No voy a escribir sobre antropología y tampoco de lo que podría ser la vida posterior a un desastre nuclear en cadena, que acabara con la inhumana humanidad que puebla nuestro planeta. No es eso, no. A solo dos días de haber escrito, nada menos que dos entradas, sobre el desastre del pueblo libio, algo en mi interior me obliga a hacerlo de nuevo. Sin embargo, en el día de hoy no voy a dedicar una sola línea al estrafalario dictador, que masacra a todos cuantos no están de acuerdo con su forma de proceder. ¡Como ese hay muchos otros! Mi entrada es para recalcar la desfachatez y la sinvergüencería de rusos y alemanes que, con su avaricia carroñera, han permitido los bombardeos indiscriminados del "Buitre del desierto" y el exterminio de miles de habitantes de Libia; sin contar todas las que serán ejecutadas tras la contienda, por el solo hecho de oponerse a este elemento sin escrúpulos.
Es a esos dirigentes (permisivos por interés) a quienes yo llamo "La podredumbre de la humanidad", por no emplear palabras malsonantes. Para aumentar el bloqueo de los bienes libios todos están de acuerdo, pero para parar la guerra...
A pesar de los antecedentes que tenemos de la II Guerra Mundial en general y de Hitler en particular, no era esa la opinión que un servidor tenía de los alemanes, a los que siempre he considerado luchadores sin parangón y raza ejemplar, capaz de renacer de las cenizas cual mitológica ave Fénix que, emulando al sol, muere y revive en cada jornada.
No queriendo ser injusto, me es obligado seguir pensando lo mismo de un pueblo capaz de rehacerse ante cualquier desgracia que sufra, pero en mi interior algo me dice que sus dirigentes llevan en su interior buena parte de la avaricia de aquel pueblo judío que tanto despreciaron, así como del verdugo que los masacró. Su sentido de la usura les obliga a cerrar los ojos ante las desgracias ajenas, siempre que esas desgracias supongan para ellos el menor beneficio. Nunca pensé que a un pueblo, que yo tenía en el puesto más alto de los retablos catedralicios, le hiciera falta la desgracia de los demás para lograr esos objetivos. Nada tengo que decir de los dirigentes rusos, puesto que a ellos no les tuve nunca en miras tan altas, pero sin embargo ambos pueblos no deben ser tan distintos. El refranero español, que no se equivoca nunca y lo dice bien clarito... "Dime con quien andas y te diré quien eres".
Así ha caminado siempre el mundo y así seguirá haciéndolo. Sin embargo, ya en el siglo XXI de nuestra era, los ingenuos como yo creíamos que este estado de cosas estaba ya superado. En un momento tan adelantado de la humanidad, daba la impresión que las guerras y las injusticias medievales ya no tenían cabida. Sin embargo a la vista está de que estaba equivocado. Estamos donde estábamos, es decir, el pez grande se come al chico y si puede te robará también los zapatos aunque no dejes de caminar. Lo de "aquí te pillo aquí te mato" sigue estando vigente, si detrás existe el más mínimo beneficio. Sin embargo, con ser grave aún no es lo peor. Lo lamentable es que nadie dé un golpe sobre la mesa y diga ¡basta ya!. "El que calla otorga" y es por tanto culpable también. Está claro de que egoístas somos todos. Pero lo de lucrarse con la muerte de miles de seres humanos, clama al cielo.
Las tragaderas de algunos miembros del G-8 y especialmente los dirigentes de Rusia y Alemania, superan con creces la "boca de túnel" de la foto ¡y más feas y desagradables, además!.
A esta clase de elementos que, como de costumbre, dejan bien a las claras sus ilimitadas ansias de poder, habría también que perseguirles como "Criminales de guerra". Aquel a quien se quiere juzgar como tal, nada hubiera llevado a la práctica sin el apoyo pasivo de estos dirigentes, por lo tanto, ¿quién es el verdadero criminal?. ¿No son acaso quienes, con su pasividad, han permitido que tal masacre sucediera? Recordemos que en ningún momento de la historia se ha condenado al verdugo por serlo. En todos los casos el verdugo es el ejecutante, pero no el ejecutor. El artífice de que a un inocente se le corte el cuello, es quien ordena o permite que el verdugo lleve a cabo la máxima pena.
Al amparo de la desgracia mundial, cebada en el terremoto de Japón y sus consecuencias de tsunami sin precedentes y escape nuclear, Gadafi queda en segundo plano y con la permisividad de rusos y alemanes que impiden el bloqueo de su espacio aéreo, el verdugo siega miles de vidas, recupera el control del país y cercena los cuellos de cuantos osaron oponerse a sus desmanes. ¿Donde queda la democracia?
