ROBOAM. Hijo y heredero de Salomón. |
Faraón Sheshonq I. |
Esfinge con el nombre grabado de Sheshonq. Museo de Louvre. (París) |
El expolio del faraón Shishaq no supuso la aniquilación de Jerusalén. Las hordas marcharon tras el saqueo y algún tiempo después las aguas volvieron a su cauce. Roboam sustituyó los vasos que el faraón robó o destrozó por otros de bronce. Resulta curioso que el Arca de la Alianza no fuera robada por los egipcios, ya que se menciona en el reinado de Josías casi tres siglos después (640-609) lo que demuestra el escaso valor material de esta reliquia o que simplemente ya no estaba en el Templo. Según los etíopes el Arca de la Alianza fue robada a Salomón por su hijo Menelik I, que lo era también de la Reina de Saba. ¿Por qué Josías, rey de Judá, la nombra tantos años después si realmente no la tiene en su poder?. Lo que sí está fuera de toda duda es el ataque y saqueo de Shishaq a Jerusalén (925 a.C.) mencionados en la Biblia, pues tiene su prueba de veracidad en el Templo de Amón, en Tebas. Un bajorrelieve relata todas las conquistas de Sheshonq I y entre ellas la que corresponde a Judá y Jerusalén. En cuanto al Arca de la Alianza, exceptuando el comentario de Josías, nadie más ha dado prueba de su existencia.
A pesar de las afirmaciones etíopes, el segundo Libro de los Cananeos parece demostrar que las palabras de Josías son ciertas pues relata que "el profeta Jeremías (650-585 a.C.) advertido por un oráculo de la invasión de Babilonia (587 a.C.) mandó llevar el Arca a la montaña donde Moisés recibió los Mandamientos de la Ley de Dios. Ya cerca de la cumbre Jeremías encontró una caverna e introdujo la reliquia mandando clausurar la entrada. Una vez abajo mandó a varios hombres que volvieran para marcar el camino, pero ya no lo encontraron y fueron reprendidos por el profeta que vaticinó: ese lugar será ignorado por todos hasta que Dios nos reúna al final de los tiempos..."
RAFAEL FABREGAT
El arca del pacto permaneció oculta en un compartimiento subterráneo del templo que construyó Salomón. Lo que se llevaron los etíopes fue una réplica que se mantenía visible como una medida de seguridad. La verdadera estuvo debajo del monte Moriah para el momento en que Jesucristo murió clavado en la cruz del calvario. Luego cuando ocurrió el terremoto de Sn. Mateo 27:51 la sangre derramada del Cordero de Dios se vertió sobre el arca del pacto debajo de las peñas. Todo fue orquestado por Dios para cumplir Su pacto y Su palabra.
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Interesante aportación querida amiga. Así da gusto.
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