¡Que grande es el mundo de las setas, para los que tenemos esta afición! Y, por lo que se ve, al menos en España no es ésta una afición de cuatro chalados porque, en algunas partes del bosque, casi nos rozamos con los codos unos a otros; lo que quiere decir que no somos cuatro, si no cuatro millones y seguramente me quedo corto.
En lo que respecta a las setas... ¡Que diversidad! ¡Que explosión de colores! Y en lo concerniente a quienes las buscamos... ¡Que compañerismo si alguien tiene un problema...! Aunque también hay que decir que, naturalmente, la competitividad... ¡a tope! Si alguien te pregunta, informar ¡Siempre! Pero, la verdad... ¡Solo si te preguntan sobre la toxicidad de un ejemplar, ó hacia donde está el camino de salida!... (Es broma)
Mi mujer y yo hemos hecho de la búsqueda de las setas una fiesta, puesto que, si recoger esas maravillas de la naturaleza ya es un disfrute extraordinario, invariablemente, la recogida finaliza con una excelente comida en cualquier restaurante próximo a la zona de recolección, que es la guinda de la jornada.
El día de la foto -todo hay que decirlo- éramos cinco, aunque se recogieron 45 kilos en menos de dos horas. Yo jamás había visto tantos rovellones ni tan grandes como ese día.
Nuestros padres, grandes aficionados, quizás porque llovía más que ahora y no les era de necesidad, nunca se alejaron de nuestro término municipal (Cabanes) ni adquirieron conocimiento de otras variedades comestibles, que no fueran el típico rovellón, la morena, la camiseca y poco más.
A las pocas clases de setas comestibles que nuestros padres recolectaban (para ellos el resto eran desconocidas y por lo tanto venenosas) mi mujer y yo, hemos ido sumando a lo largo de los años más de 30 especies diferentes, todas ellas comestibles, algunas de ellas de excelente calidad y todas recolectables en nuestra provincia (Castellón) aunque hay que decir que por cantidad de kilos y variedades y por la comodidad en la búsqueda, puesto que allí no hay matorral, nos merece la pena desplazarnos un poco más al norte (provincia de Teruel) que, para nosotros, no está tan lejos.
Cuando nuestros conocimientos eran más escasos que ahora y la recogida se limitaba a nuestro término municipal y adyacentes, debido a las frecuentes sequías, tras una mañana de búsqueda era bastante habitual llegar a casa con apenas un plato de rovellones.
De todas formas, aunque ya desde muy jóvenes conocíamos zonas de diferentes pueblos del norte de la provincia de Castellón y sur de la de Teruel, también allí hay años de sequía y había que "ponerse las pilas" en la ampliación del conocimiento sobre variedades comestibles, por lo que nos pusimos manos a la obra comprando libros sobre el tema y contrastando posteriormente, con otros buscadores y lugareños, los conocimientos adquiridos.
¡Hay tantas variedades mejores que el rovellón...! Claro que el asunto era complicado y peligroso, por el extraordinario parecido de algunas especies (unas excelentes y otras tremendamente tóxicas) que, cuando las conoces suficientemente, ya no son tan parecidas. Aunque es de gran ayuda, un libro de especies no es nada, salvo que después (sobre el terreno, con las setas a la vista y acompañado de un entendido en la materia) se puedan confirmar de forma feaciente sus características y comestibilidad.
Desde hace menos de una década, que nos empeñamos en ampliar nuestro conocimiento sobre las distintas variedades de setas comestibles, no ha habido año en que no hayamos añadido a nuestra lista alguna especie nueva.
Al conocimiento de estas especies de calidad excelente, se suman algunas que, no siendo venenosas, tienen un escaso valor gastronómico y que solo admiten su recolección cuando no hay otra cosa mejor; después están las que tienen alguna toxicidad y tras éstas las totalmente venenosas.
Es importante conocer el máximo posible de especies y sobre todo, las tóxicas. Con este conocimiento "garantizamos" el llenado de la cesta y evitamos sustos innecesarios.
No vamos a hablar de cosas raras como la de la foto adjunta pero, sintetizando al máximo, cabe decir que en nuestra zona de recolección, entre otras, tenemos como comestibles las variedades...
- CEP - Boletus Edulis
- BOLET DE PI - Boletus Pinícola
- BARBUDA - Coprino
- XAMPINYÓ SILVESTRE - Agáricus
- MORENA - Agáricus negro
- BABÓS BLANC - Agáricus blanco
- CAMAGROC - Cantharella
- PEU BLAU - Lepista nuda
- MARÇENC - Higrópurus
- ROVELLÓ DE PI BLANC ó ESCLATASSANG -Lactario
- ROVELLÓ DE PI NEGRE ó NÍSCAL - Lactario deliciosus
- LLANEGA - Higróporus Latitabundus
- APAGALLUMS - Macrolepiota
- CAMISECA - Lepiota pequeña
- SETA DE CARD - Pleurotus
- SETA DE XOP - Agocybe Aegerita
- FREDOLIC GRAN - Tricholoma
- NEGRILLA - Tricholoma terreum
- LLENGUA DE VACA - Hydnum repandum
- SENDERUELA - Marasmius
- BOLET ANELLAT ó DE CALCETA- Suillus granulatus
- PEU DE PERDIU - Chroogomphus rutilus
Y algunas variedades más que, repito, garantizan no solo el llenado de la cesta, si no la degustación de ejemplares de calidad reconocida por todos los entendidos y que, aún hoy, la inmensa mayoría de buscadores dejan en el bosque creyendo que son tóxicos. La mayor parte de las variedades citadas y otras que dejo en el tintero, están calificadas como de calidad excelente y las tenemos a nuestra disposición en las proximidades. No hay pues ninguna razón para no disfrutar de una mañana campestre de domingo, de sano y pausado ejercicio y que puede disfrutarse conjuntamente con toda la familia. ¿Alguien da más por menos?
De todas formas hay que decir que, lamentablemente, por estas zonas descritas el asunto se está complicando; no ya por el hecho de cobrar por la búsqueda, que es una cosa que ya empezamos a aceptar... ¡qué remedio! si no porque últimamente se aprecia un cierto rechazo a la presencia de buscadores, por parte de los lugareños y eso, aunque es probable que pueda haber algún pequeño vandalismo, no es aceptable, ya que las actitudes deberían ser justamente las contrarias. Cerrarse solo conduce a enfrentamientos y situaciones desagradables. Si quieren que su pueblo prospere, al foráneo hay que recibirlo con los brazos abiertos, no con malas caras. Éste, por mucho que pretenda no gastar, siempre deja algo... El bar, la panadería, la carnicería..., ¡e incluso patatas y rovellones!, porque todos no llenan la cesta y todos quieren volver a su casa con ésta llena.
La gente costera, lo tenemos más claro. Aquí también viene de todo, buenos y malos, unos que gastan y otros que van por las fincas cargando lo que se tercie. Y, aún así, ¡a nadie se le cobra por bañarse en la playa! Aquí solo hay llamadas (publicidad) para intentar que cada día vengan más. Un punto de vista bastante diferente... ¿verdad?
EL ÚLTIMO CONDILL
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