11 de febrero de 2016

2011- POSEIDÓN, DIOS DEL MAR.

En la mitología griega Poseidón, dios del mar, era hijo de los titanes Cros y Rea, al mismo tiempo que hermano de Zeus y Hades. Cuando Poseidón buscaba esposa con la que compartir el reino de los mares, se fijó en la nereida Tetis colmándola de regalos pero Temis, el dios de la Naturaleza, le advirtió que si se unía a ella la descendencia que tuvieran podría eclipsarle fácilmente. Ante tal eventualidad Poseidón desistió de unirse a Tetis y empezó a cortejar a la nereida Anfititre, 'la que fluye alrededor' y aunque en principio fue rechazado, acabó uniéndose a ella.


Poseidón tuvo otros muchos amores con ninfas de las fuentes y los manantiales y fue padre de varios hijos destacados por su crueldad y salvajismo, entre ellos el gigante Orión y el cíclope Palifermo. Poseidón y la gorgona Medusa fueron padres del caballo alado Pegaso. Disputó con Atenea, la diosa de la sabiduría, el control de Atenas pero sin éxito. Cuando decidió apoyar al rey de Troya, con la ayuda de Apolo, en la construcción de la muralla de la ciudad y éste se negó a pagarles el salario convenido, apoyó a los griegos en la Guerra. En la mitología griega, a Poseidón se le representaba emergiendo de las aguas y seguido por delfines, nereidas y genios marinos, luchando con monstruos y barcos enemigos.


Templo de Poseidón en el Cabo Sunión. Atenas.
La figura de Poseidón es muy similar a la de su hermano Zeus, con larga y majestuosa barba, cuerpo robusto y hermoso, siempre armado de su tridente. Suele aparecer montado sobre un carro tirado por animales marinos. Los romanos lo identificaban como símbolo de Neptuno, que era para ellos el dios del mar. Además de dios del mar, Poseidón 
lo es también de los terremotos. En el periodo griego micénico (1600-1110 a.C.) Poseidón era venerado como creador de islas y mares en calma. Por contra, cuando se enfadaba hundía el tridente en el suelo y provocaba tempestades y terremotos. La devoción a Poseidón era tanta que en su memoria se construyeron numerosos templos. Según consta en un papiro fracmentario, el propio Alejandro Magno lo invocó en la Batalla de Issos, ordenando como sacrificio que un carro tirado por cuatro caballos fuera lanzado a las aguas. 

RAFAEL FABREGAT

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