Tras siete años de dictadura (1923-1930) el general Primo de Rivera, primeramente apoyado por el rey Alfonso XIII y gran parte de los estamentos de la sociedad española, no pudiendo contrarrestar los efectos de la crisis derivada del "Crack del 29" y con graves problemas de salud presentó su dimisión el 28 de Enero de 1.930, exiliándose en París y muriendo el día 16 de Marzo del mismo año.
También Alfonso XIII se vio cada vez más aislado y especialmente cuando en Agosto de 1.930 la unión de todas las fuerzas españolas de izquierda firmaron el llamado "Pacto de San Sebastián", en el que se comprometían a derrocar el régimen monárquico y a instaurar la democracia, creando un "Comité revolucionario" presidido por Niceto Alcalá Zamora.
El gobierno, tras la fracasada "Sublevación militar republicana de Jaca", intentando calmar los ánimos y restaurar la legalidad constitucional, convocó elecciones municipales para el 12 de Abril de 1.931 que se convirtieron en un "referéndum sobre la monarquía".
El triunfo aplastante de las candidaturas socialistas y republicanas precipitaron la abdicación del rey y la proclamación, dos días después (14 de Abril de 1.931) de la II República española. El ansia común de las diferentes fuerzas ganadoras era la de realizar reformas generales e inmediatas y, con un gobierno provisional formado por socialistas, republicanos y nacionalistas, era imperativo adoptar medidas urgentes para llevar a cabo, en el menor tiempo posible, la reforma Agraria, la Militar, la Laboral, la de Educación y el estatuto de autonomía para Cataluña.
Sin embargo las reformas iniciadas no trajeron la calma y la CNT y la FAI siguieron programando huelgas, al tiempo que la Iglesia se enfrentaba al nuevo gobierno.
La respuesta de los anarquistas fue el inmediato asalto e incendio de gran número de iglesias y conventos que se produjo a las pocas semanas de proclamada la República. También la iglesia de Cabanes fue saqueada y quemadas sus pertenencias en una monumental hoguera que ardió en la misma plaza, frente a la puerta de la iglesia.
La nueva Constitución, aprobada en Diciembre de 1.931, dio luz verde al derecho a voto de las mujeres, a la posibilidad de divorcio y a los estatutos de autonomía para las regiones. A fin de garantizar el apoyo militar al nuevo régimen, se pidió jura de fidelidad pudiendo retirarse los que se negaran a ello con la totalidad de su paga.
Un año después se aprobaba también la reforma agraria, con la que se dotaba a los campesinos sin tierra de una parte de aquellas fincas consideradas insuficientemente explotadas. A pesar de no haber latifundios en nuestra comarca, también Cabanes y las localidades vecinas vieron ocupadas por el pueblo algunas de las fincas de las familias pudientes, con la consiguiente consternación de sus propietarios.
Esta reforma fue un auténtico fracaso y fueron muy pocos los beneficiados por la nueva ley, siendo muchos más los que quedaron sin trabajo. Los vecinos de Cabanes estaban divididos; unos adheridos a la CNT y a la FAI; otros republicanos moderados y otros con ideas más conservadoras.
Para evitar enfrentamientos innecesarios cada uno de los bandos tenía su propio bar o taberna y en el mismo local se realizaban mítines, charlas y afiliaciones al tiempo que el país iba a la deriva. En medio de una crisis económica internacional, fuertes tensiones sociales desembocaron en nueva convocatoria de elecciones en 1.933 en la que, llamando los anarquistas a la abstención y reorganizada ya la derecha, la victoria fue para los grupos conservadores, respondiendo los anarquistas a esta victoria con algaradas y confrontaciones con las fuerzas del orden, en las que se contabilizaron más de cien muertos.
Medidas inmediatas fueron la paralización de la reforma agraria y la expulsión de los miles de jornaleros que habían ocupado las tierras; nombramiento de nuevos militares antirrepublicanos; conciliación del gobierno con la Iglesia y paralización de los estatutos de autonomía.
La izquierda interpretó como inminente la instalación del fascismo en nuestro país y se radicalizó llamando a la huelga general.