Libia lucha por apartar al tirano y ve resignada que el mundo, que se autoproclama democrático, lejos de ayudarle se reparte sus riquezas. Rusia no da abasto a las exportaciones de crudo y gas a precios de escándalo, al tiempo que Alemania mantiene su disposición a seguir controlando fondos libios, como si de propios se tratara. Mientras tanto... Francia y Reino Unido se lamentan, Estados Unidos calla y Canadá e Italia, más modestos, quedan en silencio dando por buenas las opiniones de "los grandes", al tiempo que Japón...
Es obligado que, en este caso, seamos algo más benévolos con Japón, puesto que no les quedan fuerzas para pensar un segundo en el sufrimiento ajeno. ¡Bastante tienen con lo suyo!
RAFAEL FABREGAT
A pesar de los antecedentes que tenemos de la II Guerra Mundial en general y de Hitler en particular, no era esa la opinión que un servidor tenía de los alemanes, a los que siempre he considerado luchadores sin parangón y raza ejemplar, capaz de renacer de las cenizas cual mitológica ave Fénix que, emulando al sol, muere y revive en cada jornada.
No queriendo ser injusto, me es obligado seguir pensando lo mismo de un pueblo capaz de rehacerse ante cualquier desgracia que sufra, pero en mi interior algo me dice que sus dirigentes llevan en su interior buena parte de la avaricia de aquel pueblo judío que tanto despreciaron, así como del verdugo que los masacró. Su sentido de la usura les obliga a cerrar los ojos ante las desgracias ajenas, siempre que esas desgracias supongan para ellos el menor beneficio. Nunca pensé que a un pueblo, que yo tenía en el puesto más alto de los retablos catedralicios, le hiciera falta la desgracia de los demás para lograr esos objetivos. Nada tengo que decir de los dirigentes rusos, puesto que a ellos no les tuve nunca en miras tan altas, pero sin embargo ambos pueblos no deben ser tan distintos. El refranero español, que no se equivoca nunca y lo dice bien clarito... "Dime con quien andas y te diré quien eres".
Así ha caminado siempre el mundo y así seguirá haciéndolo. Sin embargo, ya en el siglo XXI de nuestra era, los ingenuos como yo creíamos que este estado de cosas estaba ya superado. En un momento tan adelantado de la humanidad, daba la impresión que las guerras y las injusticias medievales ya no tenían cabida. Sin embargo a la vista está de que estaba equivocado. Estamos donde estábamos, es decir, el pez grande se come al chico y si puede te robará también los zapatos aunque no dejes de caminar. Lo de "aquí te pillo aquí te mato" sigue estando vigente, si detrás existe el más mínimo beneficio. Sin embargo, con ser grave aún no es lo peor. Lo lamentable es que nadie dé un golpe sobre la mesa y diga ¡basta ya!. "El que calla otorga" y es por tanto culpable también. Está claro de que egoístas somos todos. Pero lo de lucrarse con la muerte de miles de seres humanos, clama al cielo.
Las tragaderas de algunos miembros del G-8 y especialmente los dirigentes de Rusia y Alemania, superan con creces la "boca de túnel" de la foto ¡y más feas y desagradables, además!.
A esta clase de elementos que, como de costumbre, dejan bien a las claras sus ilimitadas ansias de poder, habría también que perseguirles como "Criminales de guerra". Aquel a quien se quiere juzgar como tal, nada hubiera llevado a la práctica sin el apoyo pasivo de estos dirigentes, por lo tanto, ¿quién es el verdadero criminal?. ¿No son acaso quienes, con su pasividad, han permitido que tal masacre sucediera? Recordemos que en ningún momento de la historia se ha condenado al verdugo por serlo. En todos los casos el verdugo es el ejecutante, pero no el ejecutor. El artífice de que a un inocente se le corte el cuello, es quien ordena o permite que el verdugo lleve a cabo la máxima pena.
Al amparo de la desgracia mundial, cebada en el terremoto de Japón y sus consecuencias de tsunami sin precedentes y escape nuclear, Gadafi queda en segundo plano y con la permisividad de rusos y alemanes que impiden el bloqueo de su espacio aéreo, el verdugo siega miles de vidas, recupera el control del país y cercena los cuellos de cuantos osaron oponerse a sus desmanes. ¿Donde queda la democracia?
Libia lucha por apartar al tirano y ve resignada que el mundo, que se autoproclama democrático, lejos de ayudarle se reparte sus riquezas. Rusia no da abasto a las exportaciones de crudo y gas a precios de escándalo, al tiempo que Alemania mantiene su disposición a seguir controlando fondos libios, como si de propios se tratara. Mientras tanto... Francia y Reino Unido se lamentan, Estados Unidos calla y Canadá e Italia, más modestos, quedan en silencio dando por buenas las opiniones de "los grandes", al tiempo que Japón...
Es obligado que, en este caso, seamos algo más benévolos con Japón, puesto que no les quedan fuerzas para pensar un segundo en el sufrimiento ajeno. ¡Bastante tienen con lo suyo!
RAFAEL FABREGAT
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