Lo de Muammar al-Gaddafi es de locos. Aún sabiendo que la batalla está perdida de antemano, se resiste con uñas y dientes a salir del lujoso palacio que ha ocupado durante más de 40 años, aprovechándose de la mansedumbre de los libios y del hambre que les ha hecho pasar. Sin embargo todo tiene un límite y el suyo, como el de tantos que han abusado como él, ha finalizado. Como fichas de dominó están cayendo uno tras otro. Los tiempos han cambiado y aquellos corderos dóciles de antaño, se han cansado de padecer hambre y de ver como el pastor gasta el dinero a espuertas. La gente está dispuesta a sufrir cuando no hay más remedio pero, que potencias petrolíferas hagan pasar hambre a sus súbditos, es algo que clama al cielo.
La ignorancia y el miedo de antaño ha finalizado. El mundo de las comunicaciones ha llevado la información a todos los rincones del planeta y la gente está más que harta de la desfachatez de sus gobernantes. Primero fue Túnez, después Egipto y ahora Libia. ¿Quién será el siguiente?.
Todos sabemos quien es Gaddafi y de lo que es capaz. Si alguna duda podíamos tener, el ametrallamiento de la población como defensa de sus intereses, lo ha dejado bien claro. Si es posible arrancar del poder a este elemento, está claro que todo es posible y que tras él irán cayendo otros de parecida catadura. Una cosa es que el mercenario se auto-proclame rey y otra muy distinta que se dedique a amasar fortunas inmensas mientras el resto de la población está pasando hambre.
Veremos qué pasa con Gaddafi. Los informativos nos dicen que el susodicho elemento se ha hecho fuerte en la capital del país y que, protegido por los militares que le son fieles, está agazapado en Trípoli en una lucha sin cuartel. Con un primer cálculo, que al parecer supera ya los 4.000 muertos, la ONU pide al tribunal de La Haya que se le persiga por crímenes contra la humanidad, lo que equivale a decir que las fuerzas internacionales le dan ya definitivamente la espalda. ¿Qué adelantará pues, matando más gente? Su crueldad ha quedado demostrada con sus acciones. Emplear la violencia contra su propio pueblo es algo que solo un loco puede hacer. Si le quedara un mínimo de dignidad y de cordura, abandonaría el cargo y el país, dejando paso libre al pueblo libio que ya no tiene otra meta más que establecer la democracia.
El reloj juega en su contra. Los dictadores no tienen futuro y aunque alguno de ellos siga agazapado en el poder, difícil será que se eternicen en el cargo como han hecho hasta ahora. Lo de las monarquías parlamentarias, aunque con alguna reticencia todavía se va aceptando, pero las soberanías y las dictaduras caciquistas pertenecen a sistemas de gobierno que ya no tienen cabida en el mundo de hoy.
Tardará mucho o poco, pero Gaddafi tendrá que abandonar, a las buenas o a las malas. Todos sabemos (él también) que esto no tiene marcha atrás. Y todos aquellos que estén en situación parecida, bueno sería que empezaran a tomar medidas para saciar el hambre de sus súbditos y darles alguna alegría, no sea cosa que detrás sean ellos los que vayan a la calle. Al menos, si lo hacen, que sea por la puerta grande y no de la forma en que Gaddafi tendrá que abandonarlo, que será por la de atrás y quizás dentro de una caja de madera.
De todas formas, creo que tan loco no debe estar...
CONDILL
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