El encanto de viajar es justamente el encontrarte con paisajes, gentes y elementos constructivos, totalmente diferentes a los que tenemos en nuestro entorno. En Cantabria y más concretamente en el término municipal de Valderredible descubro esta iglesia rupestre que da mucho qué pensar sobre la grandeza y la constancia del ser humano, toda ella vaciada a mano y con herramientas muy simple. Su cronología es muy controvertida puesto que, mientras unos autores abogan por un origen visigodo, debido a algunas inscripciones halladas en otras construcciones similares, otros la ubican en algún momento de la Alta Edad Media.
Sea cual sea la época de su construcción, está claro el esfuerzo sobrehumano que costaría vaciar esa inmensidad pétrea puesto que, aunque hay otras similares, la iglesia de Santa María de Valverde es sin duda la más grande de todas las excavadas en la región. Sí coinciden todos en pensar que se trata de la antigua iglesia de Santa María la Sotarraña, que aparece en los cartularios de la Colegiata de Covarrubias y de Santa María la Real de Aguilar de Campoo para los siglos X y XIII.
En el interior hay dos naves separadas por pilares cuadrados y bóveda, lo que da a entender que inicialmente pudo ser una sola, con ampliación posterior, o bien tratarse de dos iglesias pareadas que después se unieron, ya que sus cabeceras son distintas. En la parte exterior, sobre la roca, tiene una espadaña de época románica tardía a la vez que también se observan algunos sarcófagos encontrados en sus proximidades. Como fórmula para proteger posibles humedades, en determinado momento la roca arenisca de la entrada y hasta la espadaña, fue cubierta con una capa de tierra de entre uno y dos metros de grosor.
Eliminar esa capa de tierra dio la mejor de las sorpresas, al descubrirse que la propia cubierta de roca de la iglesia daba cobijo a una importante necrópolis de la época. La cristianización de Cantabria se inició en el siglo VI, fecha en la que se constata la presencia de San Millán, aunque la falta de inscripciones y elementos decorativos impide concretar la fecha de construcción exacta. En cuanto a las tumbas antropomorfas, que hay excavadas sobre la misma roca que cobija la iglesia de Santa María de Valverde, nos hacen suponer la gran devoción a este enclave mariano en tiempos del Alto Medievo.
De tal importancia sería que todas las familias más relevantes de la región buscarían la protección divina excavando las tumbas de sus familiares en la misma roca que cubría la iglesia de su advocación, la mayoría de las cuales buscaron la proximidad de la espadaña. Actualmente la roca que ha quedado al descubierto tras los trabajos arqueológicos, se ha protegido con una cubierta que protege la iglesia y la necrópolis de las inclemencias del tiempo. Esta joya del eretismo rupestre sigue abierta al culto y es con toda seguridad la mejor conservada de Cantabria
RAFAEL FABREGAT
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