5 de julio de 2011

0411- LA ANTIGUA CIUDAD DE SELEUCIA.

En tierras hoy pertenecientes a Iraq, el Imperio Seleúcida (312-63 a.C.) nació tras la muerte de Alejandro Magno. En los años de mayor esplendor ocupaba la Anatolia central, Mesopotamia, Persia, Trukmenistán, Pamir, buena parte del actual Pakistán así como las costas de Levante. 

Su poder central se ubicaba en lo que hoy llamamos el Oriente Próximo pero el imperio llegó a ser el segundo más grande de la antigüedad, detrás del que alcanzó Alejandro Magno.
Al morir Alejandro sin un descendiente adulto, varios generales se enfrentaron al regente al que asesinaron. Justamente había sido su comandante Seleuco Nicátor quien dirigió la rebelión que condujo a una partición del imperio en el 320 a.C. y en la que reservaría para sí Babilonia y toda la parte oriental del Imperio de Alejandro. 

Se autoproclamó emperador del Imperio Selúcida, con el nombre de Seleuco I Nicátor, el Conquistador y acosando incesantemente a las naciones vecinas, ampliaría continuamente su territorio sin piedad. Al mismo tiempo desmanteló Babilonia, que ya estaba en decadencia y aprovechó sus piedras para fundar, junto al río Tigris, la nueva capital de su reino y a la que puso su propio nombre. 
Nicátor invitó a todos los babilonios a trasladarse a la nueva capital del reino y en la vieja ciudad solo quedaron los sacerdotes del templo de Año Nuevo y una residencia real, que llegó a ser seguro refugio durante las incursiones de los Partos. La ciudad de Seleucia nacía para la Historia el año 312 a.C., allí estaba la corte y se acuñaba su moneda. Llegó a contar, en el año 200 a.C., con una población superior a los 600.000 habitantes, sin duda la más grande de la época puesto que la segunda (Alejandría) no llegaba a los 500.000 vecinos. Para que nos hagamos idea de su grandiosidad, baste decir que en la capital del Imperio romano (Roma) apenas moraban 150.000 personas.

La ambición de Seleuco no tenía límites y llegó hasta la India. Allí se enfrentaría con el fundador del
Imperio Maruya. Chandagrupta formó para la batalla 600.000 hombres y 9.000 elefantes de guerra. Seleuco no lo vio claro, aunque tampoco al jefe de los maruyas le convenía tal enfrentamiento. Finalmente firmaron un Tratado de Paz, por el cual Seleuco le cedía las tierras del Indo a cambio de 500 elefantes y complementado ello con una alianza matrimonial al cederle una de sus princesas.
Debido a su enorme extensión, Seleuco no podía asegurar el control de sus dominios. Territorios como Gedrosia y Aracosia se perdieron con los años. Sería muy prolijo enumerar todos los reyes que le sucedieron y los múltiples avatares del Imperio Seleúcida, hasta llegar al año 63 a.C. cuando los romanos borraron de la faz de la tierra al último miembro de esta raza de formidables guerreros.

Hacia el año 100 a.C., el antaño gran Imperio seleúcida, apenas dominaba Antioquía y algunas ciudades sirias.

El año 83 a.C. el rey de Armenia Tigranes II el Grande invadió Siria y prácticamente hizo desaparecer a los seleúcidas, pero el año 69 a.C. el general romano Lúculo derrotó a Tigranes y el reino seleúcida fue restaurado. Sin embargo las disputas internas por el poder provocaron una guerra civil y en el 63 a.C. los romanos, alarmados por la inestabilidad de la zona, decidieron acabar con el problema convirtiendo Siria en una provincia romana. Ante las dificultades para defender la zona, el año 117 de nuestra Era, Trajano la incendió completamente, renunciando a ella Adriano un año después. Ante la marcha de los romanos, poco a poco la ciudad fue reconstruida al estilo Parto pero cuarenta y siete años después (164 d.C.) los ejércitos romanos la destruyeron nuevamente. Hacia el año 228 d.C. el rey persa Ardacher I ocupó el territorio y reconstruyó la ciudad de Seleucia y la llamó Veh-Ardashir.


Seleucia, junto a Ctesifonte que es la denominación de la creada en el año 140 a.C. por Ctesifón I, son ruinas bajo la arena apenas visibles. 


El Taq-i Kisra o Arco de Ctesifón es prácticamente el único vestigio que se puede admirar a día de hoy de aquella grandiosa ciudad de 30 Km2 de superficie, en un momento en que la poderosa Roma solo contaba con 14 Km2. 
Denominada conjuntamente (Seleucia-Ctesifonte) en la actualidad se llama Seleucia del Tigris y es una especie de suburbio situado a 30 Km. al sur de Bagdad. En este mundo, hasta las cosas más grandiosas son efímeras. Nada, nada es para siempre...

RAFAEL FABREGAT

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