El municipio de Camas está situado en la provincia de Sevilla y a tan solo 3 Km. de la capital, en dirección a Extremadura. Al sur del núcleo principal de la población se encuentra el cerro de El Carambolo y otras urbanizaciones en las que vive el 14% de la población.
Todo el término municipal de Camas contiene restos arqueológicos que van desde el Paleolítico Inferior al Neolítico, pero son los Cartagineses y los romanos quienes construyen los primeros castillos y atalayas para la defensa de la comarca. Posteriormente fueron los árabes (s. VIII) quienes dominan la zona y construyen algunas alquerías en la región. No sería hasta el año 1.248 cuando el rey Fernando III de Castilla reconquista Sevilla a los moros para cederla después a su hijo Alfonso X.
En el citado cerro del Carambolo, propiedad de la Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla desde 1.940, la entidad estaba realizando unas obras de ampliación de las instalaciones deportivas con motivo del torneo internacional a celebrar en breves fechas.
Todo el término municipal de Camas contiene restos arqueológicos que van desde el Paleolítico Inferior al Neolítico, pero son los Cartagineses y los romanos quienes construyen los primeros castillos y atalayas para la defensa de la comarca. Posteriormente fueron los árabes (s. VIII) quienes dominan la zona y construyen algunas alquerías en la región. No sería hasta el año 1.248 cuando el rey Fernando III de Castilla reconquista Sevilla a los moros para cederla después a su hijo Alfonso X.
En el citado cerro del Carambolo, propiedad de la Sociedad de Tiro de Pichón de Sevilla desde 1.940, la entidad estaba realizando unas obras de ampliación de las instalaciones deportivas con motivo del torneo internacional a celebrar en breves fechas.
El día 30 de Septiembre de 1.958 unos obreros estaban excavando el terreno cuando encontraron un brazalete que resultó ser de oro y al que se veía claramente que le faltaba una pieza, por lo que siguieron excavando intentando encontrarla.
La sorpresa fue mayúscula al salirles un recipiente de barro cocido que contenía varias piezas más del mismo metal. En un principio, pareciéndoles joyas antiguas de latón o cobre, no le dieron mayor importancia y se las repartieron entre ellos.
La sorpresa fue mayúscula al salirles un recipiente de barro cocido que contenía varias piezas más del mismo metal. En un principio, pareciéndoles joyas antiguas de latón o cobre, no le dieron mayor importancia y se las repartieron entre ellos.
Como forma de demostrar que el metal no tenía valor alguno, uno de ellos dobló una de las piezas hasta romperla.
De todas formas, el temor de futuras responsabilidades aconsejó a los obreros la entrega de lo encontrado. La Directiva de la sociedad dio cuenta a las autoridades que cedieron al arqueólogo Juan de Mata Carriazo la responsabilidad de la investigación del tesoro.
Resultaron ser 21 piezas de oro de 24 quilates con un peso total de 2.950 gramos trabajadas con arte delicado y en un estado satisfactorio, a excepción de las violencias ocurridas en su hallazgo.
Resultaron ser 21 piezas de oro de 24 quilates con un peso total de 2.950 gramos trabajadas con arte delicado y en un estado satisfactorio, a excepción de las violencias ocurridas en su hallazgo.
El profesor Carriazo situó el periodo de fabricación entre los siglos VIII y III a.C. insinuando la posibilidad de que se tratara de la época de los Tartesios.
La joya más destacada era una cadena doble, rematada con un cierre decorado, de la que penden siete sellos giratorios que bien pudieron ser empleados para marcar contratos y documentos de gran valor administrativo.
Nuevas excavaciones llevadas a cabo desde 2.003 han permitido conocer que en ese lugar no hubo jamás un poblado tartesio sino un santuario fenicio que, realizado en cinco etapas constructivas, permite datarlo con una antigüedad mínima del siglo IX a.C. El santuario constaba de dos templos posiblemente consagrados a las deidades Baal y Astarté, de las que se encontró una estatutilla con su pedestal y pectoral al estilo "piel de toro" como los que hay en el tesoro. Por los hallazgos encontrados se considera que el santuario estuvo en uso unos trescientos años, hasta el siglo VI a.C., lo que lleva a la conclusión de que el tesoro es de procedencia claramente fenicia. También se constató que lo que en principio aparentaron ser restos de una cabaña, resultaría ser el fondo de un pozo ritual destinado a depósito de ofrendas.
El posible ajuar de origen tartesio quedó pues definitivamente descartado y es el símbolo religioso fenicio el que se ha demostrado inconfundible, no resultando tan simple especificar el uso de estas joyas ni el motivo de su ocultamiento y abandono posterior. Tres kilos de oro es y ha sido siempre un tesoro difícil de abandonar, aunque bien es cierto que su dueño lo tendría en alto secreto y en aquellos tiempos era más fácil que nunca sufrir un "accidente" que lo dejara todo en el aire. Estas incógnitas solo su propietario podría aclararlas y por lo tanto quedarán a la imaginación de los diferentes historiadores.
Desde el día del hallazgo, lo que se ha dado en llamar el tesoro de Carambolo se encuentra depositado en un banco.
Nuevas excavaciones llevadas a cabo desde 2.003 han permitido conocer que en ese lugar no hubo jamás un poblado tartesio sino un santuario fenicio que, realizado en cinco etapas constructivas, permite datarlo con una antigüedad mínima del siglo IX a.C. El santuario constaba de dos templos posiblemente consagrados a las deidades Baal y Astarté, de las que se encontró una estatutilla con su pedestal y pectoral al estilo "piel de toro" como los que hay en el tesoro. Por los hallazgos encontrados se considera que el santuario estuvo en uso unos trescientos años, hasta el siglo VI a.C., lo que lleva a la conclusión de que el tesoro es de procedencia claramente fenicia. También se constató que lo que en principio aparentaron ser restos de una cabaña, resultaría ser el fondo de un pozo ritual destinado a depósito de ofrendas.
El posible ajuar de origen tartesio quedó pues definitivamente descartado y es el símbolo religioso fenicio el que se ha demostrado inconfundible, no resultando tan simple especificar el uso de estas joyas ni el motivo de su ocultamiento y abandono posterior. Tres kilos de oro es y ha sido siempre un tesoro difícil de abandonar, aunque bien es cierto que su dueño lo tendría en alto secreto y en aquellos tiempos era más fácil que nunca sufrir un "accidente" que lo dejara todo en el aire. Estas incógnitas solo su propietario podría aclararlas y por lo tanto quedarán a la imaginación de los diferentes historiadores.
Desde el día del hallazgo, lo que se ha dado en llamar el tesoro de Carambolo se encuentra depositado en un banco.
Con motivo de la Expo'92 el comisario Jesús Aguirre, marido de la Duquesa de Alba, encargó a un joyero amigo suyo de Madrid una réplica exacta del tesoro para ser expuesta. Sin embargo destacados miembros del Ayuntamiento de Sevilla, ante el temor de que las piezas originales pudieran ser sustituidas por las copias, provocaron un enfrentamiento verbal y el cese del Duque de Alba de su cargo de comisario.
Así son las cosas de la política...
Así son las cosas de la política...
RAFAEL FABREGAT
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