No sé por qué hablamos de economía si para nada sirve nuestra opinión. La economía la manejan entre cuatro y son ellos quienes mueven los hilos a su antojo y conveniencia.
Si esto es así... ¡que lo es!, cuanto más hablemos más les hacemos reír.
Y lo que más les divierte es que nos apretemos un punto más el cinturón, ya que ello revierte en un mayor ahorro y más ingresos en el banco de donde ellos lo sacarán para aumentar sus beneficios y sus risas. Ya sé que ese minúsculo ahorro que metemos en la Cartilla del banco significa nuestra tranquilidad y por lo tanto juega para nosotros un papel psicológico importante, pero eso no impide que nos dé cien patadas en el trasero el hecho de que su burla sea inevitable.
No me negarán que resulta bochornoso que, en el mal momento económico que estamos atravesando, los Bancos estén ganando más dinero que nunca. Miles de millones mensuales mientras tantísima gente está perdiendo sus casas, por no poder hacer frente a los recibos de una hipoteca suscrita en tiempos de bonanza, engañados por el propio Banco y por los Políticos que nos hicieron creer que todo era posible y que ahora apenas pueden llegar a fin de mes.
Una época y unos gobernantes que dicen defender el interés social cuando en realidad está apoyando las iniciativas de las grandes superficies y está obligando a cerrar los establecimientos detallistas de toda índole.
Es una vergüenza, una canallada que los políticos apoyan porque forman parte de esa tela de araña que todo lo envuelve.
Políticos y Banqueros, socios y familiares luchan en una misma dirección, la de llevarse la totalidad de la tarta a sus casas. Para ellos el resto de los mortales somos simples números y piezas de la maquinaria que ellos manejan a su antojo.
¿Qué hacer? es la pregunta de todos... ¡Nada!
Poco o nada es lo que podemos hacer. Antes se salía a la calle y hasta se hacían revoluciones, pero los tiempos han cambiado. Ante la imposibilidad de educarnos individualmente a su conveniencia, esos mismos que ahora nos chupan la sangre son los que pusieron los repetidores para que la televisión llegara a todos los hogares. Es la forma más práctica y barata de educarnos a su conveniencia. Primero nos enseñar las ventajas de tener el alimento fresco y después nos vender el frigorífico. Esto viene de muy atrás. La cosecha no viene de hoy para mañana. Primero sembraron las necesidades para después vendernos las soluciones y cuando todo ese mecanismo ya está en marcha y sin posibilidad de volver atrás, instalaron la globalización, pero ¡ojo al perro que le falta la comida!. Yo (pobre de mí) no amenazo a nadie, pero atención, deberán ser muy cautos e inteligentes (que lo son) y no dejar que la avaricia "rompa su saco", ya que esa revolución a la que antes he aludido y que actualmente consideramos impensable, puede producirse si la comida empieza a escasear.
La gente está tranquila cuando vive bien y hasta se mantiene en sus casas mientras le das unas migajas para comer, pero que procuren esos sinvergüenzas que las migajas no falten ¡porque como lleguen a faltar! veremos a donde irá a parar todo esto.
La gente es tan dócil, que esos cretinos han llegado a pensar que es tonta ¡y tonta no es!. Es cómoda, eso sí, demasiado cómoda. La gente parece ignorar que con una sola hora de trabajo semanal sobra producción para hacer frente a todos los gastos que uno es capaz de realizar en ese tiempo, que todas las horas sobrantes se las llevan entre unos y otros. Pero la gente no quiere complicarse la vida y aunque conoce la problemática, ¡mientras tengamos suficiente para vivir con comodidad...! Y mientras tanto los zánganos cada día más gordos.
¡Y hay algunos partidos que se atreven a decir que son de izquierdas...! Que solo velan por los intereses de la ciudadanía, que solo les interesa lo social, ¡qué burla a nuestra inteligencia! ¿Pero es que alguien piensa que hay políticos así?. Eso amigos, no existe.
No hay un solo partido que piense en mejorar la vida del pueblo. Sea cual sea su signo y su nombre. Por si hay alguna duda al respecto, miremos hacia los gobiernos de los países comunistas, aquellos que sobre el papel eran quienes mejor iban a representar al trabajador. Veremos de inmediato que solo los dirigentes sacaron provecho.
Las naciones que implantaron esa forma de gobierno fueron justamente las que más miseria acumularon. Políticos y Banca son una misma cosa; carroñeros que se dan el festín a costa de los débiles que caen cada día en sus garras.
Yo también fui un día a pedir dinero a los Bancos y lo hice con reparo como el que va a pedir limosna. Me sorprendió que tras las pertinentes negociaciones me acompañara el director a la salida y me abriera la puerta. Después medité sobre lo acontecido y se encendió la bombilla. ¡Claro! ¿Qué serían los Bancos, sin aquellos locos soñadores que piden su favor y lo pagan a precio de oro?. La Banca es, como siempre ha sido, aquel usurero que tantas veces hemos visto en el cine de antaño; habitación en tinieblas que todo lo envuelven, mesa llenas de papeles y una simple vela como única luz necesaria para desvalijar al menesteroso, que ve la salvación en un crédito que no hace otra cosa que asfixiarle más cada día.
Sudor y lágrimas con las que el usurero se baña en un beneficio desproporcionado, mientras el miserable soñador lucha 24 horas al día para pagarle y subsistir.
No hay nada nuevo bajo el sol, hace miles de años ya era así y parecemos empeñados en creer que lo que ocurre hoy es algo nuevo. ¡No lo es! Es más de lo mismo, lo de siempre. Nadie puede ni debe esperar que otro luche por nosotros. No es lógico ni posible. Todos luchan por y para ellos y no podemos criticarles por ello. Si hay algo que criticar o que lamentar es la ignorancia de aquellos que piensan que alguien les sacará las castañas del fuego. ¡Si quieres comerlas tendrás que sacártelas tú!. No digo que nadie deje de votar. La Democracia es la menos mala de todas las formas de gobierno. Como todas, es también una Dictadura ¡faltaría más! pero una dictadura que puedes cambiar a los cuatro años de haberse instalado en el poder.
¡Algo es algo! Los pobres... ¡Nos conformamos con tan poco...!
RAFAEL FABREGAT
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