17 de junio de 2014

1412- PLAYAS DE CASTELLÓN.

Playas de Castellón y Benicasim.
Acabo de ver un listado en el que figuran más de 80 playas, todas ellas de la provincia de Castellón, pero la realidad es muy distinta. Una playa se entiende con buenos accesos y servicios mínimos. Que haya duchas, que puedas tomarte algo cerca si te apetece y mucho mejor si hay chiringuitos o restaurantes cerca, que los niños puedan bañarse o jugar en la arena... Porque esa es otra. ¡Imprescindible que tenga arena y que esté limpia!. En fin, que no vale poner en un listado a todos los pueblos con litoral de la provincia. Hay muchos sitios bonitos según para qué, pero no todo son playas. Yo solo conozco la costa norte castellonense. Los 60 Km. que van desde Castellón capital hasta Vinaroz. 


OROPESA DEL MAR. Playa de la Concha y puerto deportivo.
Hay sitios bonitos pero, repito, no todo son playas. Ni mucho menos. Naturalmente hay grandes playas pero la provincia de Castellón es muy diversa y no faltan zonas de grava, de roquedal y hasta incluso de grandes acantilados. Partiendo de Castellón hacia el norte nos encontramos una inmensa playa que, con mayor o menor anchura nos lleva hasta el extremo norte de Benicasím. Concretamente hasta el antiguo Hotel Voramar. Hay donde elegir: Playa del Pinar, Serradal, Gurugú... Ya en Benicasim playa Heliópolis, els Terrers, Torre San Vicente, Almadraba, Voramar. Sigue acantilado y despues, ya en término de Oropesa, Les Playetes y otra vez acantilado hasta la playa de La Concha, Morro de Gos y Les Amplaries


CABANES. Zona rocosa entre playas Torre la Sal y Cuatel Vell.
En Cabanes solo queda la de Torre de la Sal, puesto que la del Cuartel Vell ya no se limpia por estar dentro del Parage Natural del Prat de Cabanes. Se perdió la mayor y más bella playa de esta localidad, donde cientos de familias, con niños y mayores, íbamos a disfrutar todos los domingos cada verano. Eso tenemos que agradecer a nuestros políticos locales de tiempos pasados, que todo lo regalaron hundiendo al pueblo en la miseria, mientras los pueblos vecinos subían como la espuma. La tierra de labor se llenó de broza y culebras, la playa de piedras y basura marina sobre la que retozan y se broncean los gays. 


Pequeña playa al sur de Peñíscola. 
Antes y con toda naturalidad y sin ser peyorativos, decíamos maricones, pero el español no les gusta a esta gente. Prefieren el inglés. Pues bien allí están los "gays" sobre la zona que en otros tiempos era solaz de las familias de Cabanes y La Ribera. Claro que, ¿quienes son esa gente?. ¿Qué pintan en este lugar ni en ningún otro?. Pues nada, ¡que se jodan!. Sigamos hacia el norte, porque si me caliento diré demasiadas cosas... Algunos kilómetros de grava gruesa (bolo) y después Torrenostra (Torreblanca) con apenas un kilómetro de playa maravillosa y nuevamente costa pedregosa hasta las inmediaciones de Alcocebre. Las Fuentes, Carregador, La Romana y piedra, mucha piedra hasta llegar a Peñíscola. 


Playas de Benicarló y Vinaroz.
En ese tramo... alguna calita recóndita y excelente marisco para los buceadores, por la gran abundancia de dátiles, caracoles de mar y mejillón de roca. Eso si no te pillan, claro está. Peñíscola tiene una pequeña playa al sur del puerto pesquero, muy familiar y con todos los servicios. Incluso bares y restaurantes donde comer divinamente. Al norte... ya se sabe. Playa y más playa hasta Benicarló y después hasta Vinaroz, los reyes de la alcachofa, el caracol de mar y el langostino. En ningún lugar del planeta tienen mayor calidad en los tres productos citados. ¿Dudas?. Pues nada, solo hay que ir a probarlo. Y para poner la guinda al pastel... Hay que retroceder unos kilómetros y volver a Peñíscola. Hay pueblos que nacen con una flor en el culo y Peñíscola es uno de ellos. 



PEÑÍSCOLA. Playa norte. Pueblo y Castillo del Papa Luna.
Todo porque tuvieron la suerte de albergar a personajes que hicieron Historia y formarán parte de ella por los tiempos de los tiempos. Allí, en lo más alto de su castillo vivió Benedicto XIII, el Papa de Aviñón, nuestro queridísimo Papa Luna, el que se mantuvo en sus trece, repitiendo hasta su último suspiro: el verdadero Papa, soy yo. Efectivamente allí murió y allí fue enterrado, en su castillo. Hasta que lo llevaron a su tierra de Illueca (Zaragoza) donde se ha comprobado que sus restos no estuvieron tan bien cuidados como lo hubieran estado aquí, en el Castillo del Papa Luna, en Peníscola, en su castillo.

RAFAEL FABREGAT

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