Será por eso, digo yo... Claro que, si por el respeto fuera, en España tampoco nos quedamos mancos. Y sin embargo aquí los resultados de la encuesta no son tan boyantes... ¡Y eso que siempre se ha dicho que los españoles son muy machos!. Toros bravos, no digo más... Los más flojitos, según cuentan sus mujeres, son los franceses que llegan y zas, zas ¡ya está!. Y después la mujer tiene que terminar en la "Torre Eiffel". Eso... no puede ser bueno. Los griegos, sin embargo, se lo toman con tranquilidad. ¡Como si fuera un trabajo, vaya!. Pachín, pachán, que si por aquí, que si por allá... Como si tuvieran que podar un árbol y no estuvieran seguros de cuales son las ramas que hay que cortar. El resultado ¡todo un éxito! y es que las cosas hechas con paciencia, siempre suelen salir bien.
Si hablamos de orgamos (ya estamos otra vez con la palabreja) el 48% de los encuestados dicen alcanzarlo (casi) siempre. Claro que si separamos este porcentaje por sexos la cosa ya no sale tan bien, puesto que el resultado real es del 62% para los hombres y del 34% para las mujeres. O sea, que de cada tres veces que hacemos "to-co-toc" los hombres se quedan relajadísimos dos veces, pero la mujer solo una. Mmmmm. No podemos decir que el éxito sea muy rotundo. Está claro que ahí falta o sobra algo. ¿Falta amor, experiencia, tiempo, paciencia...? O por el contrario, ¿sobra amor, sobra pasión, sobran ganas de quemar todas las naves de un solo cañonazo...? Y claro, después llegan las lamentaciones. ¡Perdona pero, es que estaba tan excitado... te quiero tanto!. Sí, sí, pero ella... a medias. Y en eso los españoles, también tenemos una lección pendiente. Demasiado fogosos...
Otra nota buena para mexicanos y nigerianos es que la diferencia entre orgasmos masculinos y femeninos no es tan alta en estos países. Se nota que trabajan con entusiasmo... La peor nota para rusos y tailandeses... ¡pim, pam, pum, ya está!. Parece ser que, la mayoría de los hombres de esos países, van a lo suyo sin mirar por las sufridas mujeres. Pero hombre de Dios, que eso no puede ser... ¡Que antes de sembrar las patatas, hay que trabajar la tierra!. ¿o no es así...? ¡Ay Señor!. Es que hay cada elemento que... Una cosa es que haya parejas que no trabajen el huerto todos los días, pero cuando se trabaja... ¡se trabaja, con ganas y bien trabajado!. Con tranquilidad. No parar hasta que el perro, aburrido, se meta en la cama. Y además con seguridad. No como los turcos que, como cascan con todo lo que se mueve, más de la mitad van por el mundo "pegando cosas".
A eso tampoco hay derecho. ¡Un poco más de cuidado, por favor!. O es que en otros países esas cosas no se cuentan. La cuestión es que los turcos no tienen ningún problema en decir que apenas utilizan métodos profilácticos y debido a eso más de la mitad sufren enfermedades de transmisión sexual. Ningún país del mundo está tan mal catalogado en este aspecto. Ser prostituta debe ser en Turquía el oficio más arriesgado del mundo.
Otra cosa es la precocidad con la que se pierde la virginidad en el mundo. En este aspecto los asiáticos nos ganan a todos. Mientras en el resto del mundo la media está en los 15 años para los hombres y los 17 para las mujeres, los países asiáticos van 3 o 4 años por debajo de estas cifras. Buena parte de eso está en que las mujeres se casan más jóvenes, claro.
Resumiendo todo lo dicho y desde el punto de vista femenino, hemos llegado a la conclusión de que hay que tener al menos dos maridos. Quizás mejor un marido (con uno basta y sobra) y un par de amantes. El marido que sea francés. Que gane mucho dinero y ¡zas, zas!, que marche al trabajo. Una duchita, un buen desayuno y te vas a ver al amante griego o al mexicano, ir alternando.
Como son más lentos, entre que sí y entre que no, ha pasado la mañana. Una comida frugal y una buena siesta. Allá a las cuatro de la tarde suena el timbre. Ringggg, ringggg. Te atusas el pelo, abres la puerta y ¡zas!, el nigeriano que viene del Mercadona. Y claro, ahí te pilla y ahí te mata. Como hemos dicho antes, el nigeriano no sabemos como trabaja, pero la herramienta... ¡Ay, Mmmmm!.
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario