veces, casi hay que ser adivino... 

RAFAEL FABREGAT

19 de febrero de 2015

1667- EL PUEBLO ANANGU.

Por la inmensa cantidad de islas que se incluyen y la gran superficie que ocupa (8.525.989 Km2.) Oceanía es sin duda el lugar del mundo en el que más pueblos casi prehistóricos persisten. Sin embargo en esta entrada nos referiremos solamente a Los Anangu, pueblo aborigen australiano que habita la región en la que está enclavado el famoso Monte Uluru, un gran monolito de piedra roja arenisca que viene a ser uno de los más famosos iconos de Australia. Al parecer es una de las rocas más grandes del planeta, con 348 m. de altura a la vista, 2,5 Km. de profundidad y 9,4 Km. de contorno, ¡en una sola pieza!. Es conocido como "el ombligo del mundo" y naturalmente es lugar sagrado para Los Anangu.

Los Anangu tienen la eterna misión de custodiar el Monte Uluru (centro de la Creación) y mantener vivo el espíritu Tjupurka, el "Tiempo de los sueños", la época en la que empezó todo. Según sus tradiciones ancestrales, en los tiempos Tjupurka solo había una clase de vida sobre la tierra... Era una masa inmóvil, transparente, gigantesca, una amalgama de vida diferente pero inacabada, unida entre sí. El pasado y el futuro de la vida terrenal estaba allí, condensado en un único cúmulo de vida latente. Durante miles de años estuvo allí replegada, hasta que un Ser Supremo que salió de la nada y existe por sí mismo modificó aquella masa. 

Nada existía antes del Tjupurka. Ni los valles, ni los ríos, ni las plantas o los árboles, menos aún los animales y los seres humanos. Fue Él quien lo modeló todo y le dio vida. Durante miles de años aquellos seres, vegetales y animales se extenderían alrededor de la tierra y la cubrirían de vida... El problema es que, por falta de tiempo, el Creador quedó retenido en el Cosmos y no pudo terminar su obra. Siendo los hombres los últimos seres de su creación, éstos quedaron imperfectos. No eran humanos ni animales, portadores eso sí de la esencia divina y del conocimiento con el que nacieron impregnados y así ocuparon todo el planeta y lo modificaron según las necesidades.


También fueron modificando poco a poco a los seres humanos, puliendo sus facciones y comportamientos, uniéndolos entre sí para mejorar su aspecto y dotándoles de los lazos familiares y costumbres que los arraigaran en proyectos de vida comunitaria hasta llegar al fin de los tiempos. Al concluir "el Tiempo de los Sueños" (Tjupurka), cuando los hombres tuvieron su apariencia actual, reunieron a todos y les dijeron que esa sería su casa para siempre, que había sido creada para ellos y que tenían la obligación de cuidarla tal como la recibían, para así dejarla a sus sucesores.
- Sois los guardianes de nuestra Creación -les dijeron.

Aquella toma de posesión y primer viaje de conquista del planeta por parte de la raza humana, es recordada y celebrada anualmente por el pueblo Anangu. Su territorio ocupa un área autónoma ubicada al noroeste del estado de Australia Meridional y habitado por tres etnias diferentes, con un total de unos 2500 indivíduos. El centro administrativo del territorio es el pueblo de Umuwa, de 50 habitantes. En 1981 el Parlamento de Australia Meridional aprobó una Ley de Derechos del pueblo Anangu y un proyecto de registro de datos y materiales históricos, al objeto de prevenir la pérdida de su historia y permitir la enseñanza de la misma a generaciones venideras. Por la curiosidad que despiertan sus costumbres, sus mayores ingresos provienen del turismo. 


Las Sierras Musgrave, dentro de su territorio, han resultado ser ricas en petróleo aunque los Anangu se mantienen reacios a su explotación, para proteger sus sitios sagrados y el medio ambiente de la minería. Los Anangu son gente pacífica y fieles a sus creencias ancestrales. Sus mayores problemas son el abuso de drogas y alcohol. El gobierno australiano destina una importante cantidad de dinero para mejorar sus viviendas y para fuerzas policiales que controlen la llegada de alcohol y estupefacientes a la zona, así como los consiguientes problemas que acarrean a la población Anangu. Los cuatro pueblos más grandes de la región apenas sobrepasan los 300 habitantes.

RAFAEL FABREGAT

18 de febrero de 2015

1666- LOS SEGUIDORES DE ODIN.

Según nos cuenta la Historia, los Vikingos tienen bien ganada su reputación de piratas sanguinarios. Poco dados a las actividades agrícolas y ganaderas, pero sí bravos navegantes, sembraron el terror por las costas de Europa allá por el siglo en un claro intento de vivir a costa del sudor de los demás. Claro que en ninguna materia se pude generalizar, ya que hay clara constancia de que no todos estaban cortados por el mismo patrón; también había comerciantes y artesanos del metal y la madera, productores de diferentes utensilios y joyas que han llegado hasta nuestros días. 

Sus barcos "Drakar" eran casi iguales a proa y popa, pudiendo invertir la dirección sin tener que dar la vuelta. Estrechos, ligeros y de poco calado, puesto que eran usados desde tiempo inmemorial en los fiordos para el transporte de personas y todo tipo de mercancías. En un mar durante tanto tiempo helado lo de poder navegar en ambos sentido venía bien en el caso de tener que retroceder a causa del hielo excesivo. Antiguamente sus barcos navegaban a remo, aunque en los últimos tiempos ya contaban también con el uso de una vela rectangular que aliviaba el esfuerzo de sus remeros. Se dice que ningún otro pueblo, con tan escasa potencia técnica y personal, tuvo tanta capacidad invasora. 

A esta afirmación todos los historiadores coinciden en que, tanto en lo que respecta a sus viajes como a sus batallas, era debido a su caso omiso ante las pérdidas sufridas. En lo que concierne a sus invasiones a la Península Ibérica (España) consta que el año 844 un número importante de vikingos perdieron la vida ante las tropas de Ramiro I, rey de Asturias. Unos meses después más de 500 vikingos penetraron con sus barcos por el Guadalquivir y atacaron la ciudad de Córdoba, regida por el emir Abd al Rahman II, siendo derrotados. Todavía volvieron atacando las islas Baleares y posteriormente Italia con iguales resultados.

Siendo habitual su presencia en tierras de Irlanda e Inglaterra, las crónicas anglo-sajonas cuentan que en una gran tormenta acaecida al sur de Inglaterra el año 876, los vikingos perdieron 120 barcos y 4000 hombres. A todo esto las batallas tribales entre vikingos daneses y noruegos causaban anualmente centenares, cuando no miles de muertos. Sus expediciones comenzaron a finales del siglo VIII con la presencia de apenas unas decenas de barcos, pero gradualmente fueron aumentado las flotas hasta situarse por encima del centenar. 

A pesar de las numerosísimas bajas de hombres y barcos, su afán de aventura y conquista fue tan elevado que les llevó desde Groenlandia hasta el mar Caspio, navegando también la totalidad del Mediterráneo. Su escaso número de tropas y el gran territorio que abarcaban, nos da una idea de su valentía y del escaso valor que le daban a la vida, lo que se traducía una resistencia inusitada en la batalla y en su coraje a la hora de explorar aguas desconocidas hasta entonces. Tanto fue así que hay constancia de asentamientos vikingos en Terranova, datados con Carbono 14 hacia el año 1000 aproximadamente. No fue por tanto Colón el primer europeo en pisar tierras americanas. 

Antiguo poblado vikingo.
Pero, en fin, volviendo al continente europeo, los vikingos fundaron Dublín y allí estuvieron asentados durante más de tres siglos, fusionándose entre la población irlandesa. En el siglo XI los vikingos fueron debilitándose, a causa de conflictos internos, al tiempo que los países europeos aumentaban su potencial económico y guerrero. El punto y final de la era vikinga lo puso el rey Harald Hardrade cuando intentó sin éxito conquistar Inglaterra el año 1066 con una flota de 300 barcos y 15000 hombres. Pero Odín, el dios de la guerra, esta vez no estaría con ellos. Durante la batalla una flecha perdida mató al rey y la lucha acabó en desbandada. Los vikingos fueron perseguidos hasta la costa y los supervivientes apenas alcanzaron para tripular 24 de los 300 barcos que les esperaban. El resto quedó abandonado a su suerte...

RAFAEL FABREGAT

1665- HISTORIA DEL RELOJ DE PRAGA.