Las disensiones en el gobierno eran mayores cada día y militares totalmente contrarios a la república fueron designados para puestos claves, hasta el punto de que Franco fue nombrado Jefe del Estado Mayor. La crisis definitiva llegó con el llamado "Escándalo del estraperlo", por afectar a cargos relevantes del gobierno, por lo que se convocaron nuevas elecciones para Febrero de 1.936.
Con una tasa de analfabetismo superior al 40%, uno de los logros republicanos más importantes para el medio rural y por tanto para los cabanenses de la época, fue la creación de las "Misiones Pedagógicas Itinerantes" inspiradas en la filosofía de la libre enseñanza.
Siendo presidente Niceto Alcalá-Zamora, su encargo fue llevar la cultura general y la educación a las aldeas, villas y lugares, así como a todos los núcleos poblacionales que lo solicitaran.
En principio el llamamiento tuvo poco éxito, pero rápidamente las peticiones crecieron en tal magnitud que hubo de regularse la sola aceptación de pueblos menores de 5.000 habitantes que era la idea inicial.
La "Misión Pedagógica" consistía en un servicio de biblioteca, con charlas que se daban en la escuela local y enriquecidas con música, teatro y proyecciones de cine. Colaboraban con ellas los maestros y voluntarios locales y al finalizar la misión se entregaba un lote de 100 libros, que servían como fondo de biblioteca y a los que podían acceder también los interesados fuera de edad escolar.
También se gestionaron ayudas para la creación de bandas de música y construcción de escuelas y cines que llevaran la cultura a los pueblos.
A consecuencia de la Guerra Civil, en Octubre de 1.936 quedaron paralizadas dichas misiones y definitivamente anuladas por el régimen franquista en 1.945.
La economía de Cabanes en tiempos republicanos, era mayoritariamente de subsistencia.
Exceptuando un 15% de industriales, comerciantes o del sector de servicios, el resto eran todos agricultores.
Careciendo esta zona de latifundios, un 10% eran familias de clase media-alta, con buenas fincas y un cierto número de asalariados; un 60% de clase media-baja, con algunas fincas y jornales complementarios; el 30% restante, con poca o nula propiedad se ganaban la vida como jornaleros.
Alguno de estos jornaleros, aunque apenas sabían leer y escribir, aprendían algún oficio menor y los que destacaban se instalaban por su cuenta con posterioridad.
Tal fue el caso de mi padre (Herminio Fabregat Ribés) que, necesitados los padres de su ayuda, dejó la escuela con apenas 10 años entrando como aprendiz en uno de los muchos talleres de fabricación de escobas que entonces había en la localidad. Finalizado el Servicio Militar (1.929) se instaló por su cuenta y con tres operarios en la Bodega y terrenos de su vecino Ernesto Siurana.
Dicha casa y terrenos estaban situados en lo que hoy es el Taller mecánico de José Beltrán en la Avda. del Maestrazgo, aunque entonces la entrada principal daba a la carretera de Zaragoza.
Desencadenada la guerra, Herminio fue llamado por el gobierno republicano y prestó servicios de intendencia durante todo el conflicto, con destino principal en Zamora y ajeno por tanto a las confrontaciones bélicas. Acabada la guerra regresó a su Cabanes natal, encontrándose con la sorpresa de que el taller le había sido saqueado y desaparecidas todas las herramientas y enseres propios de su profesión, así como el exiguo material almacenado.
Desesperado y sin medios económicos para reiniciar nuevamente el negocio apeló a su vecino y amigo Amado Amer, propietario del Hostal del mismo nombre.
Este señor le prestó la cantidad de "40 duros" (200 Ptas.) que le fueron suficientes para adquirir nuevamente los utensilios necesarios y una primera remesa de material.
Dicho préstamo lo acreditó Amado en una simple hoja de papel de libreta, sin plazo de devolución y sin que devengara interés alguno.
Antes de cumplirse los doce meses, Herminio le devolvió las 200 pesetas y pretendió hacerlo con intereses que el amigo Amado no le aceptó, rogándole Herminio aceptara al menos una docena de escobas de la mejor calidad. Su agradecimiento y la amistad de ambos perduró hasta el final de sus días. Favores como el referido, no se hacen actualmente ni por un familiar. Los tiempos cambian... ¡y no precisamente para bien!
RAFAEL FABREGAT
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