Cada año 500 millones de mariposas Monarca viajan desde Canadá hasta México, en un recorrido de 4.750 Km. La migración más larga realizada por un insecto en nuestro planeta. Una verdadera marea de color naranja recorre el cielo, desde las cumbres heladas de la región de los Grandes Lagos hasta las coníferas del estado mexicano de Michoacán. Es un insecto fuerte y delicado al mismo tiempo, con una envergadura de 10 cm. y medio gramo de peso. La población originaria del oeste de las Montañas rocosas es de menor tamaño. A su llegada, racimos con miles de ellas cuelgan de las ramas de los árboles mexicanos en un estado de inactividad hasta el mes de Marzo.
Es entonces cuando poco a poco empiezan a despertar. Tras el cortejo y fecundación de las hembras unos y otras iniciarán su regreso. La mayor parte morirán en el camino de vuelta pero el ciclo de la vida ya estará completado puesto que, a lo largo del mismo, las hembras habrán puesto los huevecillos en la planta del algodoncillo y de ellos saldrán los gusanos que convertidos en crisálida y posteriormente en mariposa, completarán el recorrido de vuelta a casa. Así de complicado y así de sencillo es el proceso reproductivo es este insecto tan especial. El más viajero de los insectos del planeta.
Con las mismas prisas con las que escapan a finales del otoño, del frío canadiense, hacen lo mismo en primavera para escapar de las altas temperaturas mexicanas. La mariposa monarca-matusalen tiene una vida aproximada de 9 meses, cuando normalmente sus padres no suelen vivir más de 2 meses. En realidad el ciclo normal de su vida es de 4 días como huevo, 2 semanas como oruga, 10 días como crisálida y 4-6 semanas como mariposa, pero una última generación nacida a finales del verano sobrepasa los 9 meses, siendo ésta la que realiza el viaje de ida y vuelta. Con un recorrido diario de hasta 150 Km. y en colonias de unos 20 millones de individuos realizan cada año este inmenso recorrido superior a 9.000 Km. Aunque depende de la temperatura, la salida masiva suele darse en Septiembre.
La llegada a tierras mexicanas suele coincidir con el "Día de muertos". Normalmente las mariposas Monarca occidentales suelen viajar a los bosques de eucaliptos de las costas de California, mientras que las orientales lo hacen a los de coníferas mexicanos. Son varias pues las metas o santuarios de esta migración anual. Lo que si está demostrado es que, como si llevaran un GPS cada generación vuelve exactamente al mismo lugar e incluso al mismo árbol al que acudieron sus progenitores. La estancia habitual suele ser de unos cinco meses, pero son las temperaturas las que dan el pistoletazo de salida y retorno. En años con vientos favorables, algunos indivíduos viajan a España y al suroeste de Gran Bretaña.
A mediados de Marzo las mariposas despiertan de su letargo invernal y se aparean para, unos días después, iniciar su camino de vuelta. Sus colores amarillo y negro previenen a sus posibles depredadores del peligro de toxicidad, lo que no impide que sean presa de algunos animales acostumbrados a su veneno. De todas formas últimamente las colonias migratorias de la mariposa Monarca se han visto reducidas a una tercera parte, debido al uso de los diferentes herbicidas y también a la pérdida de hábitat por el constante desarrollo agrícola. A pesar de los programas de protección desarrollados en las zonas de hibernación, México no ha podido frenar la tala ilegal y su transformación en zonas de cultivo.
Por la coincidencia de su llegada a tierras mexicanas con el día 1º de Noviembre (Día de los muertos o fiesta de Todos los Santos) la creencia de sus habitantes es que son las almas de los muertos que regresan a casa. De pronto el silencio natural del bosque se convierte en sordo rumor por el aleteo de los insectos que buscan el ansiado refugio en el que escapar del frío y en el que perpetuar la especie.
RAFAEL FABREGAT
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