El descubrimiento de estas tumbas masivas en Abril de 1943 por parte de un oficial del ejército alemán, condujo a la ruptura de relaciones entre el gobierno polaco y la Unión Soviética.
En 1941 los bosques de Katyn habían sido revisados en busca de partisanos muertos pero no se halló ninguna tumba.
En 1942 un campesino alertó a los trabajadores de una autopista cercana de haber visto una cruz en el bosque, pero no le hicieron caso. Sin embargo una jauría de lobos asoló la comarca y el mando alemán mandó un destacamento para acabar con ellos.
Encontraron la cruz de abedul que habían dejado los prisioneros eslavos y alrededor una gran cantidad de huesos que afloraban a ras de suelo. Enviado un forense al lugar los identificó como huesos humanos, al tiempo que hurgando en la zona se observó que se trataba de una fosa colectiva. Nadie podía imaginar semejante masacre.
Una gran tumba colectiva en la que miles de cadáveres se amontonaban en una superficie sin precedentes. En la primera tumba quedaron al descubierto 4.143 cadáveres de otros tantos oficiales polacos dados por desaparecidos durante la ocupación soviética de la zona.
Pero allí había más, mucho más. Los campos de prisioneros de Jukhnovo, Yuhze, Oranki, Putyvli, Vologod, Gryazovets, Ostashkof, Kozielsk y Starobielsk habían sido vaciados tres años atrás. De acuerdo con la nota remitida por Lavrenty Beria a Stalin el 5 de Marzo de 1940, los detenidos en campos y prisiones de las partes ocupadas de Ucrania y Bielorusia, acusados de nacionalistas y contrarrevolucionarios, serían ejecutados y llevados al bosque de Katyn. Otros fueron llevados vivos y ejecutados allí mismo, a pie de fosa. No se sabe por qué razón, 395 prisioneros de Yuknov fueron llevados al campo de Gryazovets y escaparon a la masacre. Todo el resto de prisioneros, se calcula que el 99% del total, fueron ejecutados en masa posteriormente en los lugares del campo habilitados para ello.
Prácticamente nadie escapó al exterminio. El trabajo era metódico y silenciado por ruidos de maquinaria pesada. Cada noche vaciaban entre cinco y seis vagones de prisioneros.
De uno en uno se les metía en una misma celda donde se les pegaba un tiro en la nuca y se les sacaba nuevamente por otra puerta a los vagones habilitados para transportarles a su destino final. Un trabajo de tales dimensiones, que los fusilamientos empezaban por la tarde y no cesaban hasta el amanecer. Los verdugos acababan agotados pues las primeras noches solían matar unos 400 prisioneros, a los que posteriormente había que transportar y enterrar.
Finalmente se acordó una cifra menor, entre 250 y 300 ejecuciones. las muertes se llevaban a cabo con pistolas Walther PPK y munición alemana suministrada por Moscú, a fin de que en el futuro se culpara a los nazis de las ejecuciones. Del 3 de Abril hasta el 19 de Mayo de 1940 los verdugos solo cesaron su actividad el día 1 de Mayo, fiesta de los trabajadores. Como se ha dicho antes, los presos de algunos campos fueron llevados vivos a pie de fosa, con las manos atadas a la espalda y muertos con un tiro en la nuca allí mismo. El flujo de prisioneros, muertos o vivos, era de tal intensidad que los cuerpos eran enterrados en cinco filas de altura y 500 cadáveres por cada fosa, muchas veces sin tiempo para quitarles uniformes ni pertenencias.
Colocadas las cinco filas de espesor, se cubría la fosa con una delgada capa de tierra y se excavaba la siguiente. Así todos los días, sin parar y durante casi dos meses interminables, sin que nadie se pararse a pensar que eran seres humanos, con una familia, padres e hijos que en la duda sobre su destino, esperarían un retorno que nunca se produciría. Entre los muertos había almirantes, soldados rasos o sacerdotes. Cualquier supuesto enemigo del régimen tenía cabida en aquellas fosas inmensas. Miles de polacos detenidos en otras cárceles soviéticas fueron también fusilados y enterrados en fosas comunes de lugares ignorados hasta pocos años atrás. Solo dos lugares, uno en Bielorusia y otro en Ukrania han podido ser hallados. La versión soviética era la de un exterminio de aristócratas y judíos, organizado por los alemanes.
Aún hoy, partidarios de la versión soviética niegan los hechos y hablan de falsificación de documentos por parte de los enemigos de la URSS, con el claro objetivo de desacreditar al estado de los soviets. Y es que, como es natural, los nazis aprovecharon la masacre de Katyn para fines propagandísticos y como no podía ser de otra forma la URSS respondió culpando a Berlín de su autoría. Por razones diplomáticas, los aliados aceptaron la excusa soviética, pero el gobierno de Polonia en el exilio rehusó hacerlo. Sea como fuere allí, en un claro del tupido bosque de Katyn, a 2 Km. de la granja más cercana, los caminos de acceso fueron cortados y las máquinas cavaron fosas y más fosas sepultando la vida y las ilusiones de miles de ciudadanos polacos.
