Como en tantas cosas de la vida, depende...
¿De qué depende? -dice la canción. Pues naturalmente depende del lugar.
Nada tienen que ver las plataformas oceánicas del Atlántico Norte con las paradisíacas del Pacífico Sur. Claro, es que... el tema es complicado, pero interesante y maravilloso para quien sabe y puede apreciarlo.
Una cosa es bucear en los fondos marinos de los fiordos noruegos (?) y otra muy distinta hacerlo en Samoa o islas Salomón.
Yo bucear buceo poco. En la piscina y solo en el breve instante en que mis nietas me piden que me deje caer desde la escalerilla o desde la misma baranda.
Yo bucear buceo poco. En la piscina y solo en el breve instante en que mis nietas me piden que me deje caer desde la escalerilla o desde la misma baranda.
Aún así, me cuesta...
Soy de secano ¡que le vamos a hacer!. Sin embargo siempre han llamado y mucho mi atención películas y documentales que nos muestran imágenes submarinas, repletas de peces multicolores; plantas o animales anclados a la misma piedra o al fondo marino; pecios de diferente interés y antigüedad, etc. Para mí siempre ha sido un tema apasionante, como lo son también las diferentes y maravillosas grutas que, en cualquier zona del planeta, muestran maravillas que le han costado al agua millones de años esculpir. Como supongo que ocurrirá a casi todos, nos pica la curiosidad y gustamos de lo que no es habitual en nuestras vidas y especialmente de lo que está fuera de nuestro alcance.
Sin embargo hay algunos afortunados que sí pueden disfrutarlo en plenitud, porque tienen capacidad y agallas para descender al fondo del mar o las grutas más profundas y tenebrosas. Eso es la aventura, una maravillosa experiencia a la que todos no podemos acceder. Yo no soy de esos que, cual zorra del cuento, dice que esas uvas no las quiero porque están verdes, o no me gustan porque para mí son inalcanzables. No, yo no soy así. A un servidor, curado de espanto, le importa un carajo lo que piensen los demás y cuando no tengo capacidad para algo, lo digo y me quedo tan ancho. Lo de ser el Guerrero del Antifaz es para otros fantasmas, yo ya tengo bastante con lo mío.
Las costas son muy diferentes y el fondo marino también. Esas diferencias son también las que propician o impiden el desarrollo de determinadas especies de fauna y flora marina. A un buen aficionado, debo suponer que le gusta todo, porque cualquier variante tiene sin duda su especial interés pero, para los profanos, los fondos del Pacífico Sur son los que parecen cumplir todas las expectativas, tanto desde el punto de vista de la pesca submarina como el simple hecho de bucear con el solo énfasis de admirar tan ricos lugares. Si la fauna de esa zona tropical es rica en peces de todas las especies y colores, la flora no es menos vistosa.
Los pescadores cazarán grandes langostas y sabrosos meros pero el verdadero aficionado, que no busca alimentarse de esa rica despensa, cazará también las más bellas imágenes en su cámara y las mostrará orgulloso a quienes compartan su misma afición. El agua llama nuestra atención porque agua somos y de ella venimos. El éxtasis llega con su sola contemplación. Unas verdes montañas son algo bello de contemplar, pero lo son más si tienen un río. Un simple riachuelo le da mayor vida y belleza si cabe a ese paisaje boscoso, a su vez repleto de pájaros, mariposas y otras formas de vida. Claro que hoy toca vida submarina, la que tanto me gusta, pero que tanto desconozco. Quien lea esto se preguntará seguramente, ante mi sinceridad, qué hago escribiendo de lo que no sé pero, ¡son tantas las cosas que admiramos aún sin conocerlas!.
Yo, ante todo, soy un soñador.
Este no soy yo, en Papete. |
Maravillas de Beirut. |
Tranquila, estos no muerden. |
Mi primera vez... (en Asturias) |
Molina de Aragón |
Un tipo raro que, en lugar de avergonzarse, presume de ello.
Bastante barrigón, ya casi no voy a la playa. Soy de los que admiran el culto al cuerpo hoy tan de moda pero que nunca pudo conseguirlo, porque yo delgado, no lo fui ni cuando el pan escaseaba.
Claro que entonces no había gimnasios... pero sí azadas y arados, que sin duda empleé.
Yo no creo abusar de la comida y menos aún de la bebida pero, si los genes son propicios, cuando uno se hace mayor y deja de trabajar todo es demasiado y los genes se abren paso.
Yo no creo abusar de la comida y menos aún de la bebida pero, si los genes son propicios, cuando uno se hace mayor y deja de trabajar todo es demasiado y los genes se abren paso.
Envidio pues a esa juventud que no duda en machacarse diariamente en un gimnasio, para conseguir estar bien consigo misma, física y psíquicamente...
Como las maravillas submarinas y los frondosos bosques con río, vengan de donde vengan, las imágenes bellas siempre se agradecen.
Can Bossa (Ibiza) |
Miente quien dice que cualquier cosa le gusta.
Hombre, cuando uno se hace viejo, lo que tiene a su alrededor casi todo lo es y poco puedes exigir si tu mismo eres un trasto pero, cuando uno era joven y aún sin ser un Adonis, pretendió llevarse (y se llevó) a su huerto a lo mejorcito que había por el barrio.
De hecho la de la foto ya me había dado dos hijas en el momento del "clic". Había ganado ya unos kilitos pero seguía guapa y aún sigue hoy...
Hombre, cuando uno se hace viejo, lo que tiene a su alrededor casi todo lo es y poco puedes exigir si tu mismo eres un trasto pero, cuando uno era joven y aún sin ser un Adonis, pretendió llevarse (y se llevó) a su huerto a lo mejorcito que había por el barrio.
De hecho la de la foto ya me había dado dos hijas en el momento del "clic". Había ganado ya unos kilitos pero seguía guapa y aún sigue hoy...
De todas formas, entonces la delgadez no estaba tan de moda. Y es que no solo triunfan los Adonis.
Cuando uno es joven no tiene que conformarse con lo primero que pasa por la acera, ni tiene que intimidarse ante la belleza. El que la sigue, la consigue y... si es lanzadito, más aún.
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario