Sunland es el baobab más "gordo" del mundo y también uno de los más viejos...
No me gusta asegurar las cosas que desconozco pero, según los datos, el "arbolito" tiene 47 metros de circunferencia y 6.000 años de antigüedad.
El primer dato lo aportan los testigos que lo han visitado in situ y el segundo la prueba del carbono 14.
Tendremos por tanto que fiarnos de lo que nos dicen ya que, puestos a desconfiar, no podríamos creer nada de lo que nos cuentan y solo la mitad de lo visto.
Desde luego, a simple vista, las medidas son impresionantes. Se dice que el baobab es un árbol que discutió con los dioses y éstos se ofendieron de tal modo que lo plantaron al revés, o sea, con las raíces hacia arriba...
Este en particular está ubicado en una finca de la familia Van Heerden que son quienes cuidan de él y de su entorno y quienes explotan el negocio de hostelería. Este fenómeno de la naturaleza, convertido actualmente en una atracción turística, se encuentra en Modjadjiskloof, en la provincia de Limpopo (Sudáfrica) que toma su nombre del río que la atraviesa.
Sabiendo que esta variedad de árbol tiende a ahuecarse en su interior, no debe extrañarnos que de tal fenómeno se hayan aprovechado sus dueños para situar un Bar en el corazón de su tronco y aumentar, aún más si cabe, la singularidad del mismo.
Naturalmente no es que haya allí un restaurante de carretera pero, por lo visto, si que hay capacidad para una docena larga de clientes que pueden tomarse en su interior cualquier refresco o unas cañas de cerveza bien fresca, con o sin tapa.
El Bar fue abierto en 1.933 y como se ha dicho antes, no se excavó para dar cabida al citado negocio, sino que estos árboles tienden a ahuecarse cuando envejecen y por lo tanto el espacio estaba disponible sin trabajo alguno.
Por lo visto Sunland, que es el nombre con el que bautizaron en su momento a este baobab, no se ve afectado en absoluto por la permanente entrada de clientes al interior de su tronco, a pesar de que se permita fumar en sus entrañas. De hecho el local tiene dimensión suficiente para dar cabida con cierta holgura a unas 15 personas, con sus correspondientes mesas y sillas.
Pero eso no es todo ya que, el Bar dispone de su correspondiente terraza en la que no faltan otras tantas mesas donde degustar cualquier refresco al amparo de su tupida sombra.
En fin, una rareza que deleita a cuantos se acercan a visitarla y una cita obligada para todos cuantos pasan por la comarca. De todas formas la zona, todo hay que decirlo, no es un territorio perdido en la sabana africana...
Al tener frontera con Zimbabwe la cruza la N-1 procedente de Johannesburgo y la convierte en la ruta comercial por tierra más activa del continente; con excelentes caminos, ferrocarril y aeropuerto internacional en Polokwane, que es la capital provincial. Esta ciudad es una de las más activas de Sudáfrica y su provincia la cuna de los baobab, los árboles más grandes de África. En las proximidades hay restos de poblados prehistóricos que hablan de la posibilidad de ser cuna de la humanidad. Actualmente una buena parte del turismo provincial acude a la caza de animales salvajes, entre ellos el viejo rinoceronte. En fin, dejemos este tema que no es precisamente de mi devoción y volvamos al que nos ocupa... Sunland es sin duda el baobab más grande del mundo, pero la zona da cobijo a muchos otros ejemplares de tamaño considerable que, como habrán intuido, no tienen bar...
Exceptuando las exclamaciones de asombro y las miles de fotos que cada año recogen tan asombroso fenómeno, ningún elemento negativo sufre el árbol o sus moradores por lo que sus 22 metros de altura se llenan de flores cada primavera y hasta las aves de la zona acuden a él para anidar.
Con un tronco partido en dos direcciones diferentes, el Bar dispone de local para los clientes en la zona principal y cocina y servicios en el tronco posterior. Todo un chollo. El dueño del Bar y propietario del árbol y finca adyacente, dice estar contento pues sin necesidad de aparato alguno mantiene una temperatura constante en su local y carece absolutamente de goteras ya que está protegido en todo su perímetro por paredes de madera de un mínimo de dos metros de espesor. Según declaraciones del mismo patrono, económicamente tampoco le va demasiado mal ya que ronda las 7.000 consumiciones mensuales, una cifra muy importante para estas latitudes. Los curiosos aumentan cada año, ya que no todos los días tiene uno la oportunidad de tomarse unas cervezas, ¡dentro de un árbol...!
RAFAEL FABREGAT
No hay comentarios:
Publicar un comentario