De estos movimientos nació el llamado naturismo, forma de cuidar el medio ambiente y por extensión a nosotros mismos. Para ello hay que cuidar el cuerpo a fin de mantenerse bello y sano el mayor tiempo posible. La belleza no es solamente algo exterior, sino que es también resultado de una salud correcta y adecuada. Ser bello es sinónimo de estar sano. Este movimiento aconseja el ejercicio y la conveniencia de una alimentación saludable, con ingesta de frutas y vegetales de todo tipo y con escasa o nula presencia de carnes o pescados, además de evitar las medicinas convencionales o químicas. Es un modo de vida que en absoluto puede molestarnos.
Yo entiendo que no es nada obsceno, sino algo natural pero, los que ya tenemos una cierta edad, hemos recibido demasiadas lecciones sobre el recato y las buenas costumbres. Demasiada represión y temor a salirnos de las normas establecidas. Lo que yo veo con cierto desagrado es que una pareja (de lo que sea) se ponga a practicar sexo de día y en un lugar público. Creo que el tema sexual debe ser algo íntimo y discreto. Que una persona o familia tome el baño desnudo en una playa no creo que sea motivo para apartarlos en playa solitaria y salvaje. Ellos también pagan sus impuestos y como mínimo tendrán derecho a que esté limpia y dotada de los servicios que tienen las demás.
Pienso que el desprestigio de quienes practican el nudismo y su aislamiento en playas abandonadas, ha venido justamente por el denigrante espectáculo de muchas parejas de gays que hacen de esa mañana de playa un lugar de encuentro sexual y por lo tanto desagradable para el naturista o la persona normal que solo busca disfrutar de la naturaleza sin trabas. Uno puede ser naturista pero con el suficiente recato para no practicar sexo a la vista de todos. Al menos no cuando en la zona puede haber niños o adolescentes que no tienen el porque presenciar tales espectáculos que deben llevarse a cabo en total privacidad.
Bañarse desnudo es algo bonito y sensual. Como decía apenas unas fechas atrás, bañarse desnudo con tu chica y acabar haciendo algo más, de noche y por lo tanto en absoluta discreción, puede ser algo sublime e inolvidable. Pero ver como dos gays se revuelcan desnudos en la arena a pleno día es más bien asqueroso y casi delictivo porque coarta la libertad y el recato que puedan tener los que hayan acudido a tomar el baño o el sol. Un servidor, amigos míos, a eso ya no le llama naturismo. Tiene otro nombre, pero no voy a decirlo...
RAFAEL FABREGAT
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