De la misma forma que hay mucha gente que morirán de viejos sin verlo, también hay otros muchos que lo han visto más de una vez. Tal como reza el título de esta entrada, antes de sentarte en la taza del inodoro mira pues son muchas las opciones de que puedas ver alguna rata nadando tranquilamente, con el consiguiente susto para quien va con prisas a lugar tan familiar para todos. Se ha demostrado que para una rata, no importa su tamaño, es sumamente fácil ascender desde las alcantarillas hasta la taza de nuestro inodoro. Gracias a sus finas uñas y a su envidiable agilidad los roedores pueden ascender por tuberías totalmente verticales sin problema alguno.
Quien escribe esto sufrió hace ya muchos años una invasión de ratones de gran tamaño en su desván, sin poder imaginar cómo y por donde habían accedido al mismo, máxime teniendo en cuenta que entre el almacén y garaje de la planta baja y el citado desván hay una vivienda, siempre correctamente cerrada y por la que estaba claro que aquellos grandes ratones no habían pasado. Más tarde se averiguó que los roedores habían subido desde la calle por el canalón de desagüe de la cubierta de la casa, unos 10 metros de altura, que recogía el agua de lluvia en un pequeño terrado que tenía este desván para tender la ropa tras su lavado.
Como he dicho antes estos grandes ratones (200/300 gr.) habían accedido desde la calle hasta el desván pero, de la misma manera, hubieran podido hacerlo desde las alcantarillas al inodoro. En un momento determinado, estos asquerosos animalitos pueden reducir su caja torácica y pasar por agujeros de diámetro muy inferior al de su cuerpo, hasta el punto de que una rata de tamaño medio puede pasar por huecos del tamaño de una moneda. ¿Y qué pasa con el agua? -se preguntarán. Pues nada, no hay problema alguno puesto que aguantan perfectamente sin respirar más de tres minutos. Si les llega una avalancha de agua, se agarran y cuando se vacía la tubería siguen su marcha. Cuando llegan al sifón del inodoro incluso se permiten hacer una parada de descanso puesto que allí siempre hay una buena burbuja de aire. Llegados a este punto el animalito no suele salir más allá, pero puede quedarse en el sifón tanto como le apetezca puesto que allí tiene todo lo que necesita para vivir.
Además de agua en abundancia, de vez en cuando los humanos les obsequian con una dosis de excrementos que son para ellas una auténtica delicia repleta de nutrientes. Así pues, si es usted alguno de los mortales que en determinado momento se encuentra con una rata viva en la taza del WC, no se preocupe en absoluto ni llame al servicio de recogida de animales. Tire de la cadena y ya está. Claro que esto solo vale en el caso de pequeños roedores, ratas de tamaño pequeño a mediano. Cuando se trata de ratones grandes la cosa se complica por dos razones bien diferentes. En primer lugar por su posible mordedura, de resultado incierto debido a la peligrosa infección de la herida y en segundo lugar porque las ratas grandes sí que salen del inodoro sin ninguna dificultad. ¡Uy que miedo...!
RAFAEL FABREGAT
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