Durante casi cinco siglos (XIV-XIX) el territorio estuvo dominado por los turcos para finalmente, tras numerosas disputas con Bulgaria, pasar a manos de Serbia en el 1.912 situación que se ratificó tras la I Guerra Mundial. El territorio macedonio había sido dividido y es esta parte, anteriormente serbia, la que actualmente denominamos República de Macedonia.
El territorio de la República de Macedonia es básicamente montañoso y sísmicamente activo. El clima es continental, con inviernos fríos y veranos cálidos. El último terremoto tuvo lugar en 1.963 y dañó severamente la capital (Skopie) y su comarca; un grandioso valle delimitado por las montañas marca los límites administrativos de la ciudad situada al norte del país, junto al río Vardar que aporta sus aguas al mar Egeo. A pesar de los muchos terremotos sufridos en el pasado, conserva muchos de los vestigios notables de su historia, entre ellos el Acueducto (inicialmente romano, al parecer destruido y levantado de nuevo por los otomanos), la Fortaleza de Skopie y una misteriosa Torre Feudal de la que se desconoce fecha de construcción y usos. Junto a ella descansan los restos de uno de los personajes más conocidos nacidos en la ciudad de Skopie: la Madre Teresa de Calcuta, Premio Nóbel de la Paz de 1.979 y beatificada en 2.003.
La población es mayoritariamente (64%) macedonia, seguida del 25% de albaneses y 11% de diversas procedencias. Aunque el turismo empieza a tener importancia (700.000 turistas al año) la agricultura y la industria siguen siendo pilares fundamentales del país. Muy afectada la economía de la región por las guerras yugoslavas, derivó en la fuga de talentos ya que los mejor preparados salieron, y siguen saliendo del país, en busca de mejores oportunidades. Actualmente la economía macedonia depende principalmente de Grecia, Alemania, Italia y Eslovenia. Ante la gran cantidad de personas de raza gitana (3%), tanto en Macedonia como en todos los países del entorno, se ha fomentado la llamada "Década para la Inclusión Gitana" (2005-2015) una iniciativa que intentará mejorar las condiciones socio-económicas de esta etnia.
Esto es Macedonia. Un país más bien pobre, pero no un país triste. Grandes bosques repletos de setas y caza en otoño; de flores y verdes prados en primavera; de ríos y lagos de aguas cristalinas donde la pesca y el baño veraniego se dan cita para disfrute de sus gentes y en invierno grandes cimas nevadas donde practicar los deportes propios de la nieve. Toda la naturaleza a su disposición sin que tengan que pagar un solo céntimo por ello. Y es que la pobreza fomenta la solidaridad, de la misma manera que la riqueza aumenta el egoísmo y el desamor. Es curiosa la diferencia de caracteres entre aquellos que empiezan desde abajo y quienes lo hacen desde arriba. Ya no hablemos del nuevo rico, de todo punto insoportable. Macedonia es país de pocos recursos (35/40% de paro y 30% de población por debajo del nivel de la pobreza) pero se quieren y dentro de sus limitadas posibilidades, son más felices que la gente de países más desarrollados que muchas veces van a comprar sin necesitarlo, solo por simple aburrimiento. Aunque sin duda, lo más duro debe ser el caso de gente que lo han tenido todo y de repente se quedan sin nada... ¡Eso si que debe ser duro!.
RAFAEL FABREGAT
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