29 de junio de 2015

1809- LOS SOLDADOS DE DIOS.

Se llamó soldados de Dios a los Caballeros Templarios, u Orden del Temple. Una poderosa orden militar cristiana de la Edad Media fundada en 1118, tras la Primera Cruzada, por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payns y aprobada por la Iglesia Católica en 1129 durante del Concilio de TroyesEl objetivo inicial de su creación fue la protección de los cristianos que viajasen a Jerusalén tras la conquista, motivo por el cual el patriarca de dicha ciudad les puso la regla de los agustinos del Santo Sepulcro
Era distintivo de los caballeros de la Orden un manto blanco con una cruz paté roja dibujada en el mismo y también en su escudo, siendo sus hombres los mejor entrenados de la época. Grandes constructores, la Orden pobló de importantes fortificaciones Tierra Santa y todos los países del Mediterráneo. Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con la Orden y temeroso de su pujanza, presionó al Papa Clemente V para que los disolviera. En 1307 varios caballeros fueron acusados con falsas calumnias, apresados y torturados para acabar en la hoguera al confesar cosas que nunca hicieron. En 1312 el Papa cediendo a las presiones del rey disolvió la Orden pero, dudoso de su culpabilidad, se negó a condenarla.


En otros países europeos las infundadas acusaciones no fueron tan relevantes y los miembros de la Oden del Temple fueron absueltos aunque, a raíz de su disolución, fueron dispersados y sus bienes repartidos entre los diferentes Estados y la Orden de Malta. En la Península Ibérica surgieron varias Ordenes que sustituyeron a la disuelta: los Caballeros de Santiago, los de Montesa, los de Calatrava, o los de Cristo en Portugal, entre otros. El rey de Aragón, que es el que dominaba entonces las tierras catalanas y valencianas, cedió a la Orden el Castillo de Montesa, enclavado en tierras valencianas y frontera con los sarracenos que poblaban el Este peninsular. Fue aprobado mediante bula del Papa Juan XXII de fecha 10 de Junio de 1317 a propuesta del rey Jaime II de Aragón.


La fundación fue verificada el 22 de Julio de 1319 en la capilla real del palacio de Barcelona, siendo cabeza y sacro convento el castillo sito en la villa valenciana de Montesa, del que el rey hizo donación y del que la Orden tomó su nombre. El manto capitular blanco y la cruz roja fueron aprobados en 1397 por el Papa Clemente VII, primer antipapa del Cisma de Occidente. Con motivo de haberse incorporado a esta Orden la cruz de San Jorge de Alfama en 1399, el papa Benedicto XIII o Papa Luna confirmó en 1400 el uso de la cruz de gules preferida por los nuevos Templarios, que más adelante confirmó Martín V, primer papa reconocido por la Iglesia Católica tras el Cisma de Occidente.


Según la bula papal correspondía al Maestre de Calatrava la creación de la Orden de Montesa, así como armar a los caballeros y facilitarles la vestimenta requerida. Jaime II de Aragón había escrito al de Calatrava para que acelerase todas estas acciones pero el Maestre era poco dado a obedecer las órdenes de su propio rey (de Castilla) y menos aún las que pudieran llegarle de fuera, por lo que ni siquiera contestó a su misiva. Jaime II se dirigió entonces al Papa para que apremiara al Maestre pero solo el silencio respondió a su requerimiento. Finalmente el arzobispo de Valencia, azuzado por el Papa, mandó a Castilla al abad del Monasterio de Benifassà, sito en tierras castellonenses y perteneciente a la Orden del Císter, buscando respuesta a la creación de la nueva Orden.


El Maestre de Calatrava se negó a acudir a Valencia, con el pretexto de que la custodia de la frontera con los moros se lo impedía, aunque pronto se demostraría su nula disposición a que las posesiones aragonesas pasaran a manos de otra Orden que no fuera la suya. Sin embargo cedió finalmente enviando a Valencia a un procurador para que actuara en su nombre. El primer Maestre de la Orden de Montesa fue Guillermo de Eril, un anciano que murió a los setenta días de acceder al cargo. El Reino de Valencia estaba agitado puesto que pretendía independizarse de la tutela aragonesa. Fuerza militar defensora del trono aragonés la Orden de Montesa controló a los sediciosos, a instancias de Pedro IV de Aragón. Los principales castillos que pasaron a manos de la Orden de Montesa en lo que actualmente es la provincia de Castellón fueron el de Peñíscola, Xivert, Pulpis, Onda, Vilafamés, Culla, Ares y Coves. 


Ante las turbulencias de la Iglesia Católica y la expulsión de Benedicto XIII o Papa Luna, del palacio papal de Avignón, el Gran Maestre le cedería a este papa zaragozano el uso vitalicio del Castillo de Peñíscola. A partir de ese momento y hasta su muerte el castillo templario de Peñíscola fue habitación y sede del Papa de Avignón, declarado hereje y antipapa por la Iglesia de Roma. Esta (GRAN) Historia y Leyendas del Papa Luna (Benedicto XIII) está perfectamente documentada en las dos primeras entradas de este blog, pudiendo ir fácilmente a ellas haciendo clic en este enlace: http://rafaelcondill.blogspot.com.es/2009/08/el-papa-luna-historia-y-leyendas.html

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario