Dicen que dudar es de sensatos, que no de sabios. Porque sensato se nace y sabio hay que hacerse a fuerza de estudio y penalidades. Sin embargo más fácil que saber lo que queremos, es saber lo que no queremos.
No queremos paro, queremos trabajo.
No queremos mentiras, queremos la verdad.
No queremos subvenciones, queremos precios.
No queremos promesas, queremos realidades.
No queremos golfos, queremos trabajadores.
No queremos sumisión, queremos derechos.
No queremos ineptos, queremos eficiencia.
No queremos proyectos, queremos obras.
No queremos paro, queremos trabajo.
No queremos mentiras, queremos la verdad.
No queremos subvenciones, queremos precios.
No queremos promesas, queremos realidades.
No queremos golfos, queremos trabajadores.
No queremos sumisión, queremos derechos.
No queremos ineptos, queremos eficiencia.
No queremos proyectos, queremos obras.
Y un larguísimo etc. que no es necesario enumerar, para no cansar a la audiencia... Porque, para conseguir un mundo mejor, serían muchas las cosas a corregir.
Hasta los imbéciles hacen daño sin darse cuenta de lo que hacen.
No queremos ser la burla de Europa. Queremos respeto para nuestro país, sus ciudadanos y sus gobernantes, el problema está en que eso hay que ganarlo y por lo visto eso es muy pesado... Cuando un Gobierno es incapaz de gobernar, de controlar el despilfarro, de defender con orgullo nuestra patria y nuestros intereses a nivel internacional y de tener un mínimo orgullo personal y nacional... ¡que se marchen a su casa y que entren otros!.
No queremos ser la burla de Europa. Queremos respeto para nuestro país, sus ciudadanos y sus gobernantes, el problema está en que eso hay que ganarlo y por lo visto eso es muy pesado... Cuando un Gobierno es incapaz de gobernar, de controlar el despilfarro, de defender con orgullo nuestra patria y nuestros intereses a nivel internacional y de tener un mínimo orgullo personal y nacional... ¡que se marchen a su casa y que entren otros!.
Y, por supuesto, si los nuevos tampoco sirven, ¡que se marchen también!. Algún día se acabarán los vagos y los ineptos y llegará savia nueva que sea capaz de trabajar y de hacer trabajar, devolviendo al país las ilusiones perdidas.
Nuestros mayores siempre decían ¡y con razón! que el trabajo no se acaba jamás. Otra cosa es que esté bien retribuido o que apenas te dé para afrontar los gastos más elementales, pero trabajo, lo que se dice trabajo, siempre hay. Aquí el problema de fondo es que unos años de bonanza desmesurada han hecho que seis tontos (que se creen listos) piensen que sin trabajar se puede vivir perfectamente. ¡Seis sí, pero seis millones no!. Lo de vivir del cuento y sin trabajar tiene que acabarse y pronto. O acabamos nosotros con eso, o eso acabará con nosotros. Somos la burla de Europa y del mundo, de ese mundo que invade nuestras fronteras de todo lo imaginable, materiales y mano de obra incluida, mientras nos quede un último euro para gastar.
Nuestros mayores siempre decían ¡y con razón! que el trabajo no se acaba jamás. Otra cosa es que esté bien retribuido o que apenas te dé para afrontar los gastos más elementales, pero trabajo, lo que se dice trabajo, siempre hay. Aquí el problema de fondo es que unos años de bonanza desmesurada han hecho que seis tontos (que se creen listos) piensen que sin trabajar se puede vivir perfectamente. ¡Seis sí, pero seis millones no!. Lo de vivir del cuento y sin trabajar tiene que acabarse y pronto. O acabamos nosotros con eso, o eso acabará con nosotros. Somos la burla de Europa y del mundo, de ese mundo que invade nuestras fronteras de todo lo imaginable, materiales y mano de obra incluida, mientras nos quede un último euro para gastar.
Nadie se para a pensar que a nuestra cartera ya se le ve el fondo. Pronto no serán necesarias medidas para frenar la importación, ni controles marítimos para frenar la entrada de pateras. Ni unos ni otros querrán llegar a un país donde solo la pobreza y el descontrol serán la moneda circulante. La gente quiere vivir, que no es malo; lo malo es que quiere hacerlo sin trabajar. El mundo ha cambiado mucho con respecto a unas décadas atrás pero, por muchos cambios que se produzcan, difícil será poder cosechar patatas si alguien no las siembra antes. Si tienes dinero para pagarlas no hace falta que las plantes tú, pero algo tendrás que hacer para ganarlo porque las patatas no te las regalarán y quienes tienen el dinero solo te lo darán a cambio de trabajo... Los años de las vacas gordas hicieron creer al trabajador que es imprescindible ¡y ciertamente lo es, pero solo si trabaja...! Cuando el trabajador deja de ser rentable el empresario no tiene interés alguno en su presencia.
Eso, que parece tan elemental y antiguo como la vida misma, más de cuatro lo han olvidado y no solo los trabajadores, sino también los gobernantes.
Hace tan solo un par de días y con el objeto de crear empleo para todos, se reunían en la Moncloa el presidente del gobierno y los representantes sindicales. Ignoro que negocio llevaban entre manos Zapatero, Toxo y Cándido Méndez, de la misma manera que hacen igual los que presiden actualmente estos organismos. Prometen empleo, pero los que crean las empresas son otros. No sabemos cuanta gente van a contratar y si van a crear trabajo para todos. Tendrá que ser una empresa muy grande. ¡Vaya burla!. Al parecer, en el caso de que sea rentable y si el gobierno le presta el dinero, también la patronal comprará algunas acciones... De todas formas el problema no se va a solucionar porque, cuando ofrezcan a los trabajadores los puestos creados con tanto esfuerzo y riesgo de su patrimonio, como de costumbre la respuesta será:
- ¿De qué trabajo se trata y cuanto voy a ganar?. Es que, de momento estoy cobrando el paro. ¡Si acaso, después ya veremos...!
RAFAEL FABREGAT
Hace tan solo un par de días y con el objeto de crear empleo para todos, se reunían en la Moncloa el presidente del gobierno y los representantes sindicales. Ignoro que negocio llevaban entre manos Zapatero, Toxo y Cándido Méndez, de la misma manera que hacen igual los que presiden actualmente estos organismos. Prometen empleo, pero los que crean las empresas son otros. No sabemos cuanta gente van a contratar y si van a crear trabajo para todos. Tendrá que ser una empresa muy grande. ¡Vaya burla!. Al parecer, en el caso de que sea rentable y si el gobierno le presta el dinero, también la patronal comprará algunas acciones... De todas formas el problema no se va a solucionar porque, cuando ofrezcan a los trabajadores los puestos creados con tanto esfuerzo y riesgo de su patrimonio, como de costumbre la respuesta será:
- ¿De qué trabajo se trata y cuanto voy a ganar?. Es que, de momento estoy cobrando el paro. ¡Si acaso, después ya veremos...!
RAFAEL FABREGAT
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