Se construyeron sobre las ruinas de la Domus Aurea, la faraónica mansión veraniega que Nerón se hizo construir entre los años 64 y 68 d.C. Está visto, nada es para siempre. Apenas unas décadas después el emperador español Trajano prefirió que aquellos terrenos sirvieran para construir las Termas más grandes y hermosas del Imperio Romano.
Tras cinco años de duro trabajo, el arquitecto Apollodoro de Damasco consiguió dejarlas a punto para la espectacular inauguración llevada a cabo el año 109 d.C.
Casi 2000 años después, la monumentalidad de esta estructura ha podido reproducirse fielmente gracias a los trabajos de digitalización de sus ruinas.
Lo más impresionante es 'la natio' o piscina gigantesca que se ubica dentro del complejo.
Más impresionante todavía es que tan magnas instalaciones estaban abiertas a todo tipo de público.
En aquellos tiempos sería como construir todo un mar dentro del casco urbano de la ciudad.
Estas termas se encuentran en el parque del colle Opio, una de las siete colinas de Roma y a escasa distancia del Coliseo.
Las Termas de Trajano ocupaban una extensión de 40.280 m2. edificados en el centro de una parcela total de 103.950 m2., con toda seguridad las más grandes del Imperio. Sus ventanas eran acristaladas, todo un superlujo para la época. Los señores del Imperio, tras su recorrido habitual (caldarium, tepidarium, frigidarium) pasaban a la gran piscina situada en el extremo septentrional. Todos los demás ambientes, junto a los gimnasios y vestuarios, se distribuían en torno a este eje central. Nada faltaba en tan espectaculares termas: baños particulares, sauna, masajes, peluquería y maquillaje. Para el relax posterior, jardines, fuentes, estatuas, bibliotecas, ricos mármoles, espectáculos, comedores y tiendas de todo tipo.
Como podemos ver en la foto anterior, prácticamente nada quedaba en pie pero hoy, gracias a la técnica 3D la reconstrucción idéntica de aquel emblemático complejo termal ha sido posible. Los arquitectos Raffaele Carlani y Stefano Borghini le han devuelto a Roma una de sus piezas más famosas: las Termas de Trajano. Una reconstrucción espléndida, incluso con la magnificencia de antaño, en la que se han recuperado sus bellas columnas, sus amplias bóvedas e incluso su decoración interior. Los trabajos han sido catalogados de científicos, pues se han estudiado todas las fuentes disponibles y no se ha escatimado en su ejecución. Nada se ha colocado al azar. Todo tiene una base histórica y detallada de lo que pudo verse el día de su inauguración 1900 años atrás.
El emperador Trajano mandó construir su propio acueducto pero, dado que en algunas épocas del año el agua no era suficiente, hubo de construir una imponente cisterna de siete salas que todavía se conserva y cuya capacidad era de 8 millones de litros. Con ella se completaba, en determinados momentos, la necesidad de agua de tan gigantescas termas. Salvo en los vestuarios, donde hombres y mujeres estaban separados, en el resto de las instalaciones hombres y mujeres se mezclaban, gozando juntos de aquel clima refinado de relax y sofisticación. Un lugar en el que se mostraban músculos, bronceados cuerpos y donde también se llevaba a cabo el juego de la seducción. Está previsto abrirlas al público en 2017. Habrá que ir a verlas...
RAFAEL FABREGAT
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