12 de julio de 2012

0735- LA MARCHA NEGRA.

Este Blog se solidariza con esas gentes que llevaron a cabo la proeza de desplazarse a pie desde las comarcas mineras astures hasta el centro de Madrid y se une a la gran manifestación de apoyo que han recibido por parte de la población obrera de la capital, así como por los desplazados (familiares y amigos) que han llegado por medios más cómodos y prácticos. Como no podía ser de otra manera, la gente se echó a la calle y quiso apoyar sus quejas por la pérdida de los derechos concedidos por el gobierno anterior a los mineros del carbón. Son momentos difíciles. No podemos olvidar como están las cosas y pretender, con la que está cayendo, que se mantengan subvenciones a un producto obsoleto es una sinrazón. Yo y todo el mundo estamos a favor de que los mineros no pierdan sus puestos de trabajo pero, ¿donde están las garantías recíprocas para el resto de la población?. 

Lo siento mucho, pero la caridad empieza por uno mismo, máxime con la que nos está cayendo con la contaminación de los combustibles fósiles.
De ninguna manera pueden mermarse los sueldos de los mineros y mucho menos reducirse las cantidades a percibir por parte de aquellos a quienes deban jubilarse anticipadamente, siempre y cuando cobren lo mismo que el resto de españoles que tengan los mismos años de cotización. Millones de ciudadanos firmarían de buen grado el cobro de la mitad de esa pensión que los mineros desprecian. 
Se dice, yo no lo sé, que un minero al que se le jubila anticipadamente cobra una pensión de 2.100 euros mensuales. Yo no digo que sea poco o mucho pero, ya que la Constitución dice que todos somos iguales, que se ofrezca esa misma posibilidad a quien acepte jubilarse de otros trabajos con parecida dureza.

Ya no digo a esa edad, puesto que la dureza del trabajo hay que contemplarla, pero por ejemplo a los 60 años y por esa cuantía que los mineros desprecian. Ya sé que ese trabajo es más duro que otros pero, por lo que se ve, bien que quieren continuarlo. 
Ningún trabajo es más duro y peor pagado que el del agricultor. Tierras pobres que hasta hace bien poco (en mi pueblo) esas tierras se trabajaban, con mucho sufrimiento y ninguna compensación. Con cosechas que apenas permitían comer y aún tenía que apartarse un dinero para cotizar una Seguridad Social para el día de mañana cobrar una pensión de miseria (500/600 euros) a fin de seguir malviviendo en la vejez. ¿Es que los derechos solo son para unos pocos?. Claro que esos desgraciados no tenían un Sindicato que les defendiera ni les apoyara. Esos desgraciados no tenían nada ni a nadie, porque ni siquiera podían pagar la cuota que esas organizaciones sindicales demandan.
Pero que nadie olvide que también eran y son españoles. Porque no estoy hablando yo de algo que pasó en siglos anteriores, sino que mucha de esa gente aún vive. Algunos ni siquiera están todavía jubilados y no saben que hacer para poder seguir comiendo hasta el momento en que les llegue la jubilación, si es que la caja de la Seguridad Social tiene dinero para esa fecha, que esa es otra.
Se diga lo que se diga, los españoles no somos demasiado exigentes. Solo pedimos que se nos trate a todos por igual. ¿Es pedir demasiado?.

El hecho de pertenecer o no a una organización sindical no debería ser motivo para recibir mayores o menores prebendas, o que esas organizaciones cubrieran a todos los colectivos. El derecho a la justicia deberíamos tenerlo todos, mineros, agricultores y pastores de cabras, sean sindicalistas o no.
En cuanto a los destrozos que se ocasionan en cada manifestación... Aunque todos sabemos que son causados por gente anti-sistema que no pretenden otra cosa que desestabilizar y causar daño a la sociedad en general, los organizadores de las manifestaciones deberían hacerse responsables de la seguridad y buena práctica del evento, bien contratando el correspondiente seguro o poniendo la vigilancia necesaria que evitase estos destrozos ya habituales. 

Otra cosa a tener en cuenta es que el comerciante que ve destrozado su comercio no tiene la culpa de los problemas de los manifestantes. Es más, también él los sufre en sus carnes y especialmente en su caja. 
Las ventas de gran parte de comercios apenas permiten cubrir los gastos del negocio. 
Son muchos los que algunos meses deben aportar parte de sus ahorros de años atrás para poder seguir adelante, con la esperanza de que vengan tiempos mejores, ¡y sin tirar cohetes ni quemar contenedores!. 
De repente se encuentran con que esos degenerados les rompen un escaparate y hasta incluso les roban mercancía, sin que nadie les indemnice un solo euro por estos daños, que los seguros no cubren normalmente.

Si este razonamiento no les parece suficiente, me pregunto yo si la Comunidad Autónoma de Madrid (en Barcelona ocurre lo mismo) y especialmente el Ayuntamiento de la capital, tiene el por qué sufrir el vandalismo en los bancos de sus plazas, la rotura de semáforos, la quema de los contenedores de basura, el destrozo de las marquesinas de las paradas de autobús y hasta las pedradas a los propios vehículos de la Policía Local que, para su reposición, obligan al recorte de otras prestaciones también necesarias para la ciudadanía y que sin duda pagamos entre todos, pero a los que esa gentuza no colabora con impuesto alguno siendo como son unos golfos que no necesitan trabajar para vivir puesto que (la mayoría) son "hijos de papá". NINIS, se llaman ahora.


En mi pueblo la mayor parte de la tierra está yerma por falta de rentabilidad y somos muchos, yo uno de ellos, que tuve que cerrar mi negocio porque ha quedado obsoleto. Pues bien, cuando una cosa ha quedado obsoleta por falta de rentabilidad debe cerrarse.

Ni yo, en mi caso particular, ni los agricultores que han abandonado los campos porque no sacan beneficio alguno, podemos pretender que el resto de ciudadanos nos paguen la diferencia del valor de mercado de nuestros productos, para que ese trabajo siga siendo rentable. Yo lo siento mucho pero, en mi caso, abandoné un trabajo artesanal familiar de casi un siglo de antigüedad porque aquello que yo producía podía adquirirse de importación a mitad de precio. Contra eso, amigos, no se puede luchar y pretender que con los impuestos de los demás, se sigan financiando trabajos y productos que en otros lugares están a precios más bajos, es dar cabezadas contra una pared de piedra. 

Si las comarcas mineras tienen que abandonar su actividad porque esa producción solo es factible a base de subvenciones, y aún así altamente contaminante, que se abandonen. Al fin y al cabo no estarán ni más ni menos abandonadas de lo que están otras comarcas españolas, donde tampoco se  encuentra salida alguna. ¿Hay túnel más oscuro que una juventud, con varias carreras, que no encuentra sitio alguno en el que trabajar, mientras sus exhaustos abuelos han de seguir trabajando hasta los 67 años?. Me pregunto yo quien está luchando por esa generación de jóvenes, seguramente no sindicados, que morirán de viejos sin poder trabajar en aquello para lo que se prepararon. ¿Que será de su vida y quién les apoya a ellos?. Somos muchos los que sujetaríamos también esa pancarta de la foto, pero no para hablar solo de gobiernos, sino también de Sindicatos. N
os preguntamos qué son y para qué sirven los sindicatos... pero, sobre todo ¡a quienes les sirven!.
Solidarios sí, pero con derechos iguales para todos.

RAFAEL FABREGAT

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