18 de julio de 2014

1450- EL VINO ESPAÑOL EN PELIGRO.

Parece ser que la picaresca española también está llegando al vino y no son tiempos de aventuras. El mundo sabe más cada día; de todo y por consiguiente también de vino. Hasta hace bien poco las añadas eran una herramienta fiable y fundamental para dar a conocer al mundo la calificación de las diferentes cosechas. Según la climatología de cada zona el resultado de los vinos era normal, bueno, muy bueno o excelente. Prácticamente de inmediato, según la calificación y cantidad cosechada se establecían unos precios que marcaban la diferencia. El funcionamiento de la oferta y la demanda ponía el resto.

Se recuerdan añadas excepcionales, que no vamos aquí a recordar, que marcaron vinos y denominaciones de origen como algo extraordinario dentro del siglo XX y que supusieron la puesta en Reserva de esos vinos que llegaron a alcanzar cotizaciones inverosímiles. Sin embargo de unos años a esta parte esto ha dejado de ocurrir. 
De la noche a la mañana las cosechas medianas, normales o buenas han desaparecido y todo el vino está calificado de muy bueno o excelente. 
En dos años muy complicados, que fueron del conocimiento general, dos marcas de gran renombre dejaron incluso de comercializar sus vinos. Todo era preferible antes que sacar al mercado vino de escasa calificación. 


Destilería industrial.
¿Se utilizó para la destilación de alcohol?. No hay constancia. ¿Se tiró por el desagüe?. Naturalmente que no. ¿Qué pasó entonces con el vino de esas cosechas?. No lo sabemos, pero es más que probable que se reservara para que mejorase en lo posible y que sirviera para dar una calidad estable a otras cosechas muy superiores. Dos años muy buenos y dos medianos, igual a cuatro de buenos. No decimos que esto sucediera de esta forma, sino que se trata simplemente de una opinión. Solo queremos decir que esto sería muy peligroso.


Décadas de duro trabajo y seriedad comercial a toda prueba, que ha dado como fruto el aprecio mundial de los vinos españoles, puede venirse al traste por una picaresca que ha aparcado a las añadas de escasa calificación. El tiempo es imprevisible e incontrolable. Desde que el mundo es mundo ha habido años buenos y malos, que se han visto reflejados en la calidad y calificación del vino. El amante del buen vino, que además tiene dinero para pagarlo, sabe perfectamente que no hay dos añadas iguales y justamente por eso sabe que nadie puede ofrecerlas, como si se tratara de algo fabricado por encargo.


La uniformidad de un vino está muy bien para bolsillos de escaso poder adquisitivo, pero no para los sibaritas pudientes. Que determinada bodega o marca se especialice en ofrecer vinos prácticamente iguales durante décadas, sea cual sea su añada, nos parece perfecto para los que queremos "un vino que esté bien", frase muy oída por los camareros en comensales de clase media/baja, poco entendidos en la materia. Pero por poco que sepamos sobre el particular, es de conocimiento general que el vino "es algo vivo" y por lo tanto muy susceptible a las inclemencias del tiempo y a su tratamiento en bodega o cava.


Desde 1985 no hay ningún vino con la calificación de mediana o normal. ¿Les parece a Udes. lógico y natural?. En los últimos años todas las cosechas han sido muy buenas o excelentes. ¿Quien se cree eso?. No hay más ignorante que aquel que cree ignorantes a los demás. Que sean ellos mismos quienes den calificación a sus vinos puede provocar y provoca auténticas barbaridades que definen la falta de seriedad y garantías de este sector a nivel mundial. ¿Acaso están todos tontos, menos nosotros?. Por increíble que parezca, hay gente que así lo piensa. Puro marketing, que traerá piedras a su propio tejado.
Una bodega que ofrece de forma continuada vinos de calidad muy buena o excelente, no es en absoluto fiable pues solo con levaduras artificiales se puede llegar a una calidad uniforme que, por supuesto, no es excelente. 


Sin embargo son muchas las que se han sumado a esta práctica que solo certifica la picaresca de sus productores. En breve encontrar un vino fiable por su calificación y año impreso en botella, será tiempo y dinero perdido. Muchos esperan que esta práctica desaparezca y se vuelva a las calificaciones de antaño. Como sucedía antes, los años malos tendrían un calificación y precio inferior, pero los buenos les compensarían con creces. ¿No es eso lo justo y correcto?.

RAFAEL FABREGAT

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