De no ser por el hecho fortuito de la llegada de aquella jauría de lobos, el crimen de guerra más espeluznante de la II Guerra Mundial jamás hubiera sido descubierto. Las evidencias de que habían sido los soviéticos también quedaron ampliamente demostradas en la exhumación de los cadáveres. En 1989, tras el colapso de la Unión Soviética, Mijail Gorbachof admitió que, siguiendo las órdenes de Stalin, la NKVD había dado muerte a 25.700 polacos y señalaba el bosque de Katyn y otros dos más como lugares en los que habían sido enterrados. Todavía en Mayo de 1992 en un bosque próximo a Karhkov fueron encontrados 3891 cuerpos. No fueron los últimos, otros 6287 fueron encontrados en la isla de Ostashkov, en el lago Seliguer. El 13 de Abril de 1990, cincuenta años después de la masacre, Boris Yeltsin admitió oficialmente la responsabilidad de la Unión Soviética de la masacre de Katyn y el 14 de Octubre de 1992 envió al presidente polaco Lech Walesa los archivos secretos del caso...
RAFAEL FABREGAT
Pero allí había más, mucho más. Los campos de prisioneros de Jukhnovo, Yuhze, Oranki, Putyvli, Vologod, Gryazovets, Ostashkof, Kozielsk y Starobielsk habían sido vaciados tres años atrás. De acuerdo con la nota remitida por Lavrenty Beria a Stalin el 5 de Marzo de 1940, los detenidos en campos y prisiones de las partes ocupadas de Ucrania y Bielorusia, acusados de nacionalistas y contrarrevolucionarios, serían ejecutados y llevados al bosque de Katyn. Otros fueron llevados vivos y ejecutados allí mismo, a pie de fosa. No se sabe por qué razón, 395 prisioneros de Yuknov fueron llevados al campo de Gryazovets y escaparon a la masacre. Todo el resto de prisioneros, se calcula que el 99% del total, fueron ejecutados en masa posteriormente en los lugares del campo habilitados para ello.
Prácticamente nadie escapó al exterminio. El trabajo era metódico y silenciado por ruidos de maquinaria pesada. Cada noche vaciaban entre cinco y seis vagones de prisioneros.
De uno en uno se les metía en una misma celda donde se les pegaba un tiro en la nuca y se les sacaba nuevamente por otra puerta a los vagones habilitados para transportarles a su destino final. Un trabajo de tales dimensiones, que los fusilamientos empezaban por la tarde y no cesaban hasta el amanecer. Los verdugos acababan agotados pues las primeras noches solían matar unos 400 prisioneros, a los que posteriormente había que transportar y enterrar.
Finalmente se acordó una cifra menor, entre 250 y 300 ejecuciones. las muertes se llevaban a cabo con pistolas Walther PPK y munición alemana suministrada por Moscú, a fin de que en el futuro se culpara a los nazis de las ejecuciones. Del 3 de Abril hasta el 19 de Mayo de 1940 los verdugos solo cesaron su actividad el día 1 de Mayo, fiesta de los trabajadores. Como se ha dicho antes, los presos de algunos campos fueron llevados vivos a pie de fosa, con las manos atadas a la espalda y muertos con un tiro en la nuca allí mismo. El flujo de prisioneros, muertos o vivos, era de tal intensidad que los cuerpos eran enterrados en cinco filas de altura y 500 cadáveres por cada fosa, muchas veces sin tiempo para quitarles uniformes ni pertenencias.
Colocadas las cinco filas de espesor, se cubría la fosa con una delgada capa de tierra y se excavaba la siguiente. Así todos los días, sin parar y durante casi dos meses interminables, sin que nadie se pararse a pensar que eran seres humanos, con una familia, padres e hijos que en la duda sobre su destino, esperarían un retorno que nunca se produciría. Entre los muertos había almirantes, soldados rasos o sacerdotes. Cualquier supuesto enemigo del régimen tenía cabida en aquellas fosas inmensas. Miles de polacos detenidos en otras cárceles soviéticas fueron también fusilados y enterrados en fosas comunes de lugares ignorados hasta pocos años atrás. Solo dos lugares, uno en Bielorusia y otro en Ukrania han podido ser hallados. La versión soviética era la de un exterminio de aristócratas y judíos, organizado por los alemanes.
Aún hoy, partidarios de la versión soviética niegan los hechos y hablan de falsificación de documentos por parte de los enemigos de la URSS, con el claro objetivo de desacreditar al estado de los soviets. Y es que, como es natural, los nazis aprovecharon la masacre de Katyn para fines propagandísticos y como no podía ser de otra forma la URSS respondió culpando a Berlín de su autoría. Por razones diplomáticas, los aliados aceptaron la excusa soviética, pero el gobierno de Polonia en el exilio rehusó hacerlo. Sea como fuere allí, en un claro del tupido bosque de Katyn, a 2 Km. de la granja más cercana, los caminos de acceso fueron cortados y las máquinas cavaron fosas y más fosas sepultando la vida y las ilusiones de miles de ciudadanos polacos.
RAFAEL FABREGAT
Toda esa es una patraña anticomunista. Estos hechos habrían ocurrido a mediados de 1940 antes de la invasión alemana a la Unión Soviética y resulta que se ha establecido que las víctimas fueron asesinadas con armamento y munición alemana que no estaba disponible para el ejército ruso y no había razón alguna para inculpar a los alemanes con quienes aún mantenían relaciones de no agresión. La forma de ejecución de estos crímenes se repitió innumerables veces por parte del ejército alemán, en tanto que no existen antecedentes de hechos similares de autoría del ejército ruso durante el curso de la guerra, ni aún en contra de soldados alemanes capturados en las batallas que se libraron en el territorio soviético contra la ocupación alemana pese a que habían cometido las más crueles masacres en contra de la población civil y prisioneros de guerra.
ResponderEliminarSi tú lo dices...
ResponderEliminarEl autor del post no tiene afinidades políticas de ninguna índole y se limita a plasmar informaciones que están publicadas en Internet y a disposición de todo el que quiera examinarlas. Me remito pues al contenido, perfectamente documentado y detallado.