22 de junio de 2015

1799- NO QUIERO SER REY.

Muchos nos preguntamos para qué hacen falta tantos partidos políticos si, en el fondo, todos queremos lo mismo. Si así fuera -que así es- con un partido ya tendríamos bastante y no sería necesario alimentar a tantos holgazanes. Pero aunque todos queramos lo mismo, cada personaje tiene diferentes caminos para llegar al mismo objetivo.
- Este tío está como un cencerro -dirán algunos.
Tal vez sí, no lo sé, pero a un servidor la opinión de ciertos elementos se la trae al pairo, como al pairo les trae a ellos la mía. Después de toda una vida, viendo cómo se mueve el personal, tengo claro que todos querrían vivir como reyes trabajando lo menos posible. 


Sin embargo mucho me temo que los reyes que son como tienen que ser, pasan algunas noches en vela, viajan a donde no quieren ir y aguantan desfiles y recepciones insoportables, cuando estarían mucho mejor en su casa tomando el fresco. Por lo tanto, desde mi punto de vista, los auténticos reyes son los que, sin estar enfermos ni jubilados, se levantan a la hora que quieren y ya lo tienen todo hecho. Visto lo cual se asoman a la puerta de su casa y miran hacia el cielo intentando averiguar el tiempo que hará. Nadie pasa por delante de su casa y los que pasan lo hacen a toda velocidad, camino del trabajo, por lo que se van al bar en busca de "gasolina" y tertulia que les sea afín. 


Más tarde, si la cartera responde, volverán a la hora del almuerzo para reponer fuerzas y echarse unas risas a costa de los contribuyentes. Eso, eso es vivir como reyes. Sin embargo, esos reyes que hacen todo lo que acabo de decir mientras los reyes y los súbditos trabajan, no están contentos. Especialmente los que no trabajan porque no quieren trabajar. Una vez terminados los dos años de prestación por desempleo, que muchos han agotado aún teniendo ofertas de trabajo, maldicen a los políticos de turno porque la ayuda social posterior suele ser insuficiente para mantener a una familia y muy especialmente el dulce sopor y relax en el que han vivido los dos últimos años. 


¡Ojo, que todos no son así...! Los hay que padecen grandes depresiones cuando pierden el trabajo, pero esos no son de los que quieren ser reyes... De todas formas, volviendo a la política, yo no conozco a nadie que se meta para arreglar casas ajenas, sino la suya propia. ¿Sería posible que solo hubiera políticos que cogieran la "vara de mando", como si de cualquier oficio se tratara, sin arañar un solo céntimo las arcas públicas?. ¡Hombre, pues claro que podría ser posible... pero no lo es!. Para ello la política no tendría que ser cosa de abogados, sino de simple Formación Profesional. Estudiar el bien general como asignatura y ejercer el oficio después a cambio del correspondiente salario, como el que es fontanero o electricista. 


Vigilado naturalmente por un grupo de concejales, que no tuvieran otra dedicación en los Ayuntamientos más que asegurarse de que los "empleados" cumplen correctamente con su actividad y retribuidos con un salario parcial según tiempo dedicado. Alguien dirá que eso es justamente lo que ya se está haciendo ahora, pero no es verdad. Están los funcionarios sí, pero no haciendo el trabajo tal como debe hacerse, sino como los que mandan quieren que se haga. El funcionario no trabaja al 100% en base a un protocolo de actuación universal y de acuerdo con los estudios recibidos, sino que obedece las órdenes que recibe y que son bien diferentes según sea quien manda en determinado momento. 


Redactado determinado decreto o resolución, a criterio de la autoridad política demandante, el funcionario ya ha terminado su trabajo y es el alcalde o concejal de turno el que se compromete al autorizar con su firma que se cumpla lo allí expuesto. No se trabaja siguiendo un protocolo básico y general, sino que cada cual hace lo que considera conveniente, para la sociedad o para él mismo y se hace así porque así lo autoriza el pueblo, en base a los votos conseguidos en las elecciones celebradas para conseguir esos cargos. ¿Está bien?. Pues no, no está bien pero es lo que hay. Para que vivamos medio conformes con ello, nos dicen que hay políticas mucho peores y hay que reconocer que es verdad.

La gente de a pie, mientras tiene el plato lleno no quiere complicaciones. Las complicaciones las busca el que tiene el plato vacío y el que quiere mandar de la cacerola. ¿Por qué hay tanta gente queriendo mandar?. Pues sencillamente porque el que parte y reparte se queda con la mejor parte. ¿O no es así?. Pues eso. Habremos de tener paciencia y aguantar como podamos, total por cuatro días mal contados que estamos en este mundo... Claro que, pensándolo bien, justamente porque solo estamos cuatro días no tenemos el por qué aguantar a semejantes golfos. ¡Que no, que no...!

RAFAEL FABREGAT

2 comentarios:

  1. Hola rafael, buenas tardes, lo he descubierto y he leído algunos post de sus blogs, muy interesantes. Echaba de menos por estas latitudes virtuales, alguién que disfrutara con su blog escribiendo temas interesantes. Y en cuanto a este post, si tiene bastante razón, nada que añadir, aguantamos a este personal y lo volvemos a votar, es que no hay forma de cambiar este país de pandereta. Un abrazo

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  2. Hola amigo. Gracias por tus palabras, pero yo estoy bastante desencantado. En uno de esos arrebatos incluso dije que no volvería a votar jamas, pero donde dije digo, digo Diego. En fin, ya veremos.
    Un abrazo y hasta siempre.

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