La ciudad y capital de la provincia se asienta a orillas del mar, a los pies del monte Benacantill sobre el que vigila impasible el castillo de Santa Bárbara. En la misma ciudad y en sus proximidades bellas playas le confieren a esta provincia la categoría de ser primer destino español y europeo en el turismo de sol y playa.
La tierra sin embargo es pobre, seca, casi desértica y en sus montes apenas existe vegetación. No parece esto importarle al turista español ni al extranjero que solo busca en esta ciudad y su provincia el extraordinario clima de sol casi permanente y suaves temperaturas. A 22 Km. de la ciudad, pero a poco más de 4 Km. del Cabo de Santa Pola, se encuentra la Isla de Tabarca, de solo 0,3 Km2. de superficie pero la mayor de la Comunidad Valenciana y la única habitada, por algo más de 60 vecinos y varios restarurantes con excelentes pescados y mariscos recién sacados del mar. Gran opción para los finos paladares de comida tradicional.
Además de turística, la ciudad de Alicante es también portuaria en todas sus facetas. Puerto deportivo y pesquero, aunque también comercial y de pasajeros, amén de cruceros turísticos. Con un territorio eminentemente pobre, hasta el punto de no crecer ni siquiera matorral en sus montañas, sus habitantes se dedicaron desde antiguo a otras actividades como la fabricación de todo tipo de juguetes, turrones, zapatos y posteriormente artículos de plástico, aunque en la actualidad también a la industria turística o de servicios. A escasa distancia tiene ciudades tan importantes como Benidorm, principal destino turístico de España y de Europa. En verdad toda la costa de la provincia de Alicante es eminentemente turística, mientras la industria se desarrolla en el interior.
Naturalmente no podemos olvidar la dilatada Historia de la ciudad de Alicante, principal acuartelamiento del cartaginés Amilcar Barca, capturado el año 201 a.C. por los romanos. Al final de la presencia romana el principal asentamiento se torna pantanoso y la población se desplaza a los pies del monte Benacantil en cuya cúspide se alza el Castillo de Santa Bárbara y a cuya falda se alza el entramado urbano actual.
Bajo dominio musulmán, se le da el nombre de Medina de Al-Laqant. Ya en periodo de la Reconquista cristiana, en virtud del Tratado de Cazorla, Alicante queda en territorio castellano. Una de las fiestas más representativas de la ciudad son las Hogueras, de corte similar a las Fallas de Valencia, monumentos artísticos que se queman la noche de San Juan, al tiempo que desde lo alto del Castillo de Santa Bárbara se dispara la Palmera Gigante de fuegos artificiales. El libro Guines de los records tiene registrado un "tronco" de 11,5 metros de diámetro y su "copa" de 700 metros de diámetro y 20 segundos de fuego permanente en el cielo.
RAFAEL FABREGAT
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