Primer día del verano 2015 y sin duda gran concurrencia en nuestras playas, con "bandera azul" que indica su excelencia turíastica. Claro que esto no es Brasil y los tipazos brillan por su ausencia. En nuestras playas la mayoría de los asistentes son viejos chochos, con bolsa nevera y fiambrera con tortilla de patatas, filete empanado y pimientos. Abueletes que se levantan a las seis de la mañana para poder colocar sus sombrillas a primera línea de agua. ¿Para que les dé la brisa marina?. ¿Para que nadie les tape el sol?. ¡Que va, que va!.
Se ponen a primera línea para ver pasear a las jovencitas en biquini, sin que nada ni nadie les tape "las vistas". Yo también soy viejo, pero a la playa no voy. A la playa se va a ver y a que te vean y uno tiene que saber cuando hay que decir basta. Seas hombre o mujer la carne joven a todos gusta pero, tal como reza el slogan de los almacenes de electrodomésticos Mediamark... "Yo no soy tonto". En primer lugar ya hace muchos años que comí de ese manjar hasta la extenuación y en segundo lugar, si no se les fuera la olla, los vejetes deberían saber que en Domingo los jóvenes duermen hasta mediodía, hasta cuando su madre los/as llama a la mesa, a las dos de la tarde pasadas.
Todo esto, naturalmente es broma. Allá cada cual con sus costumbres y quimeras. Yo también he ido un montón de años a la playa, de joven y de mayor. Solo, con amigos y/o amigas, con mi novia, con mi mujer y mis hijas... Hice mis castillos en la arena, de niño, con mis hijas y con mis nietas, pero todo tiene un final. Ahora, aunque modesta, tengo mi casita cerca del mar, con mi terraza y mi piscina. No me apetece ir a la playa, siempre sucia y llena de gente, con olores extraños en los que se mezcla el desodorante con la crema solar y hasta con algún perfume barato de mercadillo "top manta", de marcas millonarias en el envase y contenido que nadie sabe cual es.
Mientras la cabeza funciona correctamente, la gente mayor es vieja pero no está tonta ni chocha. Sabe muy bien lo que hace, lo que hizo y lo que dejó por hacer, muchas veces a su pesar. La perfección no existe y todos dejamos temas pendientes que jamás verán la luz, de la misma manera que tuvimos tropiezos que de tener otra oportunidad no veríamos repetidos. Pero, en fin, estamos aquí para hablar del verano que hoy estrenamos. De los baños de sol y de agua, de algún escarceo amoroso a la puesta de sol, de los días vacacionales para niños y mayores. Los primeros ya han finalizado en curso escolar y los segundos tendrán cuatro semanas de asueto que emplearán cuando y como mejor les plazca. ¡Feliz verano a todos!.
RAFAEL FABREGAT
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