3 de octubre de 2011

0506- ISLAS DE LAMU Y MAFIA.

Poco queda ya por descubrir en este mundo, que valga la pena desde un punto de vista turístico. Son demasiados los intereses que mueven a cientos, miles de personas, a la caza y captura de nuevos destinos idílicos, con los que hacer posible una oferta novedosa que permita ganar nuevos clientes a las agencias de viajes. Todo está ya visto y masificado. Cuando uno viaja por libre y cree haber encontrado la novedad, lo nunca visto u oído y llega a ese supuesto paraíso que nadie conoce; cuando te ofrecen una choza falta de comodidades, como única habitación posible, escuchas que en la choza contigua hablan tu mismo idioma. Te asomas a la puerta del chamizo y
- Pero Manolo, Pepi... ¡quien lo había de imaginar!
- Pues nada chicos, pasábamos por aquí y...

En la costa oriental africana tenemos dos archipiélagos, el primero de ellos de cultura totalmente swahili que bien merece la pena visitar. Lamu, que así se llama, pertenece a Kenia. Con algo más de 10.000 habitantes, el parque móvil se compone de 3.000 burros y tres automóviles: el del alcalde, el de la policía y la ambulancia. Una vida arcaica e inamovible que agrada al moderno viajero cansado de modernidades y con cartera llena de billetes. A mayores diferencias, mayores satisfacciones y los isleños, avispados ellos, ponen el acento en esa diferencia que les trae las divisas.

- ¿Para que quiero coche si soy capitán de barco? -dice un muchacho desde el timón de una pequeña y rústica barquita, sin otra aspiración que la de poder comer cada día.
Árabes y persas llegaron a esta isla en el siglo IX, conformando el más antiguo asentamiento árabe en África oriental y el mejor conservado del mundo. De hecho es centro de peregrinación de los devotos de varios países africanos que consideran la visita como equivalente a La Meca. El 95% de los habitantes son musulmanes y hay en la isla 26 mezquitas en pleno funcionamiento.

Su paz y exotismo atrajo en la década de 1.960 a hippies de todo el mundo y "con ellos llegó la luz" o, lo que es lo mismo, llegó la electricidad a la isla para alegría de unos y desagrado de otros. Como ya habrán supuesto, el desagrado solamente fue de cuatro nostálgicos del pasado histórico más pertinaz. No había motivos para pensar que con las modernidades los isleños perderían el norte. Todo allí sigue yendo al mismo ritmo; se continúa cocinando con leña y el burro sigue siendo el único medio de transporte de personas y mercancías.

La isla de Mafia, antiguamente llamada "Chole Shamba" es parte del archipiélago de Zanzíbar, en Tanzania. La mayor de un grupo de nueve islas, es prácticamente desconocida y apenas visitada por turistas. La mejor época para los aficionados al buceo es de Septiembre a Marzo. A solo 25 Km. de las costas de Tanzania, se puede llegar por avión desde Dar es Salaam en un vuelo de solo 35 minutos y con varias opciones de hospedaje.

En Lamu, junto a la plaza central se instala un mercado donde decenas de puestos se apretujan ofertando sus mercancías, bajo coloridos toldos que permiten escapar del fuerte calor ecuatorial. Pescados, carnes, frutas, legumbres y artesanía local está perfectamente ordenado por zonas para atender la demanda de los visitantes. Bajo los árboles, algunos viejos charlan de sus cosas e intentan arreglar el mundo. El día que se celebra el nacimiento de Mahoma todo se paraliza o renace, según se mire. Desde todos los países cercanos, miles de peregrinos que por salud o economía no pueden llegar llegar hasta la Meca, se acercan a esta isla igualmente válida a los ojos del profeta. Las 26 mezquitas se ven repletas de fieles que, no pudiendo dar cabida a la inmensa avalancha, habilitan sus explanadas para dar cobijo a todos. Al día siguiente los peregrinos regresan a sus puntos de origen y la tranquilidad vuelve a presidir el ritmo diario de las gentes de Lamu.

Cuando el ferry se acerca a la isla el viajero ya percibe que entra en un mundo diferente. Cabañas próximas a la playa y algún viejo edificio en el pequeño puerto. Correos, un banco y la policía. Decenas de jóvenes se ofrecen a cambio de unas monedas como voluntarios guías turísticos. Como manda la religión musulmana, las casas miran hacia el interior en un laberinto de estrechas callejuelas. Algunas están construídas con piedra coralina y puertas de madera artísticamente labradas. La oferta turística es infinita. Inmensas playas blancas, donde nadar con los delfines y zonas espectaculares de buceo entre arrecifes coralinos. Lo que en tiempos remotos fue lugar de comercio de esclavos y marfil, está reinventándose para un turismo en breve masificado. A su alrededor las diferentes islas del archipiélago ofrecen mayor esplendor y tranquilidad si cabe. Playas vírgenes, blancas cual alabastro pulverizado, esperan al visitante esporádico, ávido de paz y tranquilidad.

Destino turístico de princesas y consortes, la isla de Lamu es un paraíso en miniatura al que acuden quienes buscan paz y privacidad. En primera línea de playa estos representantes de la realeza mediterránea tienen casa donde, buscando el anonimato, escapar del bullicio europeo. Allí se ubica las más espléndida playa de Lamu y también el Hotel Peponi, el más glamuroso de los hoteles africanos. Todo iba perfecto hasta que estalló una bomba en la embajada de EEUU en Nairobi. Kenia se convirtió en destino peligroso y los turistas marcharon y aún no han regresado. La pobreza se ha instalado nuevamente en la isla pero, justamente esa paz y la de toda la zona, es la que devolverá otra vez el turismo que demanda el exotismo, pero también la tranquilidad actualmente perdida.

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