21 de junio de 2016

2124- LA TORRE DEL TERROR.

Puede que algunos se sorprendan por llamar 'Torre del terror' a lo que aparentemente es un lujoso castillo, todo un Palacio Real y Fortaleza de su Majestad que en la actualidad es una especie de museo en el que exponen las joyas de la Corona Británica, armaduras reales y los restos de la antigua muralla romana sobre la que se construyó el edificio, pero entre esas paredes ocurrieron tenebrosas realidades.


La famosa Torre de Londres, de ineludible visita por parte del turismo cultural de la ciudad, fue construida por Guillermo el Conquistador en 1078 como signo de poder de la conquista normanda sobre Inglaterra. Casi de inmediato y sin que fuera ese el objetivo inicial de su construcción, pensado como residencia real, la Torre fue convertida en prisión por parte de la élite gobernante. El castillo fue ampliado en varias ocasiones durante los siglos XII y XIII ya que, mientras en sus mazmorras se ejecutaban las torturas más terroríficas, arriba se aprovechaban los espacios para otras múltiples actividades. Hasta finales del siglo XVII, para la coronación de un nuevo monarca, la comitiva salía de este Castillo en procesión hasta la Abadía de Westminster, en un recorrido de más de 4 Km.


La Torre de Londres se ha usado a lo largo de los años como Armería Real, Tesorería, Real Casa de la Moneda, Depósito de Joyas de la Corona y hasta incluso como Casa de fieras. 
Sus momentos más célebres como prisión se dieron en los siglos XVI y XVII cuando personajes como Isabel I, hija de la ejecutada Ana Bolena y de Enrique VIII, fuera encerrada en la Torre con tan solo 3 años de edad. Curiosamente tras la muerte de sus hermanos Eduardo VI y María I ocuparía el trono de Inglaterra. Lo cierto es que, aunque se ha hablado a lo largo de los años de miles de muertos, solo hay documentadas 112 ejecuciones en los últimos 400 años de la historia de este edificio pero así son las cosas, que disminuyen o se agigantan según quien sea el narrador.


La cuestión es que en sus 900 años de vida, la Torre de Londres se ganó la fama de ser lugar de tortura y muerte ya que en ella se encerraba a cientos de personajes, casi nunca delincuentes vulgares, que raramente salían de allí con vida. 
De todas formas, parece ser que la mayor parte de las ejecuciones no se llevaban a cabo en el propio recinto, sino en la Tower Hill, situada en la parte trasera del castillo. 
Era una forma de esconder lo que todos tenían claro que ocurría con demasiada frecuencia y escasa justificación.
Aunque estaba bajo el control directo de la Torre de Londres, el lugar era zona extraparroquial y fuera de la jurisdicción de la City, no formando parte de la metrópolis hasta el año 1855. Actualmente la Tower Hill está derruida y los jardines que la sustituyen están incluso separados del castillo-palacio 
por la calle del mismo nombre. 
Juana de Inglaterra, reina durante nueve días, también fue ejecutada allí mismo con tan solo 16 años. La foto adjunta señala el punto exacto que ocupaba el patíbulo tantas veces regado con la sangre de gentes inocentes cuyo único pecado era ser pretendientes, muchas veces legales, al poder que otros ostentaban de forma fraudulenta. Así es este mundo...


Durante las dos Guerras Mundiales el edificio volvió a utilizarse como prisión y lugar de ejecuciones. Son famosas las de una docena de espías, enemigos de los intereses británicos en la contienda. Posteriormente el castillo fue reparado y abierto al público, siendo una de las atracciones turísticas de mayor éxito, por su excepcional conservación y como símbolo de poder británico ininterrumpido durante más de nueve siglos. También por la creencia equivocada de haber sido históricamente una cámara de tortura permanente. Su especial ubicación domina perfectamente el tráfico del Támesis y sus 4,9 hectáreas han dado cabida a todo tipo de servicios de control al poder reinante en cada uno de los momentos de su larga historia. Desde 1988 es Patrimonio de la Humanidad. Ahí tienen la puerta de acceso. Entren y aspiren la buena y trágica historia que contiene.

RAFAEL FABREGAT

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