29 de julio de 2014

1460- LO BUENO, SI BREVE...

La vida es demasiado complicada como para no darnos un respiro de vez en cuando. Por lo tanto hoy no tenemos una entrada seria, sino tres chistes...

1.- CONFESIÓN SINCERA.
Tras un buen rato sin feligreses, el cura está echando una cabezadita en el confesionario cuando la voz de una mujer lo despierta.
  - Perdóneme padre, porque soy una pecadora.
  - ¿Qué ha pasado hija mía?.
  - No sé como decírselo, pero cuando hablo con un hombre tengo por todo el cuerpo unas sensaciones extrañas, un hormigueo que no me deja vivir. 
  - Pero hija, ¿con todos?.
  - Con todos padre.
  - Por favor hija, que yo también soy un hombre...
  - Ya lo sé padre, por eso vengo a usted a confesarme.
  - Vamos a ver hija, ¿como describirías esas sensaciones?.
  - No sé decirle pero en este mismo momento, solo de hablar con usted, mi cuerpo ya se rebela a estar de rodillas y me pide con urgencia ponerme más cómoda de ropa y de posición.
  - ¿En serio es esa la sensación que siente?.
  - Esa padre, esa. Necesito relajarme...
  - Pero hija, ¿como necesitas relajarte?. 
  - No sé, padre. ¿Qué le parece tenderme de espaldas en el suelo?.
  - ¿Y qué más, necesitas hacer?.
  - No sé padre. Es que tengo un hormigueo para el que no encuentro acomodo.
  - Pero hija...
  - Creo que un poco de calor me aliviaría.
  - ¿Calor hija, que clase de calor?. (El sacerdote está poniéndose a mil.)
  - Calor humano padre, calor humano que alivie mi padecer.
El sacerdote no puede resistir más, pero sigue preguntando ya en primera persona.
  - ¿Es muy frecuente esa sensación que tienes, hija?.
  - Permanente padre, permanente. Ahora mismo imagino sus manos sobre mi piel y creo que serían de gran alivio para mí. 
  - Pero hija, que uno no es de piedra...
  - Por eso padre, por eso. Sería un acto de caridad. Necesito urgentemente que alguien me estruje entre sus brazos y me dé el alivio que pide mi cuerpo.
  - Por ejemplo... ¿yo? -dice el cura ya perdidos los papeles.
  - Sí padre sí. Sin duda usted podría aliviar todas mis penas.
El cura ya no puede resistir más la tentación de la carne y mirando por la cortinilla que no haya nadie más en la iglesia lanza su última pregunta a través de la celosía, para evitar responsabilidades por una posible minoría de edad.
  - Una última pregunta hija mía. ¿Cuantos años tienes?.
  - Setenta y cuatro padre, setenta y cuatro. ¿Podrá hacer algo por mí?.
  - ¡Hostia! (perdón)  -dice el cura desencantado- Lo siento hija mía, no puedo hacer nada. Ve en paz. Sin duda lo tuyo debe ser reumatismo. 

2.- CUESTIÓN DE SED.
Dos amigos caminan extenuados y sin agua por el desierto.
  - No puedo más -dice uno al otro.
  - Aguanta un poco que el mapa marca un pozo aquí cerca -le dice el amigo.
Media hora más tarde llegan al pozo señalado en el mapa.
  - Oye. Pues parece que no tiene agua -dice uno de ellos.
  - A lo mejor es que está profunda. Espera que tire una piedra...
Al levantar la vista ve una piedra bastante grande y la echa por la boca del pozo sin que escuchen el ruido del impacto.
  - Parece que el pozo es bastante profundo.
  - Espera un poco que no tardaremos en oír el golpe en el agua.
En aquel momento ven a una cabra que se tira hacia el fondo del pozo.
  - ¿Has visto como se ha lanzado la cabra en busca del agua? -dice uno de ellos.
  - Pues sí. Parece ser que todavía tiene más sed que nosotros... ¡Vaya ímpetu!.
En eso se les acerca un cabrero y les pregunta:
  - Por favor, ¿han visto pasar una cabra por aquí?.
  - Sí, acaba de tirarse al pozo. Se ve que tenía mucha sed...
  - Pero, ¿como va a tirarse al pozo si la tenía yo amarrada a una piedra?.


3.- EL SUPERDOTADO.
Jaimito va a 2º y le pide a su profesora que lo cambie de curso.
  - Yo soy más inteligente que mi hermana y ella va a tercero.
Para quitárselo de encima traslada la queja al director y este sugiere un test. Hacen pasar al muchacho al despacho del director y éste pregunta:
  - A ver Jaimito, 4 por 4.
  - Dieciséis.
  - Muy bien. ¿Y 8 por 8?.
  - Sesenta y cuatro. 
La sesión sigue durante una hora sin ningún fallo, por lo que el director le dice a la maestra que tendrán que pasarle de curso. Ella que, no está por la labor, responde:
  - ¿Puedo hacerle yo unas preguntas señor Director?.
  - Pues claro mujer, claro. ¡Hágalas!.
  - A ver Jaimito... ¿De qué tienen las vacas cuatro y yo solo dos?.
  - Las piernas -dice Jaimito seguro.
  - ¿Y que tienes tú en los pantalones, que yo no tengo?.
El Director se apresta a interrumpir cuando Jaimito responde...
  - Los bolsillos.
  - ¿Y que entra al centro de las mujeres y detrás al hombre?.
  - La letra E -responde Jaimito.
  - ¿Y donde tienen las mujeres el pelo más rizado? -sigue la maestra.
El Director fuera de sí...
  - En África -responde Jaimito sin dudar.
  - Dime una cosa blanda, que en las manos de la mujer se pone dura.
  - ¡El esmalte de uñas!.
  - ¿Y qué es lo que las mujeres tienen en medio de las piernas?
El Director queda estupefacto y expectante...
  - Las rodillas -exclama orgulloso el alumno aventajado.
  - Y que es lo que las mujeres tienen más ancho, si son casadas que si son solteras.
  - La cama -responde Jaimito seguro de sí mismo.
Totalmente mareado por la presión, el Director interrumpe a la maestra.
  - Por favor. Póngame a este niño en sexto curso. Yo mismo fallé todas las respuestas...

RAFAEL FABREGAT

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