Toda la historia de esta perla sin precedentes es archiconocida pero en este momento de exposición en nuestro país, al que sin duda pertenece, es motivo más que suficiente para recordar la trayectoria que una joya de tal importancia ha tenido a lo largo de su historia, por culpa de las avaricias de unos y la desidia de otros. Vamos pues a recordarla...
Son muchos los que creen que el nombre de "Peregrina" hace honor a las muchas vicisitudes que esta perla ha sufrido, pero no es así. En aquellos tiempos del siglo XVI, en que fue arrancada del fondo marino, la palabra peregrino significaba rareza, algo inusual. De hecho parece ser que sus primeros propietarios le dieron el nombre de "La sola" aunque, viendo lo mal sonante del término, prontamente se cambió por el de "La Peregrina" que en el fondo quería decir lo mismo.
Aunque puede haber otras fuentes con datos diferentes, se estima que esta perla fue encontrada en aguas del Archipiélago de las perlas (Golfo de Panamá) el año 1.515 por un esclavo destinado al buceo para las extracción de ostras perlíferas, uno más de los que perdieron la vida en este trabajo.
La extraordinaria joya, de 58,5 kilates (115,5 gramos) y forma de lágrima tiene, además, las óptimas características de brillo y lustre plateado, casi transparente. No es pues una cuestión de tamaño, que también, sino la más alta calidad y pureza de una perla natural, con el raro añadido de su forma oval.
Una perla de semejante tamaño y calidad no ha sido nunca fácil de vender y menos aún en aquellos tiempos. Se ignora pues cual sería su periplo por el continente panameño en aquellos primeros años de su hallazgo pero la cuestión es que, según cuenta el profesor Hernández de Talavera, la perla cayó en manos de Diego de Tebes, entonces alguacil mayor de Panamá, que en un viaje a Sevilla en 1.580 la puso en subasta en la Casa de las Indias de Sevilla, siendo adquirida por Felipe II.
A la muerte del rey, el inventario de testamentaría dice:
..."Una perla pinjante en forma de pera, de buen color y buen agua, con un pernito de oro por remate, esmaltado de blanco, que con él pesa 71 kilates y medio. Compróse por el Consejo Real de las Indias a don Diego de Tebes por 9.000 ducados. Tasóse por Francisco Reynalte y Pedro Cerdeño, plateros de oro y lapidarios del Rey nuestro señor, en 8.748 ducados. Tiénela la Reyna nuestra señora..." (Entonces Ana de Austria, cuarta esposa de Felipe II)
María Tudor. (Hija de Enrique VIII y Carolina de Aragón)
Sin embargo la fecha de compra que cita el profesor Hernández Talavera, será sin duda errónea puesto que la Historia dice que Felipe II compra la perla y la regala a su segunda esposa María Tudor el día 25 de Julio de 1.554, con motivo de sus esponsales. Nadie ha puesto jamás en duda este dato, a pesar de que la reina murió en 1.558, veintidós años antes de la fecha de compra dada por el historiador, ya que María Tudor la luce en la mayoría de los retratos que le hicieron.
Posteriormente, la Peregrina, fue prendida en un broche al que se encastó un brillante de 100 kilates llamado El Estanque, uno de los cinco más valiosos del mundo, que Felipe II adquirió en Amberes por el precio de 80.000 escudos de oro y que se talló en Madrid por el maestro Jacome da Trezzo y ofrecido a su tercera esposa Isabel de Valois con motivo de su nuevo matrimonio.
El singular conjunto formó parte de las joyas de la Corona española y fue frecuentemente lucido por todas las reinas que ocuparon el trono español, hasta la invasión francesa de 1.808 cuando José Bonaparte, siguiendo las órdenes de su hermano (Napoleón) ordenó que le entregasen las joyas de los Borbones, ya exiliados. Del diamante "El Estanque", en aquel momento tasado en millón y medio de reales, nunca más se supo. La perla fue enviada por Bonaparte a su esposa Julia Clary pero después el matrimonio se separó y Bonaparte recuperó la perla que dejó en testamento a su sobrino Napoleón III. Prontamente la Peregrina viajaría a Inglaterra puesto que, problemas económicos hacen que en 1.848 éste venda la perla al marqués de Abercom en cuyas manos queda hasta 1.914 cuando la familia la vende a la joyería londinense R.G. Hennell&Sons.
Conocido el origen de la perla, la joyería la ofrece al rey Alfonso XIII pero éste preocupado por la inminente guerra mundial declina el ofrecimiento y la Peregrina es adquirida finalmente por el multimillonario norteamericano Judge Geary en 1.917.
Ante lo efímero de la vida terrenal, la extraordinaria perla se sitúa nuevamente en el mercado en 1.969 cuando la Galería Parket Bernet la pone en subasta el día 23 de Enero, como lote número 129, siendo adquirida en esta ocasión por el abogado de Richard Burton por la cantidad de 37.000 dólares. Burton se la regaló a su esposa Elizabeth Taylor el día 27 de Febrero de ese año con motivo del 37 cumpleaños de la actriz.
De inmediato el Duque de Alba, en nombre de la casa real española, convocó una rueda de prensa en Lausana, donde los Borbones vivían en el exilio, para desmentir la autenticidad de la perla subastada en Nueva York, asegurando que la verdadera Peregrina obraba en poder del Conde de Barcelona, padre del actual rey de España Juan Carlos I y que hoy luce la reina, doña Sofía, en las ocasiones más especiales. La polémica quedaba servida...
Actualmente la Peregrina (?) de Elizabeth Taylor está integrada en un espectacular collar de rubíes y diamantes diseñado por la propia actriz. La casa de subastas Christie's, dice que ésta es la única y verdadera Peregrina.
- "No es la perla más grande del mundo, pero sí es la más famosa, la más bonita y la más excitante". -dijo David Warren, refiriéndose a su extraordinario brillo y el misterio que la ha rodeado desde que emergió de las aguas del Golfo de Panamá.
A la muerte de la actriz todos los bienes salen a subasta en Christie's Nueva York, que se llevará a cabo el próximo 13/16 de Diciembre. Concretamente, la joya motivo de esta entrada, se prevé que tenga una salida de entre 2 y 3 millones de dólares. Por la coyuntura económica mundial se espera que "La Peregrina" viaje en esta ocasión al lejano oriente...
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