20 de agosto de 2011

0462- VACACIONES TODO EL AÑO.

REEDICIÓN.
Las vacaciones, para quien no trabaja, también acaban. Mañana acaban las mías porque, al acabar las de mis hijas, el lunes ya llegan a casa -de buena mañana- las nietas. 
Claro que, aún sin cobrar, hay trabajos que se agradecen más que estar parado. ¿Hay acaso trabajo más bonito y agradecido que cuidar de las nietas?. Porque nosotros ¿saben? no tenemos nietos, sino nietas. 
Nuestras hijas no necesitan darnos las gracias por cuidarles a sus criaturas, que son las nuestras también. Somos nosotros quienes agradecemos que nos dejen cuidarlas.
¿Broma?. Ninguna. ¡Ojalá pudiéramos cuidarlas todas!. Si nuestra cabeza es incapaz de comprender como se puede abandonar a un viejo en un asilo o residencia, más difícil nos resulta comprender cómo hay abuelos que, simplemente por comodidad, se niegan a cuidar a sus nietos.

Naturalmente allá cada cual con su conciencia. Con estos comentarios no pretendo ofender a nadie, sino que simplemente expreso lo que siento. Cuidar a los nietos es una bendición de Dios, si es que éste existe. ¡Hombre, si falla la salud...!. Algunas veces, como los niños no paran, dices:
- ¡A ver si es posible callarse cinco minutos!.
- ¡Abuelo! -te dicen como si hablaras con la pared.
- Pero, ¿no habíamos quedado en callar cinco minutos?.
Claro que, como yo le decía a mi hija, el remedio sería mucho peor que la enfermedad y mi mujer y yo preferimos mil veces algún pequeño dolor de cabeza, que no tenerlas cerca. (Amor de abuelos, lo llaman).

También el lunes, 22/8 se reabre el negocio familiar y se inicia la actividad comercial. ¿Mi trabajo?. Pues ninguno.
Con dieciséis meses, entra ya a la guardería nuestra nieta Daniela, como antes lo hiciera Inés. Nuestro primer trabajo no será otro que entretenerlas hasta la hora de entrar la peque en la guardería y la mayor en el colegio. ¡2º de preescolar, ahí es nada!. 
Después, ya rondando las 10 de la mañana, la abuela marchará a sus cosas: La compra, el cortadito y la tertulia con quien se tercie, etc... Yo, el abuelo, ya es otra cosa. 
Tengo que arrear rápidamente hacia nuestro negocio, porque... ¡allí está la otra hija esperándome para ir al bar a almorzar!. Bocadillito, cerveza fresca, café, buena compañía... ¿Qué más se puede pedir?. Media hora, cuarenta y cinco minutos, una hora... Veremos lo qué pasa, ¡como no tenemos jefe...!
Cuando nos cansamos de estar en el bar nos vamos al almacén. Mi hija y los empleados inician su actividad y yo abro mi Blog. 
Total, una mañana interesante ¿A que sí?.
Porque yo, aunque esté feo decirlo, tengo tres PC a mi disposición. Uno en el (no)trabajo, otro en la casa y un portátil, ¡todos al servicio de mi Blog!. No me quejo, no...
Nunca tuve nada y ahora me sobra todo. ¡Perdón!, quiero decir que nada me falta... 
Ya que dicen que en esta vida no hay nadie feliz, diré que soy -relativamente- feliz puesto que vivo con la conciencia tranquila y muy conforme con lo que tengo, aún a sabiendas de que, obrando de la misma forma, podría tener mucho más. Pero el mundo está lleno de hijos de p... ¡Qué le vamos a hacer!. Para ser -relativamente- feliz, no hay otra cosa mejor que tener la conciencia tranquila. Saber que uno hace las cosas lo mejor que sabe y puede. Las opiniones de los demás son importantes a la hora de cosechar frutos, pero no aportan tranquilidad de conciencia.

Bueno pues, volviendo al hilo de lo que es para mí una jornada habitual...
En breve, yo espero que sea pronto, empieza la campaña de las setas y aunque tengamos a las niñas, ¡como para llenar el cesto no necesitamos madrugar...! (Es lo que pasa cuando no tienes abuela) pues haremos algunas escapadas al monte a recoger tan preciados frutos. 
Ya en casa, con las cestas a rebosar, empiezas a ofrecer y nadie las quiere, pero lo importante es que nosotros pasamos unas jornadas excelentes recogiéndolas. Hacemos conserva, congelamos, secamos, etc. Yo es que no entiendo como hay gente que se aburre...

A los cuatro días ya empiezan los primeros fríos. Unos troncos en la chimenea y el calorcillo se expande por la casa. 
Casi todos los años se nos enciende y los vecinos se asustan al ver salir las llamas por el tejado. 
No pasa nada, nuestras chimeneas están preparadas para eso y mucho más. 
Sufrir, cuando sea necesario, pero no antes. 
No ha sido nunca mi filosofía, pero desde un tiempo a esta parte si que lo es... ¡Y no va nada mal!

RAFAEL FABREGAT

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