Cuando escribo esta entrada, primera hora del viernes 11 de Febrero de 2.011, mi anuncio del día de ayer no se ha llevado a cabo. La manzana, cuando está madura, cae del árbol; pero no ha sido el caso y todavía verde, sigue fuertemente cogida a la rama que la hizo crecer. ¡Ay Mubarak, menos mal que prometiste no agazaparte al poder...!
Personalmente me ha defraudado este personaje. Aquel, a quién tanta gente le consideraba un gran estadista, está demostrando una vez más ser un dictador sin escrúpulos. Un tirano a quien no le importa que se derrame la sangre del pueblo, por culpa de su avaricia de poder. ¿Acaso no se da cuenta del rencor que le profesan?. Con 82 años cumplidos, cierra los ojos ante la sangre que cada día se derrama por culpa de su soberbia y sigue adelante con su sueño de no dimitir. ¡Simples locos cegados por su falta de escrúpulos a quienes la vida de los demás no les importa en absoluto!. Arrogantes que no ven más allá de su propio interés y afán de protagonismo.
Para estos fátuos personajes, abandonar el poder por imposición de los demás es mucho peor que la muerte. Su orgullo se lo impide. ¿Donde y como vivir lo que le reste de vida, expulsado de su país como perro callejero?. Para nadie y menos para gentes como él, sería eso vivir. Desde su punto de vista es probable que prefiera la muerte y, también desde su punto de vista, mejor morir matando.
Que su cabezonería haga peligrar la paz de su pueblo y del mundo, parece importarle poco. Hasta es probable que pueda satisfacerle que su negativa provoque gran número de muertos y hasta una guerra civil. Esto le indicaría que son muchos sus partidarios y que su lucha es justa y legal. Dice que no se aferra al poder, si no a la protección de la Constitución... ¡Pobre loco!.
Y mientras tanto, ¿qué hace el ejército?. Una vez más, salvar sus privilegios. Quedarse agazapado a la espera de acontecimientos, estudiando quien lleva mejores cartas para, cuando acabe la partida, tener posición segura en el bando vencedor. Mierda de vida, mierda de mundo en el que, el instinto de supervivencia, nos impide valorar y apoyar la justicia.
Cuantos han sido los que, sobrevalorando su hombría política, pensamos ayer que abandonaría el cargo antes de 24 horas. ¡Qué decepción y qué falta de vergüenza!. Hombres como este, que quieren pasar a la historia como grandes mandatarios, cierran los ojos a su ambición por estar sentados unos días más en el sillón de la vergüenza.
Ese sillón (Mubarak) ya no es el mismo sillón que has ocupado hasta ahora. Está manchado de mierda y de sangre, la sangre de tu pueblo, una sangre que ya te impedirá tener satisfacción alguna por ocuparlo. ¿Es que no lo ves?.
No tiene remedio, no hay marcha atrás. Ayer fue tu última oportunidad de marchar con una pizca de honor. Cada día que pase, será más difícil que esa oportunidad se repita y más probable que lo hagas de forma vergonzosa, si no con los pies por delante. En esas condiciones, ¿por qué ese afán de seguir?. Tu, naturalmente, tienes tu verdad; una verdad que no es la que el pueblo ve en tu persona. Llegados a este punto, ¡abandona el poder! y que otros intenten seguir un camino que ya no es el tuyo.
Son muchos los que conocen y aprecian todo lo que has hecho por Egipto, pero tu tiempo ha concluido. En Noviembre del 2010 ya no debiste presentarte a las elecciones. Era el momento para salir por la puerta grande, con la cabeza alta y el aprecio de todos los estadistas mundiales. Ahora... ¿Cuando y como será tu salida?. Es increíble que personas como tú, que se suponen de una inteligencia extraordinaria, lleguen a este punto sin retorno. ¡Qué grandioso debe ser el poder, para que mentes tan privilegiadas pierdan el norte...!
RAFAEL FABREGAT
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