El año 1338 el rey Juan I de Luxemburgo, rey de Bohemia por casamiento con la princesa Margarita, hija de Wenceslao II, ofreció a la ciudad de Praga la construcción de este bellísimo Ayuntamiento de estilo gótico, con los beneficios derivados del impuesto sobre el vino. Posteriormente se construyó la torre y con el tiempo se le adosaron casas de familias ilustres. 
El año 1410 el maestro relojero Nicolás de Hadan y Jan Sindel, profesor de matemáticas y astrónomo de la Universidad Carolina de Praga construyeron el reloj astronómico de la torre del Ayuntamiento de Praga, uno de los más famosos del mundo. Un edificio gótico de tan brillante factura no merecía menos. Sin embargo el citado reloj no fue todo lo que sería después, puesto que las mejoras del mismo han sido permanentes a lo largo del tiempo. Una de las más legendarias se produciría tan solo 80 años después de su construcción y ésta es la que motiva esta entrada al Blog, aunque es más que probable que solo se trate de una leyenda...

Era pues el año 1490 cuando el también maestro relojero Hanus (en realidad su verdadero nombre era Jan Ruze) se presentó en el Ayuntamiento de Praga y puso su talento a disposición de los ediles para la sustancial mejora de aquel reloj cuya importancia emanaba principalmente del mecanismo del cuadrante astronómico que todavía se puede contemplar en nuestros días. Aceptando las autoridades su ofrecimiento el relojero realizó cálculos y diseñó los diferentes mecanismos que le dieran esa vida especial que él tenía en mente para el reloj de su ciudad al tiempo que introducía el calendario y otros adelantos técnicos. El día de la inauguración del nuevo reloj la gente se agolpaba estupefacta intentando comprender los diferentes mecanismos que lo adornaban. 

No era solamente la hora, sino que el increíble aparato ofrecía a quienes lo contemplaban la posición del sol y de la luna, el mes del año, el paseo de los apóstoles, el anillo zodiacal y otras muchas informaciones, tantas que todos miraban y nada veían. 
En lo que todos coincidían es que en todo el mundo no había reloj como aquel y ello haría sin duda que la ciudad de Praga vería aumentados sus visitantes. 
Tiempo después se vio trabajando nuevamente al maestro y se corrió la voz de que tenía encargo de otro reloj más espectacular para otro país. Las autoridades temieron que la maravilla de Praga se viera eclipsada y en una noche oscura tres figuras se presentaron en el taller de Hanus que todavía estaba trabajando al calor del fuego. 
Sin poder reaccionar lo sujetaron y le quemaron los ojos con un hierro candente. Naturalmente ante su ceguera el maestro relojero dejó de trabajar y hasta incluso enfermó, llenándose el nuevo proyecto de polvo y suciedad. 

Sin embargo un día el maestro relojero se enteró del motivo de su desgracia y decidió dar respuesta al ataque sufrido. Con la ayuda del aprendiz que tenía llegó a la torre donde estaba el reloj que tanta curiosidad despertaba y subió hasta donde estaba el mecanismo. Reuniendo todas sus fuerzas metió el brazo derecho en el mecanismo que rápidamente quedó prácticamente cortado. El reloj colapsado por el súbito contratiempo quedó descompuesto e inutilizado, al tiempo que al maestro se le escapaba la vida desangrándose por la enorme herida. Pocos minutos después Hanus caía muerto. Los gritos de su ayudante y quienes acudieron a su llamada nada pudieron hacer por salvarle la vida.

El reloj quedaba maldito y de hecho tuvo que pasar mucho tiempo hasta que alguien consiguiera arreglarlo. A partir de aquel momento el reloj se paró muchísimas veces y solo su extraordinario esplendor evitó que fuera sustituido. Tantas veces como quedó averiado, sería reparado de nuevo. La reparación de 1552 fue llevada a cabo por el maestro relojero Jan Taborsky y sería él mismo quien daría el nombre de Hanus como autor del mecanismo, lo cual no era cierto puesto que su aportación fue la mejora sustancial de 1490, pero no su constructor inicial de 1410 que era Nicolás de Hadan.

Con el tiempo fueron añadiéndose detalles. En el siglo XVII fueron las estatuas móviles del cuadrante astronómico, en el XIX los apóstoles que desfilan al darse las horas, etc. Durante la Segunda Guerra Mundial, diferentes incendios dañaron el Ayuntamiento y el reloj de su torre. Tras la contienda se reparó la maquinaria y se restauraron los apóstoles que siendo de madera estaban medio quemados. El famoso reloj volvió a funcionar a partir de 1948. La reparación más reciente y general tuvo lugar en 1998. 
Después de una historia que supera los 600 años de antigüedad, el reloj de Praga sigue siendo el orgullo de sus vecinos y el deleite de cuantos lo visitan.

RAFAEL FABREGAT